DOS LIBROS CON ALBERTO ARAGON
Todos los años son especiales. Todos los años tienen algo estupendo. Y 2009 también. He cumplido 50 años (hoy exactamente Carmen Gascón, la madre de nuestros cinco hijos, cumple 51: Daniel y Aloma le han mandado un bello ramo de rosas blancas), hemos seguido con adelante con ‘Borradores’ y con ‘Artes & Letras’, que son dos proyectos eminentemente colectivos, y todo ha ido bien. He vivido momentos maravillosos con ‘Fotografías veladas’ (Xordica, 2008; el libro aparecía a finales de año. Recuerdo por ejemplo dos citas: la de la Escuela de Artes y la de Castejón) y he publicado, en complicidad con Alberto Aragón, dos libros infantiles muy especiales para mí: ‘Jorge y las sirenas’ (Marboré, 2009), gracias a la pasión y el cariño que puso la joven editora Patricia Delso, felizmente embarazada ahora. Y ‘Grutas de Cristal y Puente de la Fonseca’ (DGA), en una colección que dirige Eduardo Viñuales. El libro también está ilustrado por Alberto Aragón. Son dos libros muy especiales para mí: primero porque me gustan muchos los álbumes ilustrados; por trabajar con Alberto Aragón, una experiencia maravillosa y sin tensión alguna; porque cada proyecto ha nacido del cariño y del entusiasmo, ‘Jorge y las sirenas’ está basado en Jorge Sanmartín y a él está dedicado, y para componer ‘Las Grutas de Cristal’ hicimos un estupendo viaje por el Maestrazgo, por la orilla del Guadalope. Son dos libros muy especiales para mí porque los presentamos en el Centro Cívico de Garrapinillos con cuatro niñas y con un concierto de la banda del barrio, que es estupenda bajo la dirección de Carlos Roldán; porque ‘Jorge y las sirenas’ lo presentamos en Huesca con Rosa Tabernero, que ya había sido madrina del texto antes de que viese la luz el libro; y lo presentamos en El Corte Inglés con Elisa Arguilé, que estuvo maravillosa, llena de humor e inteligencia… Sé que quizá no se han vendido mucho, a pesar de la gentileza de algunas librerías: el Corte Inglés adquirió muchos ejemplares, Librería General llegó a realizar un precioso escaparate con ‘Jorge y las sirenas’, Los Portadores de Sueños lo tuvieron en su chaiselongue durante un mes. Se ha vendido algo menos que lo habíamos soñado nosotros (los derechos de autor de ‘Jorge y las sirenas’ han sido y son para la Asociación Española contra el cáncer) y menos de lo que merecen los dos editores: Patricia Delso, que ha publicado recientemente ‘Dora soñadora’ de Chema Lera, y Eduardo Viñuales, ese naturalista con cámara al hombro que nunca descansa y que tiene felices amores en Tarazona. Pero eso no importa. Dice Sánchez Vidal que la literatura no es unipersonal, que pide otra voz, otros lejos, un interlocutor. A veces se produce el milagro: el encuentro gozoso con el lector, con el niño, con el adulto. El destino de los libros es inextricable, y más en una planeta de muchísimos, de muchísimos libros. Y también de éstos. Pero lo importante es que están ahí. Y que hemos sido muy felices haciéndolos, y además han tenido buen final: Jorge Sanmartín pasó por un leve trance y hoy es un excelente futbolista de cierre y socio del Real Zaragoza. (No digo ahora nada del club: le tengo un inmenso cariño a mucha gente del consejo, a Eduardo Bandrés, y ahora deseo lo mejor para el club y para Agapito Iglesias. El Real Zaragoza no puede ni debe bajar: tiene que rearmarse con la ayuda de todos y con la generosidad y la entrega de los aficionados. Creo que no hay otra salida.) Porque han sido especiales para nosotros –para Alberto y para mí, para Patricia y Eduardo, para Fernando, Mar y Jorge Sanmartín, para José Luis, el guarda forestal que aparece en ‘Las Grutas’, para Emilio, el morador de ese espacio…- he querido recordar aquí estos libros. Me apetecía hacerlo, o me ha ido apeteciendo a lo largo de la mañana: mi madre Carme de Castro regresa el sábado a Galicia y me ha pedido algún libro mío para regalar a dos niñas: Carla y Lucía, sus únicas bisnietas. Y también quiero recordar una de las primeras notas sobre el texto, sobre ‘Jorge y las sirenas’, de un lector tan atento y generoso como José Antonio Albero de Barbastro: “‘Jorge y las sirenas’… es un álbum precioso, con una portada muy atractiva, el título con letras plateadas como las escamas de las sirenas, y una imagen de Jorge bajo el agua mirando asombrado a una bella sirena que le tiende los brazos. La textura es suave, invita a la caricia. Las ilustraciones, de Alberto Aragón, son bellísimas, con espectaculares puntos de vista de las escenas y un dibujo que invita a soñar. Hay siluetas, sombras, luces y transparencias; perspectivas originales y escorzos atrevidos, hay sencillez y efectividad; y un uso adecuado de la paleta de colores con tonos que varían según lo requieren las escenas... El texto de Antón Castro parte de la realidad, del hecho de que a un niño, Jorge, le gustan las sirenas. Se acompasa a las ilustraciones en un tono pausado, con frases breves que se convierten en las preguntas que todos los niños deberían hacerse. Jorge inventa, sueña y lee porque quiere saber. Es un poeta de seis años aunque él no lo sepa. Sueños infantiles que se hacen realidad para asombro de los adultos, y otra vez los libros para terminar, pues si en el baño está la sirena que se quedó tras un sueño, en los libros está la que le canta mientras duerme. Una maravilla.” José Antonio Albero. *Una ilustración de 'Jorge y las sirenas'.
3 comentarios
Blanca -
Mª Pilar -
Ahora, con sólo un año más, ya no me habla de las hadas, pero el otro día vió por la ventana el trineo de Papá Noel que se escondía por los tejados de nuestra calle. Tu libro va a ser uno de sus regalos de Reyes.
Un saludo y gracias por tu sensibilidad.
(Por cierto, José Antonio Albero vive en Barbastro donde es maestro hace muchos años, pero es de Leciñena, como Fernando Gonzalez, del que has publicado alguna de sus fotos)
José María -