UN FRAGMENTO DE "CONVERSACIONES CON GOETHE"
Entonces la conversación se centró en el “Werther”:
-Ésta también es una de esas criaturas a las que, como el pelícano, he alimentado con la sangre de mi propio corazón. Hay en él tantas cosas íntimas surgidas de mi pecho, tantos sentimientos y reflexiones, que bastarían para equipar una novela tan larga como diez veces este libro. Por cierto que, como ya he dicho varias veces, desde su publicación no lo he vuelto a leer más que una sola vez, y me he guardado mucho de volver a hacerlo. ¡Está lleno de teas incendiarias! Me siento incómodo al leerlo y temo volver a experimentar ese estado patológico del que surgió.
Acantilado acaba de publicar el formidable libro “Conversaciones con Goethe” de J. P. Eckermann, en edición completa de Rosa Sala Rose. Se trata de un volumen en el que entro y salgo a mi antojo, casi todos los días, casi todas las noches, como si busco un remedio. “Werther” es uno de esos libros perturbadores y bellos, de un exacerbado romanticismo suicida, que marcó mi adolescencia y juventud allá en A Coruña, en mis paseos por la dársena, el castillo de San Antón, a Mariña; tengo muy vívida la impresión de su lectura en un volumen de la edición de Juventud. El libro de Eckermann es una enciclopedia de la vida, de la creación, del arte, de la ciencia (a Goethe le apasionaba hablar de física; y de Shakespeare) y también es una invitación a disentir. Me interesan mucho esos fragmentos breves que introduce el autor, donde dice, en el “martes, 13 de mayo de 1823”:
Hallé a Goethe ocupado en recopilar sus poemas más breves y los versos dedicados a ‘personas’.
-En tiempos pasados –me dijo-, cuando yo era más dejado con mis cosas y no me tomaba la molestia de copiarlas, se perdieron cientos de estos poemas.
6 comentarios
Andrea -
Karim Soltero -
Cualquier cosa que deseen compartir.
Magda -
Magda -
Y gracias por tus mensajes, tus textos, tus viajes al blog.
Magda -
Creo que a Eckermann le hubiera encantado conocer esta edición.
¿Recuerdas? Nietzsche tenía especial predilección por esta obra.
Ojalá pudieras seguir compartiéndonos esos sentimientos y reflexiones sobre este joven al servicio de un príncipe.
Muchos saludos, Anton.
Antonio Pérez Morte -