ANTONIO URIEL EN SPECTRUM SOTOS
Antonio Uriel se estrena en foto digital y en color
El artista inauguró ayer la muestra ‘El origen del invierno’ en la galería Spectrum Sotos
Antonio Uriel (Zaragoza, 1957) es fotógrafo y poeta, profesor y estudioso de la fotografía. Hace dos años, durante un curso sabático, tras regresar de París cayó enfermo “y estuve a un paso de la muerte”. Desde entonces, le han pasado muchas cosas: se ha restablecido felizmente, publicó el libro ‘Infierno XXXV’ en la colección Cuarto Oscuro de Prensas Universitarias, que dirigía Antonio Ansón, donde incorporó una selección de sus poemas, y el miércoles inauguraba una nueva exposición: ‘El origen del invierno’ en la galería Spectrum Sotos, con la que ha colaborado durante muchos años. Uriel, que ha sido un fotógrafo analógico y en blanco y negro, ha dado el paso a la fotografía digital y “la mitad de la muestra es en color”.
Dice Uriel: “Todas las fotografías son nuevas. En algunas retomo motivos que he utilizado antes. Son parte de mi imaginario y de mi repertorio simbólico: el viaje, la escalera, los pies desnudos, los textos ilegibles, las aves, las ventanas, el tren... Algunos de los temas también estaban antes, pero creo que eso es lo que da unidad a una obra. Por lo demás, para mí supone un cierto desafío”. Asegura que uno de los temas es la pertinencia de los modos de representación. “Las formas de simbolizar la experiencia cambian, pero estamos condicionados por las representaciones dominantes –dice-. Esto parece un poco abstracto, pero en las imágenes hay personas, situaciones que pueden articular una historia. El invierno es una metáfora, claro, pero también es un invierno real”, que alude a esa enfermedad inesperada.
Uriel, que se licenció en Filología Hispánica y se doctoró en Bellas Artes con una tesis sobre Semiótica y Estética de la Fotografía, expone asiduamente desde 1987. Considera que la fotografía “siempre es un documento. Mis fotografías son fragmentos de lo real, establecen una selección sobre el mundo, y por medio de unos recursos que a menudo coinciden con los de la fotografía llamada documental construyen otra realidad. Todas las fotografías lo hacen, pero a veces nos cuesta más incorporar esas imágenes a nuestra experiencia”.
Esta muestra arrancó, en buena parte de una imagen que tiene algo de aparición surrealista o de símbolo de esta época de incertidumbre e indigencia. Escribe: “El verano pasado vi a Mefistófeles en la Hauptbanhof de Frankfurt. Lo reconocí de inmediato por su sombrero tirolés, descolorido ya y con la pluma inequívoca, y las piernas delgadas embutidas en una especie de malla. Por lo demás, parecía un mendigo. Rebuscaba envases en las papeleras selectivas para recuperar el depósito”. Su visión de la fotografía no es precisamente optimista. La disciplina pasa por una crisis: “Tengo la sensación de asistir al final de una etapa. Da la impresión de que lo que surge de las ruinas no es precisamente mejor; pero es difícil desligar una experiencia estética de lo social. Estamos viviendo la pérdida de referentes, el desconocimiento o el desinterés por la historia de la fotografía. Y por otra parte lo que en un determinado momento de la historia del medio pudo ser progresista es ahora reaccionario por la capacidad del sistema para asimilarlo todo y usarlo en su propio provecho”.
La muestra permanecerá abierta hasta el 17 de febrero y podrá visitarse de lunes a viernes, entre las 16.30 y las 20.30.
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