MANUEL PADORNO: UNA VISIÓN DEL EDÉN
[Recibo esta delicada carta a propósito de este espléndido poema del edén de Manuel Padorno: “Agradezco el recuerdo y el comentario. Pero agradecería aún más si se pudiera corregir el texto del poema. Suele pasar como ha sido en este caso, que si se usa el corrector, éste convierta cada inicio de frase en mayúscula provocando que cambie el texto, haciendo modificar su lectura, ritmo, interpretación, sentido y comprensión. Gracias y saludos, Ana Padorno”. Aquí está el texto, de nuevo, en un día como hoy, sábado de evocación del paraíso, en el blog. Gracias a ti, Ana, por tu visita.]
PESCO DESDE MI CAMA
Debajo de mi casa pasa un río.
El piso de cristal; a veces veo
desde donde me siento, desde el patio
pasar la anguila blanca, decididas
bandadas de salmones agua arriba,
los delfines rosados todo el día.
Y otros peces también desconocidos.
Desde mi cama pesco. Alguna noche
tomo la caña, unto el anzuelo, arrojo
-por la ventana abierta- el nylon; pesco
una salema llena de sabores.
Hasta dormido muchas veces. Siempre.
Debajo de mi casa pasa un río.
El piso de cristal; a veces veo,
durante la mañana, caminando
el pasillo que lleva a la cocina
tiburones y rayas apacibles,
langostas y cangrejos sucesivos.
Mi casa levantada sobre el río.
Mi hacienda de cristal, villa del agua,
líquidos materiales invisibles.
*Este poema pertenece al libro “Edenia” del poeta canario Manuel Padorno (1933-2002). ha sido editado por una de las más bellas colecciones de poesía que se han hecho nunca, la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets. El libro, como se anuncia, es la invención y el sueño casi topográfico de “un posible paraíso felizmente concebido”. El poeta edifica, casa a casa, paisaje a paisaje, animal a animal, flor a flor, un entorno, un refugio, el lugar donde germinan sus emociones, y compone un libro que es una película, que es una hacienda íntima y abierta al chicotazo del viento. Es un libro que mezcla la impresión y la descripción, y respira una atmósfera clásica, acaso horaciana (mejor aún, epicúrea), acaso bucólica. De Manuel Padorno, a quien nunca he conocido, me hablaba con gran entusiasmo Fernando Valls, en Zaragoza una vez y en una noche loca en Valladolid. La foto es de Mona Kun.
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Ana Padorno -