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Antón Castro

DIARIO DEL MUNDIAL / 17

EN LOS mundiales no hay pronóstico que valga. Siempre aparece una selección dispuesta a provocar un incendio o a despertar un volcán. El viernes Brasil mostró sus carencias y quedó a merced de Holanda: una selección más ordenada que brillante que es capaz de administrar latigazos concretos, de Robben y Sneijder, y de marcar los goles que necesita. Y ayer, Argentina sucumbió de manera humillante ante Alemania. Ni Brasil ni Argentina sabían lo que era enfrentarse a selecciones compactas, ni en qué consistía un adversario serio y sin complejos; en cuanto lo hicieron, saltaron por los aires, y acabaron por dar la razón a sus detractores. Argentina, mucho más que Brasil, era puro espejismo. Tampoco es cuestión de ponerse ahora ventajistas: a priori, tanta la Canarinha como la Albiceleste habían dejado muchas dudas y, a la vez, habían demostrado poseer una incuestionable eficacia goleadora. A pesar de sus lagunas, parecían las máximas favoritas.

El gol y el fútbol directo

 

Cuando Brasil y Argentina tuvieron un equipo sólido enfrente, cedieron. Brasil por la mínima, pero pudo haber recibido cuatro o cinco tantos, sobre todo en los últimos minutos. Y Argentina vivió del fútbol directo, del arreón y de su pundonor, que se mezcla casi siempre con las marrullerías; Alemania se mostró como lo que es: un equipo ordenado en todas sus líneas, con hambre de victoria, un estilo airoso y con jugadores espléndidos como Ozil y Müller.

El equipo de Joachim Low, un preparador sensato y nada histriónico, tuvo un bache importante de más de diez minutos: igual que le sucedió con Inglaterra, pareció confiarse al contragolpe y se emborrachó de intrascendencia. Maradona se va a casa entre otras cosas porque no ha sabido aprovechar lo que tenía -ni Bolatti ni Pastore han jugado y el equipo necesitaba un creador como el aire, que pudo haber sido Banega o Cambiasso-, porque no ha tenido sentido táctico y porque solo ha sabido maniobrar con el resultado a favor; en cuanto se enfrentó a la primera adversidad, se vio su falta de luces, de recursos y de inteligencia. Messi ha estado todo el tiempo veinte metros más atrás de su espacio natural y el mejor jugador del mundo, igual que le ha sucedido a Cristiano Ronaldo, es posible que ni esté en el equipo ideal. Este torneo encarna el fracaso de Dunga y de Brasil, de Maradona (que tendrá que practicar la autofelación sin periodistas), de Argentina y de Messi, que volverá a ser cuestionado y que apechugará con otro 'marrón': no marcó ni un solo tanto en cinco partidos.

España: dolor y emoción

España salió al campo sabiendo todo eso, y se encontró de inmediato con un hueso. Fue un partido clónico de los que jugó ante Suiza, Honduras y Chile, sobre todo. Paraguay se posicionó espléndidamente y se puso a correr con criterio. Achicó el juego de los de Del Bosque. 'Los jugones' querían asociarse, buscaban la triangulación, pero no había manera. Torres volvió a pasar inadvertido, Iniesta no iba a aparecer hasta que pasase a la izquierda, que es su lugar natural, y la calidad de Xavi, Xabi Alonso y Busquets se enmarañaba entre las botas y el severo marcaje paraguayo. Había como un aire incómodo en el ambiente, un presagio, el amago antiguo de la fatalidad.

En la segunda parte, el penalti clamoroso de Piqué dio lugar a una espléndida parada de Iker, que ayer volvió a ser san Iker. El fútbol es apasionante e imprevisible como las tormentas de verano: unos segundos después España dispuso de otro penalti. Tras la repetición, Xabi falló. Había que volver a empezar.

Villa y Casillas: los salvadores

España dominaba, profundizaba, con Cesc y Pedrito, y al final, el salvador Villa, el 'dinamitero de Asturias', marcaba su gol. Su quinto gol que le hace pichichi. Iker recuperó su mejor pulso y se estiró en dos ocasiones: fueron dos paradas milagrosas y definitivas que cerraban un partido emocionante, intenso, jugado con más seriedad que calidad, de poder a poder, uno de esos partidos que reafirma la grandeza del campeonato del mundo Del Bosque volvió a desconcertar: Llorente, el triunfador ante Portugal, pasó de ser candidato claro a titular, con Villa, a no disponer de un minuto.

Si España sigue avanzando, si es capaz de tumbar a Alemania en semifinales, podría suceder que David Villa se convirtiese en el mejor jugador del Mundial de Sudáfrica. En cualquier caso, este equipo ya ha llegado más lejos que cualquier selección española de su historia (en Brasil 1950 se jugó una liguilla) y ha llegado más lejos que dos de las favoritas de casi todos: Brasil y Argentina.

 

*En las fotos Kuyt y Sneijder, abajo con el 25 Thomas Müller, y al final David Villa.

3 comentarios

Magda -

El gol que no metió Cardozo, cambió el sentido del juego. Después el que le anulan a España. Un gran juego, Paraguay jugó excelente, también España.

Enfrentarse con Alemnania, un excelente equipo, será todo un reto. Pero deseamos que España salga triunfadora.

Marcos Callau -

Lo de España ayer fue muy emocionante. Estos chavales ya han hecho historia y Villa puede ser el mejor jugador, estoy contigo. Estupendo Casilllas, otra vez como en sus mejores tiempos. Lo del árbrito fue de juzgado de guardia...

Olga B. -

A mí este mundial me está aficionando al fútbol (me leo hasta las crónicas;-))). Ojalá veamos dos partidos más. Quiero ver marcar a Torres.