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Antón Castro

AMA NCIO PRADA VISITA EL VIERNES ZARAGOZA

AMA NCIO PRADA VISITA EL VIERNES ZARAGOZA

[El próximo viernes, en Ámbito Cultural, Amancio Prada presenta dos nuevos discos: “Concierto de amor vivo”, grabado en la iglesia de los Jerónimos de Madrid, y esta “Vida de artista”, un homenaje personal a Leo Ferré. Entro en su página web, www.amancioprada.com, y encuentro este bello texto del cantante del Bierzo sobre este proyecto. El cantante y apasionado de la música Rafael Castillejo presentará a Amancio Prada. Por cierto, en esta foto, Amancio se parece mucho a Leo Ferré.] 

Este disco es una pequeña ventana por la que asomarse a la obra inmensa de Léo Ferré, la estrella más rebelde del firmamento de la canción francesa, cuya andadura seguí con admiración, aunque de lejos,  durante los años que viví en Francia. Sin haber conocido hasta ahora a fondo su obra, con cuánta emoción y cuántas veces  recuerdo haber oído “Avec le temps”, una de esas canciones que justifica la vida de un artista. Poeta y cantor de poetas, Léo Ferré fue siempre para mí un astro distinto, desconcertante, enorme, lejano…

Pero, tiempo al tiempo. Las deudas con la admiración terminan siempre por cumplirse.
Este disco que tienes en las manos es una idea original de Norbert Kalfon, a quien agradeceré siempre que pensara en mí para llevarla a cabo. Cuando me mostró el material original de las canciones previstas, me pareció un proyecto tan atractivo como lleno de dificultades. La mayor, entre todas, guardaba relación con la letra. Los textos originales de las canciones eran excelentes, desde luego, pero ¿cómo traducirlos al español sin que perdieran la intensidad de su belleza poética, y que además pudieran ser cantadas sin alterar su melodía original? La verdad, me parecía, una tarea casi imposible. Pero Norbert insistía. Y la insistencia artística siempre, también, llama a la puerta de la imaginación. Consulté el repertorio de traducciones que circulan sobre la obra de Ferré, excesivamente literales unas, incantables en castellano la mayoría. Si ya es difícil traducir un poema, aún es mayor el desafío si se trata de la letra de una canción, acoplar sus acentos, mantener las rimas...

Entonces opté por hacer una versión, más que una traducción, una lectura personal, pero dialogante e implicada con el espíritu que anima todo el trabajo de Ferré. No me importaría alejarme del pie de la letra, siempre que respetara el sentido esencial, tratando de conservar el ritmo y la visión cómplice de su amigable cabeza. Me tomaba así la libertad de escoger  otras referencias, otras imágenes y  otro contexto. Yo en él, y en él, conmigo. Cada nueva canción que así resultara debería tener valor y gracia por si misma, sin la necesidad del aval de un autor consagrado, ni la disculpa menor de no alcanzar el milagro por provenir de otra lengua.  Entre pitos y flautas, estuve entretenido un año en ese ejercicio, tanto de desdoblamiento como de identificación, con mi otro, con mi respetado Ferré.
No pocas veces acudí a mi amigo y poeta Juan Carlos Mestre para que con su candil me ayudara a alumbrar algún recodo del camino… Y acudí también a Agustín García Calvo para pedirle que se ocupara él de la “Canción de Otoño” de Verlaine, pues era  cuestión de Inter pares. Y se las ingenió muy bien, como era de esperar. Por otro lado, Lola la Titiritera, me animaba, como siempre, y me señaló alguna canción que no estaba en la lista inicial. En fin, tal ha sido el empeño, y aquí está el resultado de la pasión y la búsqueda. En cualquier caso, he disfrutado haciendo este trabajo, que me ha servido para conocer definitivamente a un poeta y cantante extraordinario, para reconocer en él a un verdadero maestro.

Cuando se compara la obra y la trayectoria de artistas como Léo Ferré con la cantinela de tanta pajarería como nos rodea, la miseria actual hiere al oído y las entendederas. La suya, desde luego, es otra historia, otra memoria, otro mar.
Agradecimientos: cantar con Agnès Jaoui ha sido un regalo precioso; apareció como por encanto, sin esperarla, por puro entusiasmo, con total generosidad. José Luis Ordóñez, “Josete”, sin darse importancia, me fue poniendo en bandeja cada tema, estimulando el canto con su guitarra flamenca y sus arreglos. A todos los músicos que aquí suenan: Cuco Pérez, evocando cantinas y ríos con su acordeón;  Pablo Martín, trenzando y marcando percusiones; Carlos Ibañez, fundamental al contrabajo; Eva Durán, con el pellizco y quejío de su garganta, y Chano Domínguez, que saca sonidos negros hasta de las teclas blancas. A los hermanos Pedro y Pablo Baselga, de Infinity, responsables de casi toda la grabación e implicados emocionalmente en el proyecto. Fernando Deleyto, riguroso en la grabación y mezclas, atento hasta la edición final. Un equipo excelente, sí señor. Así da gusto trabajar.

Ojalá que el gusto también sea vuestro al escucharlo, amigos. Salud.

Amancio Prada

 

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