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Antón Castro

ACERCA DE JOSÉ MARÍA HERNÁNDEZ PARDOS Y SU HIJO EL PINTOR

ACERCA DE JOSÉ MARÍA HERNÁNDEZ PARDOS Y SU HIJO EL PINTOR

Esa mujer excepcional llamada Cruz Barrio, la embajadora de Aragón en Cataluña (¿Nadie habrá pensado nunca en ella para una medalla al trabajo y a la infinita querencia por este pequeño país de polvo, cierzo, niebla y sol? ¿De qué le servirán a don Marcelino y a don José Ángel tantos asesores, tantas cabecitas locas que piensan?), me llamó ayer para saber si había escrito de Joan Hernández Pijuán, para saber cómo habíamos tratado la muerte del finísimo y personal artista, que alternó bellamente la docencia con la creación. Me habría gustado decirle que me había hablado mucho de él Ricardo Calero, que he visto  varias de sus exposiciones y que me gustaba mucho el hecho de que un pintor tan geométrico y delicado como él, casi evanescente en ocasiones, un pintor en fuga con su materia, dijese que no era abstracto y que precisaba de la realidad para crear, que necesitaba afirmar los pies en el suelo para crecer y expandirse en el lienzo. Le dije que no había escrito nada en “Heraldo” ni en mi blog. Y se quedó bastante decepcionada. Y yo me quedé más desolado aún con su decepción. Me dijo que Hernández Pijuán era un hombre exquisito, de una bondad y un encanto increíble, un ángel de sólida inspiración, y de una belleza varonil casi de galán de cine con sus alegres rizos, ya blancos en los últimos años, al viento.

 Agregó: “Además, por sus vinculaciones aragonesas, esperaba que hicieras algo especial”. Al principio, lo confieso, pensé que se refería a las distintas exposiciones que había hecho en la Luzán, en Libros, creo que hasta cuatro veces, o en el Banco Zaragozano. Cruz Barrio, que tiene los ojos heridos de tanto hurgar en los archivos y apenas puede leer literatura, añadió: “Es que es hija de José María Hernández Pardos, el periodista”. No recordaba con exactitud si había sido director de “El Noticiero” o de “Amanecer”. En realidad, lo fue de “El Noticiero Universal”, y fue un gran amigo de Camón Aznar, José Manuel Blecua o Eugenio Frutos, entre otros. Eran un gran lector de poesía y fue un comentarista muy atinado de José María Castro y Calvo, otro buen amigo suyo. Pero confieso mi ignorancia: nunca había reparado en José María Hernández Pardos, no sabía quién era, y me quedé con un palmo de narices. E íntimamente humillado, aunque ella no lo había hecho con esa intención. Era otro gesto de los suyos de cariño, antes de ir al entierro multitudinario del pintor. Mientras se iba, me dijo dos cosas: está ordenando los archivos del Centro Aragonés de Barcelona (Calle Costa; si alguien vive ahí y siente curiosidad por algo de Aragón, ella lo sabe todo o abre las puertas y los secretos para saberlo todo), y ha encontrado un saluda manuscrito de María Domínguez, alcaldesa de Gallur entonces, fechado en 1932. Y también tiene otro saluda mecanografiado de Manuel Azaña.

Seguí investigando un poco –antes de acudir a los sabios de la tribu de letras: José Luis Melero Rivas, el bibliófilo al que no me gusta citar aquí; Félix Romeo, Juan Domínguez Lasierra, Vicente Martínez Tejero, Eloy Fernández Clemente…- y me encontré con algunas cosas muy curiosas, en textos de Fernando Sabés y en la página web: www.dialectus.com. Por ejemplo, supe que José María Hernández Pardos, hijo de maestro nacional, vivió en La Iglesuela del Cid (donde yo viví cinco años con la doctora Carmen Gascón y sus hijos y el perro Pluto. Me quedé de piedra: Había sido niño en La Iglesuela del Cid), antes de trasladarse a San Esteban de Litera, en Huesca. Reproduzco aquí un fragmento de la entrevista de  Manuel Milián Mestre, creo que es un periodista de Morella, al cual conozco, le hizo a José María Hernández, publicada en un libro de homenaje de 1950.  

 

ENTREVISTA CON MANUEL MILIÁN MESTRE

-Usted me está hablando de un pasado realmente maravilloso, y yo quisiera saber si también de este pasado poético, le queda algún mal recuerdo, o algún rasguño, que le haya dejado cicatriz en su espíritu.

