DANIEL GASCÓN EN EJULVE, ESTA TARDE A LAS19.30
Esta tarde, a las 19.30, en la villa turolense de Ejulve, umbral del Maestrazgo, cerca de Molinos y Alcorisa, en dirección a Cantavieja y Aliaga, se presentan dos libros: “El fumador pasivo” (Xordica) de Daniel Gascón y “Golpes de mar” (Destino) de Antón Castro. Daniel hablará un poco de su padre, que soy yo, y yo hablaré un poco de él, que es mi hijo mayor. Y ambos hablaremos de los relatos de los dos volúmenes: el de Daniel tiene algo de novela fragmentaria que transcurre entre Zaragoza y la Universidad, Norwich y W.G. Sebald (el escritor que murió tras enviarle una carta manuscrita), Castellón y las locuras de amor con la primera novia, y el recuerdo de un abuelo irrepetible. El mío es un libro sobre la memoria del mar, la pesca de ballenas, las mujeres que esperan en la ribera y un paisaje telúrico, y es, ante todo, un libro sobre el arte de contar y cómo las historias condicionan la vida. Sospecho que nos presentará a ambos el jovencísimo y flamante alcalde de Ejulve, José Manuel Salvador.
Es curioso, son dos libros que tienen poco que ver: Daniel es un heredero de Joe Fante, de Carver, de Chejov (acaba de traducir una biografía de un autor inglés de más de 700 páginas que publicará en breve Plot) y de cierta inquietud permanente en este libro sobre el acceso a la madurez; y yo, más barroco e inscrito en un tiempo sin tiempo, estoy en la línea de Rafael Dieste, Álvaro Cunqueiro, Miguel Torga o Isak Dinesen, eso sí, a infinita distancia. Y los dos aprovecharemos para hablar de algo inolvidable nosotros: Leoncio Gascón, mi suegro y su abuelo, el hombre que nos transmitió mil y una historias de Ejulve porque él era un romancero, un contador de historias y de paisajes, un fabulador de seres y de anécdotas, un hombre vital y sensual que exploraba a diario, quizá sin saberlo, los caminos de la felicidad. Y al fondo de nuestra charla, seguro, quedará Ejulve, que figura en varios de mis cuentos, tanto de “El testamento de Patricio Julve”, como de “Los seres imposibles”. Una de las historias más bonitas inspiradas en Ejulve es la de Carmen Ortín, madre de Leoncio, y su increíble noche de bodas, que huyó y huyó y huyó bajo el aguacero hasta que la encontraron, aterida y disuelta en puro pánico porque desconocía aún la mecánica del amor. Era una deliciosa y soñadora primera novia.
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Martín Bolívar -
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