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Antón Castro

GARRAPINILLOS, 5 - SAN MATEO, 2

GARRAPINILLOS, 5 - SAN MATEO, 2

El pasado fin de semana hice la crónica de Perdiguera muy rápida: casi como un apunte de apenas 500 caracteres. O así. Sergio Calvo, el arquero, casi me lo reprochaba estos días en el entrenamiento: no he tenido tiempo de enterarme de casi nada, decía. Eso que había jugado. El Perdiguera había librado una excelente segunda parte, sobre todo en el primer tramo, tiró dos veces al palo, nosotros marcamos el cero-uno, fallamos dos o tres ocasiones claras y cuando languidecía el choque, en una jugada azarosa e infausta, el árbitro señaló penalti y expulsión: el Perdiguera empataba en el minuto 95 o 96.

Hoy teníamos que ganar. Llevábamos una segunda vuelta horrorosa: dos empates y tres derrotas. Nos enfrentábamos de nuevo al San Mateo: allí habíamos vencido 1-3, y ellos pugnan por no descender. Manuel Calvo, directivo del Garrapinillos, había intentado que se suspendiese el partido por campo embarrado. El árbitro, felizmente, le dijo que no. Nuestro choque tenía novedades: por primera vez no estaba Diego Rodríguez, que anda por Londres, Jorge Rodríguez cumplía su último partido de sanción, Enrique Romero descansará tres semanas, Fran sigue impedido de una mano, Jorge Beltrán estaba castigado por amarillas, volvía con sus lesiones Pirri y también Jorge Blasco, que apareció por el campo con Mariví, su mujer, y reaparecían Alberto Rubio, Pitu... Ella, durante el calentamiento, hizo la V de Victoria. Todo, sentimentalmente hablando, estaba a nuestro favor. Formamos así: Sergio Calvo; David Mateo, Dani Pekerul, Eduardo ‘Pirri’, Rafa; Alberto Sancho, Kike Alcubierre, Jorge Blasco, Alberto Luna; Eloy Mateo y Alberto Rubio. En el banco se sentaron Luis Romero, Ángel Sanz, que debutó el otro día y aún es juvenil, José Antonio ‘Pitu’, Víctor Calle y Javier Lacabe. Como os podéis imaginar: otra alineación inédita.

El partido empezó confuso. El campo no era el mejor: en algunos tramos estaba ligeramente embarrado, casi impracticable, como una almohadilla de lodo. Con todo, el San Mateo pareció tomar el dominio, pero en un contragolpe, Alberto Sancho penetró hasta el fondo, por su banda derecha, cedió y marcó Eloy. Todo se ponía a favor. Parecía que nos quitábamos de encima la maldición: fue un puro espejismo. Poco después, al contragolpe, marcó el San Mateo, y poco después, desde lejos, en una jugada bien hilvanada, uno de sus jugadores remató con escasa oposición, el balón se envenenó de efecto y despistó a Sergio Calvo. 1-2. Y ya estábamos con el agua al cuello. Cuando concluía la primera parte, Eloy sacó una falta muy escorada, desde la izquierda y con efecto: gol. Quizá contase con la complicidad del arquero. Estábamos vivos.

En el descanso intentamos recomponer el equipo: juntar un poco más las líneas, cerrar la media y dar entrada por la izquierda, de interior, a lo Silva, a Ángel. Poco después entraría Pitu. Jorge Blasco, que batalló y batalló, marcó de penalti. Poco después, Ángel aprovechó un avance para marcar un tanto de pillo con clase, y finalmente se produjo lo que tanto había anunciado ‘Pitu’ durante muchas semanas: se internó por la derecha, desbordó a su marcador, enfiló hacia la portería y marcó por bajo. Luego entraron Javier Lacabe, Víctor Calle y Luis. El resultado ya no se movió: Garrapinillos 5 (Eloy, 2, Blasco, Ángel y Pitu), San Mateo, 2. Nosotros subimos un puesto y nos colocamos segundos; por atrás, vienen El Burgo, que está realizando una temporada muy sólida (nos enfrentamos a ellos el próximo domingo) y El Salvador. Arriba, manda en solitario Anento Mesa Puesta.

Acabamos con una mala racha y con la mala suerte que nos persiguió en Villanueva (empatamos 3-3) y en San Juan de Mozarrifar, donde perdimos por 2-1 y acabamos con nueve. Hoy felizmente, no hubo expulsados. El equipo mejoró mucho en la segunda parte: Sergio estuvo mejor en esa batalla que en la primera; la defensa se mantuvo firme con Peke y Pirri pletóricos y con tres sólidos Rafa y Mateo y Víctor; en el centro destacó el trabajo y el despliegue físico de Kike Alcubierre, en el que quizá fuera su mejor partido, pero el nivel de Blasco, Luna y Sancho fue bueno, así como sus recambios, Ángel y Lacabe, que volvió con autoridad y sin percibir molestias. Y en la delantera, Eloy volvió a ser eficaz, Alberto Rubio trabajó durante 55 minutos, y luego rindieron bien Pitu y Luis, que volvió a rozar el gol. Hoy, con más eficacia que brillo y con algunos instantes de brillantez en varias triangulaciones al final, el Garrapinillos venció y convenció en un día, de temperatura agradable, tocado por la llovizna y por un leve barniz de melancolía de domingo que se parecía a un sábado.

 

*La foto de Eloy Mateo, que lleva ya doce tantos, es de Josean Melendo, de archivo.

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