-Pues sí; luego de La Iglesuela del Cid fuimos a San Esteban de Litera, que también es tierra regionalmente fronteriza, llamémosle así, de los lindes de Cataluña, de Lérida. Allí me hice mozo, crecí de los nueve a los dieciséis años. Allí empecé a saber la fuerza que tenían los ojos de las mocitas, a conocer lo que era el temblor del espíritu cuando te abrazabas a una chica para bailar con ella, a darle importancia a las rudezas paternales, a palpar las inconveniencias que trae consigo el estudiar, porque allí empecé la carrera de Magisterio, bajo la dirección de mi padre, que era un hombre de acero, durísimo en lo que respecta al método pedagógico para con sus hijos, pues así como en la escuela él supo ser un maestro extraordinario, para sus hijos, especialmente para mí, tenía un gran rigor, quizá porque él quería que yo fuera el continuador de su obra, del gran esfuerzo que había realizado como autodidacta; que fuera también maestro, carrera que a mí no me atraía porque vela la vida austera, casi de pedernal, que teníamos que llevar en casa. Yo seguía siendo poeta; vamos, poeta..., seguía queriendo ser poeta. Sentía pasión por los versos; me sabía de memoria casi todas las obras de Zorrilla, especialmente sus romances; me había metido en la mollera la mitad del poema del Cid y hubiese podido recitar de memoria casi toda la poesía clásica del Siglo de Oro español. En San Esteban de Litera, adquirí ese sentimiento querencioso a la tierra, tan fuerte, que necesito, como una obligación, el hacer todos los años lo que llamo "cura de Aragón". Y tú sabes que cada año hago mi romería por las tierras donde creció mi niñez, mi pubertad, mi mocedad, hasta que me vine a Barcelona, en el año 1918.

Esta es la referencia bibliográfica del libro de homenaje que publicó Edisven en 1971 en Barcelona:

AA.VV.
Homenaje a José María Hernández Pardos. Edisven, S.A. Barcelona. 1971 611 p. 8º mayor (22 cm) Fotogr. Ejemplar especial de colaborador en papel verjurado guarro. Artículos de: José Manuel Blecua, José Camon Aznar, Heliodoro Carpintero, José María Castro Calvo, Pablo Corbalan, Antonio Figueruelo, José Antonio Flaquer, Manuel Fraga Iribarne, Eugenio Frutos, Pedro Gómez Aparicio, José María Hernández Pijuan, Manuel Jiménez Quilez, José María Lacalle, Julián Marías, Manuel Milian Mestre, Eduardo Moreno Ibáñez, José Ortega Spottorno, Pedro Penalva, Antonio Puigvert, José María Rodríguez Mendez, Carlos Rojas, Rafael Santos Torroella y Armando Segura. (Volumen de Ensayo y periodismo).

En este volumen, tal como recoge www.dialectus.com se publica este texto. No tengo el libro, pero recojo el texto. Cualquier interesado puede ampliar información en esta páginas. Pido disculpas a los escasos lectores de este blog si este conjunto sobre JOSÉ MARÍA HERNÁNDEZ PARDOS ha salido un poco largo.

RIBAGORZANERÍAS

Visitar los lugares donde creció mi niñez -la casa, la calle, el pueblo, el campo, el monte, el río- y donde se obraron las mudanzas que cimentaron y dieron perfil a mi arquitectura humana, es como si la querencia que me induce a este paseo de retrocesión me fuera echando el presente a las veras del camino. Al entrar en el pasado, de repente me siento inmerso en él, posesionado por él, igual que si otro prodigio de transformación me hubiera vuelto al estado de crisálida y con los hilos de recuerdos empezara a reconstruir el capullo que fue cárcel de mi pura inocencia.

Por las combas que tienden los faldones de la Carrodilla; por la estrecha y larga vaguada que amurallan "el Pilaret" y las sierras de "Novella" y "el Salvador", centinelas que le cierran el paso al llanar de "La Litera", penetro en territorio que perteneció al antiguo y Poderoso condado de Ribagorza. ¿Me saldrá al encuentro aquel viejo Pastor de Roda de Isábena a saludarme, gracioso, socarrón y reverencial, con los primeros versos de la pastorada: "Dios les guarde, chen honrada: - Aquí está Cascaciruelas, - un homenaz de gran fama - y més home que su agüela?" ¿O daré, a boca de noche, con aquel mozo estadillano, pincho y rondador, que al son de la guitarra le decía a una moza ventanera esta albada: "No te metas colorada qu´esto no he ningún pecau, perque mos querán los dos no morirén condenaus. -Perque San José y la Virgen- tamé se van agradá, -van tení sus relacions- y dispués se van casá. - Con que adiós, Josefineta, majisma ribagorzana, -olorarás ben el ramo- que Franciscón te regala, - y si dicides quereme - ya me lo dirás mañana"?

