JACQUES FIESCHI: GUIONISTA Y REALIZADOR FRANCÉS
“El cine español tiene ilusión, frescura, energía, y respira sensualidad”
Diálogo con Jacques Fieschi, realizador y guionista de “El adversario” o “Nelly y el señor Arnaud”
Jacques Fieschi hace casi de todo en el cine. Antes de ser guionista y director, fue actor ocasional en películas de Maurice Pialat. Es un apasionado del cine que presentó hace unas semanas en Cinefrancia su obra “La Californie” (2005) con Nathalie Baye. “El cine siempre ha estado en mi vida. Mi condición de actor ha sido más bien algo ocasional: es cierto que he trabajado con actrices como Sandrine Bonnaire, pero no he padecido los silencios, ni las expectativas, ni las esperas de los actores”. Confiesa que “el cine siempre ha estado en mi vida. Nadie me empujó hacia él, pero, poco a poco, se estableció ese vínculo”.
Nieto de una abuela murciana, Jacques Fieschi –coguionista de proyectos tan conocidos como “Un corazón en invierno”, “El adversario” o “Nelly y el señor Arnaud”- se hizo espectador en su niñez y adolescencia en Orán, “donde había un clima de cinefilia popular, con mucha gente de origen español. Allí, en las sesiones nocturnas, tenía la sensación de vivir el ambiente de ‘Cinema paradiso”. Fue periodista, realizaba entrevistas, reportajes y críticas de cine. “Ocupé el puesto de redactor jefe de una revista de cine, y entrevisté a cineastas como Martin Scorsese, Rohmer, Cukor, Truffaut o Sydney Pollack, entre otros. De repente recibí la invitación de Maurice Pialat y de André Techiné de que escribiera para ellos”.
Su segunda película, como guionista, fue “Un corazón en invierno” (1993), de Claude Sautet, “con quien he hecho cuatro películas”. Fieschi explica su metodología como guionista: “Para mí es muy importante la intuición. De entrada, no sé demasiado del argumento ni de la evolución de los personajes. Doy vueltas y vueltas. Me cuesta mucho empezar. Organizo los personajes, y jamás intento aplicar soluciones exteriores. Sigo a mis criaturas en su interior”. Fieschi revela que antes de redactar un guión suele elaborar un auténtico y completo reportaje periodístico “de los ambientes, los oficios, de la realidad y la época que afecta a la película. Buscando buscando aparecen soluciones, y también la voz de los protagonistas”.
Fieschi volvió a probar su destreza en “Nelly y el señor Arnaud” (1995), también de Claude Sautet y con la bella y frágil Emmanuelle Béart como protagonista de nuevo. En 2002, colaboró muy activamente en “El adversario” de Nicole Garcia, basada en la novela de Emmanuel Carrère que narra las mentiras de un hombre que acaban conduciéndolo al asesinato de su familia. “Ésa es una historia que ha fascinado a mucha gente. Fue muy difícil escribir el guión porque se trataba de un hecho real, terrible y sombrío. Fui al lugar donde sucedieron los hechos, vi la casa del crimen, hablé con algunos testigos, aunque nunca quise ver al asesino. La película fue un éxito en Francia, la vieron más de un millón de espectadores. La crítica se mostró divergente, igual que la sociedad francesa. Era una película, en el fondo, sobre la fascinación del mal y la espiral trágica de la mentira”.
Fieschi es autor de otros guiones como “Nathalie X”, de Anne Fontaine, con Fanny Ardant, Gerard Depardieu y, otra vez, Emmanuelle Béart. “También he escrito para Catherine Deneuve o Isabelle Huppert. Intento que en mis criaturas exista siempre misterio. Aborrezco los trucos, el artificio, aunque siempre hay una parte de manipulación en este trabajo, nunca se es inocente”.
Añade que “guiones perfectos” le parecen “La regla del juego” de Jean Renoir y “Amanece” de Marcel Carné, de 1939, y “Mi noche con Maud” de Eric Rohmer, de 1969. “Conozco a autores españoles como Luis Buñuel, que me gusta mucho, y a Almodóvar y Amenábar. De Carlos Saura me gusta ‘Elisa, vida mía’. El cine español responde a la imagen del país: tiene ilusión, frescura y energía, parece tener una buena conciencia respecto a sí mismo y respira sensualidad. El cine francés, en cambio, está como cansado y abrumado por el peso de su pasado. En Francia vivimos un clima de descontento y de autodestrucción, aunque exista mucho talento”.
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Roberto Zucco -