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Antón Castro

ADIÓS Y RECUENTO: MANUEL FALCES

ADIÓS Y RECUENTO: MANUEL FALCES

Acaba de morir el fotógrafo, estudioso de la fotografía y crítico durante años de ‘El País’ Manuel Falces. A los 57 años de edad. Dirigió el Centro Andaluz de la Fotografía, que tenía una sede provisional en Almería (estuve allí el día que fui a entrevistar a José Ángel Valente para ABC Cultural), trabajó en la colección Alcobendas y fue un importante teórico. Hace algunos años expuso en la Casa de los Morlanes, estuve con él un rato largo a solas, hablamos de muchas cosas, y esta fue la crónica que redacté de aquel encuentro. Hoy me he escrito Andrés Ferrer para que diga algo de él, de Falces: le interesaba una fotografía poética, en la línea de Robert Frank, turbadora, no necesariamente impecable en el sentido más técnico. Falces amaba las imágenes y su capacidad de turbación, las formas esquinadas del fantasma o de la pesadilla. Fue, ante todo, un divulgador de la fotografía: en sus críticas, en sus estudios, en sus catálogos, en su defensa de un sinfín de profesionales, en su propia obra, nada desdeñable, al menos en un sentido conceptual.

 

José Ángel Valente (Orense, 1929-Ginebra, 2000) amaba la fotografía. Le encantaba no sólo ponerle textos a las fotos de otros en su estudio, sino acompañar al artista: ver con su propia mirada lo que el objetivo y el ojo del artista captaban. Así nacieron sus dos primeras colaboraciones con Manuel Falces –director del Centro Andaluz de Fotografía, fotógrafo y crítico de fotografía de “El país”-: “La memoria y la luz”, un viaje a los espacios mágicos y místicos del Cabo de Gata y Níjar, y “Las ínsulas extrañas”, el recorrido por los paisajes andaluces de San Juan de la Cruz. No pudo hacer lo mismo con un nuevo proyecto: “José Ángel Valente. Para siempre. La sombra”. El autor de “No amanece el cantor”, herido de muerte ya, escribió casi un testamento poético para unas instantáneas en las cuales es el protagonista: él, sus viajes, su universo de creación. Ayer se inauguró en la Casa de las Morlanes esa muestra patrocinada por la Fundación Telefónica. La concejala Verónica Lope dijo que la exposición congrega “la poesía de las palabras del fallecido Valente y la poesía de las imágenes de Manuel Falces. La conjunción de estas dos poesías es la gran exposición que podrán ver los zaragozanos”.

         Manuel Falces se mostró, de entrada, “francamente impactado” por el espacio y subrayó que “la fotografía es el medio más democrático del siglo pasado y de éste. Lo que está bien, bien acaba. La fotografía acaba de despegar con gran fuerza”. De inmediato se centró en “las imágenes entrañables e impactantes, que poseen una carga muy emotiva para mí”. Recordó las pasadas colaboraciones entre Valente y él, y perfiló al poeta, en medio de la naturaleza, poseído por un misticismo esencial, reflexionando en la tarde o enseñándole a ver detalles inadvertidos o parajes especiales con “su gran sabiduría”. En “Para siempre. La sombra” cada autor trabajó por su cuenta: Falces recogió sus materiales y Valente les puso su lírica depurada. “Los textos fueron los últimos que escribió. El discurso poético es paralelo al de su libro póstumo ‘Fragmentos de un libro futuro’. Sus versos son como e-mails del alma y aquí se refleja su intuición hecha carne, verbo, religión, dogma: todo un universo particular”.

Dos fotos presidían el acto: Valente, próximo al último adiós, está en un hospital de Almería, y escribió en una instantánea: “Aún no. Alguien le ha llamado”, tan impresionante como otra que dice: “Borrarse, ser sólo huella”. Un verso que es un testamento: puede borrarse el cuerpo, abandonar Almería y sus mercados donde compraba queso fresco de Burgo, desaparecer para siempre de Almería o de Berlín, pero siempre quedará una huella indeleble: la palabra exacta y su melodía, estas imágenes para siempre.

 

1 comentario

Pepo Paz -

Una mala noticia, sin duda.