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Antón Castro

ÁNGEL GUINDA. UN RETRATO DE PEPE MELERO

ÁNGEL GUINDA. UN RETRATO DE PEPE MELERO

PRESENTACION DE CLARO INTERIOR
DE ÁNGEL GUINDA
 

 José Luis Melero Rivas

¿Por qué un directivo y consejero del Zaragoza, zaragocista recalcitrante y exaltado como yo, presenta hoy un libro de Ángel Guinda, que es un hincha declarado del Atlético de Madrid?Primero, porque uno siempre ha sido condescendiente con los defectos ajenos y comprende que no todos saben elegir el camino verdadero, aquel que indica, querido Ángel, que un aragonés sólo debería ser del Real Zaragoza.

Segundo, porque sé y recuerdo que Ángel fue muchos años mientras vivió aquí socio del Zaragoza y eso le hace perdonar en cierto modo ese otro pecadillo de ser hoy seguidor del Atlético de Madrid.

Tercero, porque le gusta el fútbol desde siempre: ya en la contraportada de su segundo libro, “Las imploxiones”, de 1973, decía que le apasionaba el fútbol. Y decir eso en aquellos años, en los que los progres sólo hablábamos del cine de Bergman y Antonioni, de poetas como Paul Celan, Gregory Corso o William Carlos Williams, y de filósofos como Cioran o Julia Kristeva, aunque nos aburriéramos mortalmente con muchos de ellos, era sólo para los muy atrevidos y provocadores.Y cuarto porque a los amigos entrañables, a los amigos del alma, se les perdona todo. Hasta traicionar al equipo de Aragón.  

Hay como todo el mundo sabe dos tipos de poetas: los poetas serenos y los poetas tormentosos (a los que también podríamos denominar transgresores, indómitos o turbulentos). Estos dos grupos se enfrentan en su forma de afrontar la vida. Los primeros suelen ser gente sensata y llevan una vida burguesa y ordenada. Son los menos, pues la propia condición de poeta es más proclive a la tempestad que a la calma. Los segundos, los tormentosos, suelen ser casi siempre los más divertidos, aunque también en ocasiones pueden convertirse en los más peligrosos (para ellos y para los que los rodean) si deciden recorrer hasta el final esas sendas que en no pocos casos conducen a la misantropía y en ocasiones al caos y la autodestrucción.

No supone su pertenencia a uno u otro grupo ninguna jerarquía en cuanto a calidad poética: hay grandes poetas en los dos grupos y hay también en ambos poetastros detestables e indigeribles. Pongamos algunos ejemplos: En la Generación del 27, todos estaríamos de acuerdo en que Aleixandre, Diego, Guillén, Salinas y Dámaso Alonso (esto es, más o menos, la facción de los catedráticos) serían poetas serenos, mientras que Prados, Cernuda, Alberti, Villalón y Altolaguirre serían tormentosos. Se pueden poner cientos de ejemplos en la poesía española que ejemplificarían estas categorías de forma concluyente: José García Nieto, Jaime Siles, Eloy Sánchez Rosillo o Luis Alberto de Cuenca serían poetas serenos, y Pedro Luis de Gálvez, Alfonso Costafreda, Eduardo Haro Ibars o Leopoldo María Panero, transgresores y tormentosos. En la poesía inglesa Eliot sería sereno y Dylan Thomas sería tormentoso. En la poesía francesa todos diríamos rápidamente que Rimbaud, Mallarmé o Baudelaire son poetas turbulentos y que Paul Valery, Claudel o Saint-John Perse pertenecerían más bien a la tipología de los serenos. En la poesía americana Ezra Pound o Allen Ginsberg serían tormentosos y Auden o Cummings serían más bien serenos. Jorge Luis Borges sería un poeta sereno y Alfonsina Storni o Delmira Agustini serían poetas tormentosas. Y así podíamos seguir con todas las literaturas. En Aragón, claro, ocurre lo mismo. Tomás Seral y Casas, Ildefonso Manuel Gil, Fernando Ferreró, Rosendo Tello o Fernando Sanmartín serían poetas serenos, lúcidamente serenos; y Miguel Labordeta, Manuel Pinillos, Julio Antonio Gómez o Víctor Mira serían poetas turbulentos, lúcidamente turbulentos.

