UNA NOTA NAVIDEÑA*
Recuerdos
de Navidad
Hubo una época que la Navidad me producía tristeza. Una extraña sensación de pérdida. Ya no, al contrario: percibo como una atmósfera especial, un aire liviano, un extrañamiento gozoso. Apenas tengo recuerdos de Navidad: todos se han esfumado de mi cabeza, no podría contar qué sucedió en 1997, ni sé el año concreto en que los cacos insomnes nos dejaron sin los regalos que Papá Noel había depositado, con excesiva confianza, en el interior de una furgoneta. Sí conservo recuerdos de sensaciones, el descubrimiento de la lentitud, el gusto de pasear por las calles casi vacías mientras se termina de cocinar la cena. De las Navidades de mi niñez no tengo memoria; si acaso sólo retengo una imagen: veo llegar a mi padre con una maleta y con un traje marrón de ciudades casi remotas como Berna, Ginebra, Zurich o Vevey. Lo recibía mi madre, lo acompañaba al piso de arriba y allí le ayudaba a quitarse los pantalones. En sus zaragüelles de franela, llevaba un bolsillo interior con los últimos ahorros. Ahora ocurre al revés: mi madre ha sufrido un amago de infarto y ha perdido movilidad. Se ha pasado más de un mes en la clínica recuperando el movimiento, esforzándose para volver a andar. Y quien la espera ahora es él, mi padre, cautivo de un mes de soledad. Octogenario ya y maltratado por el reuma, orea la casa. Parto al encuentro de los dos desde el otro lado del mundo. Y mientras avanzo recupero el temblor de la Navidad que me golpea en la cara con el chicotazo del cierzo. Soy el que soy y soy el niño que miraba con estupor animal al padre que también traía naranjas sanguinas y caramelos de menta.
[La foto es del Archivo Pacheco, otro de mis fotógrafo preferidos.Acabo de volver de Galicia, y mañana presento en Huesca mi libro "Golpes de mar" en Librería Estilo, en compañía de Rosa Tabernero y José Domingo Dueñas].]
2 comentarios
Magda -
Un gran abrazo, y que 2007 sea pleno de dicha y alegría para ti y tus seres queridos.
Fernando -