DOS POEMAS DE ALFREDO SALDAÑA
¿Qué pone
en juego
la pregunta
que no sea
la indecibilidad
errática
de una respuesta
imposible
de pronunciar,
el riesgo
de suplantar
el silencio anterior
al interrogante
con el rostro
sin sentido
del vacío
saturado
de vacío?
Y reconocer después, a punto ya de atravesar el umbral
que da paso al tiempo de las pérdidas y las reconciliaciones,
que a todo límite corresponde un punto de luz, el inicio
de un nuevo camino, una palabra envenenada por el buen sentido,
una estrella que guíe por los desiertos del frío
los pasos sin destino de todos nuestros muertos,
y ello para aceptar que el saber consiste antes que nada
en soltar lastre, para aprender por fin que el infinito es blanco
y mudo como el vacío y que la sombra y el desconcierto
delimitan con sus nombres las márgenes del camino,
la extensión de este desierto y la mirada que lo atraviesa,
la memoria irredimible de todos los vencidos.
*Del poemario Humus de Alfredo Saldaña, que acaba de publicar Eclipsados, y que se presenta este viernes en la FNAC. Foto: Sara Bernhardt, retratada por Félix Nadar.
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