GAGA & ASSANGE, POR MARIANO GISTAÍN
Mariano Gistaín, uno de esos periodistas decisivos de los últimos treinta años en Aragón, un escritor dotado de talento, ingenio y visión. Mantiene desde hace unos meses un blog en heraldo.es. Hoy publica uno de esos artículos que hay que leer y recomendar. Es el mejor Mariano. El Gistaín de siempre: lúcido, alquimista de palabras y de imágenes. Gistaín en estado de gracia. Aquí está el enlace, pero también cuelgo el artículo completo:
http://blogs.heraldo.es/al-alba/2012/10/lady-gaga-y-julian-assange/
LADY GAGA Y JULIAN ASSANGE
Por Mariano GISTAÍN
Julián Assange es el proscrito más famoso y olvidado del Imperio: asediado por desvelar documentos diplomáticos en Wikileaks, permanece acorralado desde el 19 de junio en la embajada de Ecuador en Londres.
Es el disidente de Occidente. Hostigado por todos los flancos, no le queda rincón sobre la tierra donde esconderse. Se trata de evitar que alguien intente repetir la hazaña. El escarmiento.
Lady Gagá fue a visitarlo a su refugio diplomático y estuvo con él cinco horas. El pop se redime y se confunde con el lado bronco de la vida, el pop se vuelve activismo, hacktivismo, hiperrealidad salvaje.
Esta visita de Gagá a Assange es un desafío a la metrópoli que mantiene al soldado Bradley Manning encerrado en un infierno interminable.
Estos ultramundos son pequeños Guantánamos dispersos por el globo, igual que los vuelos secretos de la CIA eran (o son, quién sabe) purgatorios volantes.
Lady Gagá ha provocado al Imperio (acaso decadente, tampoco está claro). Una visión cínica y decadente sostiene que ella ha ido a visitar a Assange para darse visibilidad mutua. Pero la foto no engaña: la foto a la salida es un poema de lucidez y espanto.
Esta visita es como cuando Marilyn Monroe iba a cantarles a las tropas pero al revés. Ha ido a animar al enemigo íntimo americano.
También podría ocurrir que hubiera ido de parte de la CIA y ahora interpusiera una demanda contra el hacker para engordar el sumario. Una Mata Hari. El pop ya es indescifrable como el mundo. Pero no parece, la verdad. Parece más bien que la chica se ha puesto del lado del perseguido y acosado.
De momento Lady Gagá ha rescatado al prisionero de las sombras de su celda. Le ha dado aire y consuelo en sus soledades ecuatorianas de Londres. Con el tiempo se verá que los Juegos de Londres han sido unos juegos con prisionero.
Las revelaciones de los cables volcados por Wikileaks han demostrado que EE.UU. presiona blandamente, cortesmente. Los cables son tan livianos que podrían haber sido filtrados por la propia administración USA para demostrar lo civilizada que es.
El ensañamiento contra Assange es una caza de brujas como la del fanático McCarthy, simple orgullo herido de militronchos. Obama, en Guantánamo y en esta fatwa contra Assange demuestra que los presidentes se doblegan ante el poder militar industrial, que son hombres de paja.
Lo que le hace USA a Assange es una fatwa cobarde, al menos las fatwas horribles de los musulmanes no disimulan, son atroces sin paliativos ni excusas.
La foto muestra a un Assange con la camiseta imperio manchada, machacado por su encierro infinito y dolorido por el olvido de los snobs progres que le van abandonando ante la presión de jueces doblegados; y en ese dolor está su triunfo, solo que nadie tiene tiempo para él, la despiadada velocidad del mundo le anula y juega a favor de los que le persiguen.
Lo que hubiera dado Warhol por esa foto.
La grandeza romántica y política de Lady Gagá, que ya ha demostrado su poder mental, traspasa este nuevo e invisible telón de acero, censura universal orwelliana que se cierne sobre el mundo y cancela el espejismo de la libertad. Un sueño escamoteado por el procedimiento simplísimo y eficaz de darlo por hecho.
La libertad es la primera víctima de este mundo atroz. La libertad de difundir secretillos tontos de embajadas americanas, la libertad de pensar lo que a cada uno le de la gana, más allá de los anuncios invasores de cuerpos y mentes y más allá del pensamiento obligatorio, que ya ni siquiera se llama único: ese ha sido su gran último éxito, hacerse pasar por variado, confuso, complejo.
Esta pareja de furtivos lo tiene todo para ser el póster de una nueva generación, si es que el sistema podrido no los desvía antes al circuito comercial y los trivializa como icono de patatas fritas, camisetas, chuches basura.
Julian Assange parece un ecce homo.
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