¿Dónde situaríamos a nuestro Ángel Guinda? Pues ha tenido épocas: años de turbulencias y años de serenidad. Pero si me obligaran a clasificarlo yo lo colocaría entre los indómitos y tormentosos. Apasionadamente indómito y turbulento.De mis años adolescentes recuerdo a Ángel Guinda escribiendo “en los muros la sojuzgada potencia de los besos”, que diría el gran Labordeta, y rubricándola con una guinda o bomba explosiva. Lo recuerdo todo negro, como un nubarrón amenazante de poesía incendiaria. Luego decidió que iba a ser más feliz escribiendo versos en el corazón de sus innumerables amigos, cambió la seda de los poetas malditos destruidos en plena juventud por el percal de la serenidad reposada y amorosa, revisó toda su obra anterior con la exigencia agreste del demiurgo, y comenzó a escribir unos versos desgarrados, vitales, intuitivos, abrazados ferozmente a la existencia y enemigos irreconciliables de tanta palabrería costumbrista y banal como ha sufrido la poesía en los últimos años. Comenzó a escribir en definitiva una poesía moral. 

Nos conocimos en el Café Balmoral de la calle San Juan de la Cruz. Yo fui con Luciano y le llevé su primer libro para que me lo dedicara: era, claro, “La pasión o la duda", que el propio Luciano había publicado en la colección “Poemas” en 1972. La dedicatoria terminaba misteriosamente, como tantas cosas en Guinda: Guadaluven, guadaluguárdame, guadaluvámonos, guadalusolos. Poco después asistí a una especie de tertulia en la que Ángel oficiaba de vate incorruptible. En un momento, ante la estupefacción de algunos y el alboroto de todos, se quitó los calcetines y los fue pasando por delante de las narices de los presentes mientras exclamaba con entonación de rapsoda antiguo, a lo Pío Fernández Cueto: “Así huelen los pies del poeta Angel Guinda”. 

En el homenaje a Luciano Gracia en Cuarte de Huerva, el 8 de marzo de 1981, el día que le ponían su nombre a una plaza del pueblo, a todos llamaba la atención la ausencia de Ángel. Ahí estaba lo más representativo de la poesía aragonesa, pero Ángel, a pesar de la extraordinaria amistad que le unía con Luciano, andaba ausente. Tras la comida, en los postres, alguien entró repartiendo una misteriosa octavilla firmada por un tal Demonio Cereza. Quien las repartía iba, en efecto, disfrazado de demonio. Era nuestro Ángel Guinda, que le escribía a Luciano en su poema repartido por las mesas: “Quejido Luz y Ano en Gracia: me me haré en tu plaza”. Luciano, que no entendía nada, no sabía si reír o llorar. El espectáculo no tuvo precio. 

Otro día, alguien que visitó su casa de Luesia me contó que en la puerta de su dormitorio tenía un letrero que decía: “Aquí hace el amor el poeta Ángel Guinda".  Su manifiesto “Poesía y subversión" de 1978 terminaba así: “Nuestro lema: menos divos, más poetas subversivos". Me divertían sus juegos de palabras: cuando a Aragón le llamaba “Apagón”, a España “Extraña”, a las Cajas de Ahorros “Cajas de Amorros”, a las entidades de crédito “entidades de descrédito”... 

Todo eso me hacía verlo como un poeta indómito y turbulento, como lo que yo había imaginado que eran los poetas: iconoclastas, rebeldes, investidos de una autoridad moral que les convertía en los elegidos, en los demiurgos. Aunque Ángel lleva ya un buen montón de años viviendo fuera, me gustaría resaltar que su vinculación con Aragón y con la poesía aragonesa ha sido siempre absoluta: ya su primer libro se abre con una cita de Ildefonso y se lo dedica, además de a Trinidad, a Gúdel y a Luesma. En su segundo libro la cita con la que se abre es de Luciano y el libro se lo dedica a Julio Antonio Gómez. “Cantos en el exilio", que es también de 1973, lleva un prólogo de Luciano. “Ataire" de 1975 está dedicado a Manuel Pinillos, etc.