Graus, ya en la anochecida, enciende sus luces que ponen reflejos temblorosos en el embalse de Barasona. Los montes Pirineos dibujan sus crestas en el horizonte y la estatua de Joaquín Costa, sentada en su sillón de piedra, parece estar presidiendo, en absorta y contemplativa quietud, echada atrás la testa poderosa, el más grande espectáculo del mundo. Aunque a lo mejor, como cuando vivía, como cuando se subía a la soberbia atalaya de la Peña, está en meditación de España; o soñando en España; o a punto de romper a llorar de tanto como le duele España.

Me dan ganas de preguntarle al "León" si en nueve siglos el paisaje de estas tierras del Ribagorza ha cambiado mucho. Pero la Luna, que esta noche otoñal es una brasa enorme, viva y redonda, me dice que no, que está igual que hace novecientos años. Y echa a andar por su órbita, alumbrándome la carretera que baja a Barbastro y pincelando sombras fantasmales en los calveros y frondas de las laderas. ¿ Serían las almas de los seis mil moros muertos en aquella matanza apocalíptica que, a la rendición de la plaza y violando la capitulación, hicieron los ejércitos cristianos de la antecruzada que promovió el papa Alejandro II, cuando la presión musulmana sobre los valles del istmo pirenaico ponía intranquilidad y miedo en la Europa católica del medievo?

Al entrar en la capital del Somontano, alta la noche, silenciosa la calle, el azar me llevó bajo el balcón de una casa sencilla y modesta, tras el cual, hace poco más de cinco décadas, nació don José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

 

"Los gorriones de José María Hernández Pardos", Homenaje a José María Hernández, Barcelona, Edisven, 1971, 614 páginas. págs. 465-466.

10 comentarios

Jesús Pardos -

Rectifico: quien nació en Used fueron sus padres José Hernádez Campillo, que fue maestro y Francisca Pardos Pardos.De no ser que esté totalmente equivocado.

J.M. Hernández Ripoll -

En primer lugar agradecer todos los comentarios en nombre de la familia. Mi abuelo y mi tío se lo merecen.

Y de paso aclararle al señor Jesús Pardos que mi abuelo nació en Barcelona a finales del año 1900.

Repito, gracias de corazón.

franciscomerinosánchez -

Fui compañero en la redacción de el "Ciero", desde los 13 años, don José María era una persona extraordinaria, cariñosa, humana, de carácter aragonés, cuando entré en la "redacción",
Don José María era el administrador de "El Noticiero Universal", mi jefe era don Joan Hernández Pijuan, "joanin". Cuando el ministerio le entregó la medalla al trabojo, en la imprenta. Del "Ciero" , yo le entregué el diploma. Le tendré siempre en mi recuerdo a él y a su hijo, y por todo lo vivido el aquella redacción tan especial donde tanto aprendí.

José Luis Gastañaga -

Saludos.
Estoy buscando un artículo que José María Hernández Pardos publicó en "Hojas del lunes", diario de Barcelona, el día 6 de mayo de 1974. El título es "El silencio escuda y suele encubrir". ¿Alguien tiene idea de alguna base de datos donde pueda buscar?
Gracias.
José Luis

Antonio -

Antón, te felicito por haber recordado a José María Hernández Pardos.
El autor del recuerdo soy yo y está alojado en mi dominio
http://www.dialectus.com/JoseMariaHernandezPardos/index.html
Me alegra enterarme que don José María Hernández Pardos tuviera un hijo pintor.

Has escrito un recuerdo maravilloso sobre este aragonés que tiene muchas claves de la historia de la cultura catalana del mismo modo que Castro y Calvo, natural de Azanuy y José Manuel Blencua, originario de Alcolea de Cinca, el pueblo de Sender y los hermanos Arner.

Jesús Pardos -

Tengo entendido que José María Hernández Pardos nació en Used, provincia de Zaragoza. ¿Es cierto?
Soy oriundo de ese lugar y discípulo del desaparecido D. José Manuel Blecua

aragonés en barcelona -

¿por qué no entra aquí la bibliotecaria? querría saber qué piensa. vaya elogio, diría que no parece de un aragonés...

A Xurxo -

Meu rei galego: No 2006 verémonos en Cée o noutro lugar da Costa da Morte. Seguro. Teremos que volver a contar historias de baleas e de raparigas fermosas como o mar bravío que baña os cons.

Contarei aqui, neste blog,, que a primeira vez que te vin foi en Santa Mariña de Lañas, na túa bicicleta e envolveito nunha traxe de plástico, como unha coroza? Meu rei, daquela parecías un marciano; ahora, un cabaleiro pintiparado con fasquía de fidalgo de Arteixo. Unha aperta. Feliz 2006.

Jorge García -

Antón, un feliz ano para ti e os teus. No vindeiro 2006 temos que estar xuntos. Unha aperta. Feliz ano.

Ireneo -

Da gusto encontrarse con la verdadera erudición, tan humana. I.
ps: ¿por qué es imposible utilizar su xml? Cuando copio la dirección en Feedreader me dice que no es válida?