Como Miguel Labordeta se inventó la OPI, Ángel se inventa el DEIPA (Departamento de Expansión Internacional de la Poesía Aragonesa), que le subvenciona “El Pasillo" en 1974. Ha sido durante muchos años uno de los grandes dinamizadores de la poesía en Aragón: publicó la Colección Puyal, de la que fui suscriptor, y allí aparecieron libros de Pinillos, Gil, Luciano, Navales, Alegre Cudós, Francho Nagore, José Luis Rodríguez, Sánchez Vallés, Esquillor, Rey del Corral, José María Aguirre, Manuel Estevan, el propio Guinda...

Y luego sacó en Madrid la revista “Malvís”, con su colección de libros de poesía, llena de colaboraciones de aragoneses. Durante muchos años hizo crítica de poesía en la prensa aragonesa, y deberíamos recordar también que Olifante, la más veterana de las colecciones de poesía en Aragón, ha sido siempre su editorial de referencia.  

Termino ya. “El año pasado me casé por cuarta vez y soy muy feliz”, me escribía Ángel no hace mucho. Y es que Ángel Guinda ha conseguido cuadrar el círculo: la turbulencia y la calma a la vez, la tempestad y la felicidad juntas. Todo un ejemplo de lucidez. 

 

*Un retrato de mujer para Pepe y Angel, y los visitantes del blog.                                                     

11 comentarios

Mariano Ibeas -

Gracias, Antón, por este regalo; estuve presente pero es un lujo poder volver a recordarlo.
Un abrazo
mariano Ibeas

Entrenómadas -

Escocia e Irlanda son los países con más poetas por metro cuadrado, ¿será la lluvia? De lunes a jueves son poetas metafísicos, ahogados por las dudas y la rebeldía, de viernes a domingo se ahogan en whisky y cerveza y cantan como canarios. Nos hemos ido del tema cien planetas y lo que es peor aún, es que esto no es de lo que hablaban Melero y Guinda. Sorry, Antón.
Fer, dile a Luis que te lleve a estos lugares. You will like them.

Fernando -

Marta, seguro que sí...pero no sé si eso es factible para todo el mundo y más para la división de los poetas...además tu madre no es escocesa?...eso lo explica todo.

Entrenómadas -

Fernando,
eso es porque no conoces a mi madre. Ayer era una hoguera y hoy un volcán. Anarquista de pura cepa, no te digo más.
La teoría tuya con ella no funciona.
Kisses de cotilleos,

Fernando -

estuve...pero dudo de lo que en la esplendida presentación hizo el amigo Pepe, es un estupendo recreador, pero eso de que hay poetas serenos y escabrosos...pues no me lo acabo de creer, ya que para mi las personas vamos, en general, evolucionando y lo que ayer era una tormenta en llamas, hoy es un sereno remanso de luces en el atardecer...abrazos.

Vicente -

Lamentablemente no pude acudir. Gracias por subirnos tan magnífica presentación. Y qué decir de los versos de Ángel. Deliciosos.

Luisa -

Lo escuché en directo. Pero me lo he vuelto a leer entero porque es un texto muy bueno, como todas las presentaciones de P.M.
Bacci

Entrenómadas -

Estupenda idea la de subir el texto de la presentación. Las que llegamos tarde a los sitios o simplemente no llegamos te lo agradecemos. Yo, desde luego mucho.
SWS,

Perico -

Cuanta caspa!

Blanca -

Lo mismo digo Antón, gracias por la descripción y tan bella foto.
Dan ganas de ilustrarla..!! ;)

Javier B. -

Muchas gracias por ofrecernos a los que no pudimos estar esta magnífica presentación de Pepe Melero. Un abrazo