HISTORIA Y LIBRO DE JUANA BIARNÉS
La segunda vida de Juana Biarnés
Juana Francés, la mujer que retrató
a Los Beatles hace ahora 50 años
La Fábrica, en su colección Photobolsillo, recupera la obra de la pionera del fotoperiodismo en España
La vida siempre concede una segunda oportunidad. Juana Biarnés (Tarrasa, Barcelona, 1935) es un buen ejemplo de ello. Otro más. Quizá todo empezase de nuevo cuando Gervasio Sánchez y Sandra Balsells la invitaron al Seminario de Periodismo y Fotografía de Albarracín: allí los estudiantes descubrieron a la pionera del fotoperiodismo en España que “se ha ocupado siempre de lo real y ha sido su enfoque intimista lo que la ha distinguido del resto de fotorreporteros de la época”, tal como escribieron Mónica Carabias y Francisco J. García en el catálogo que marca su recuperación: ‘El rostro, el instante, el lugar’ (2014), al que se acaba de sumar ahora una monografía de La Fábrica en su colección de Photobolsillo.
Juana Biarnés, contra viento y marea, decidió ser fotógrafa. Su padre hacía foto deportiva y además era poeta. Ella lo vio con tanto trabajo que decidió echarle una mano. Él se colocaba en una portería y ella en otra. En el campo de Les Corts un árbitro no dejó empezar el choque mientras Juana estuviese haciendo fotos, algo que también le ocurriría años después en el palacio de Congresos: estaba acreditada con todos los permisos, pero el guardia de seguridad le impedía el acceso al hemiciclo por ser mujer. Su carrera empezó en medio de la tragedia, con las inundaciones de Terrasa de 1962. Su padre le dijo que se repartieran la ciudad y que en cuanto tuviese las fotos las fuese revelar a Barcelona. Así lo hizo: sus espeluznantes instantáneas, que no ha querido exhibir ahora por respeto a las víctimas y a sus familias, llegaron ante el presentador Federico Gallo y abrieron los telediarios.
Poco después, Emilio Romero, director de ‘Pueblo’, vio su trabajo y le hizo una oferta laboral: la llamó a Madrid y le dijo que le pagarían por pieza publicada. Ahí empezaría su gran tarea. Tres años después acudió a la rueda de prensa de Los Beatles en el Hotel Avenida Palace de Barcelona. No se quedó a gusto y se metió en su mismo avión en dirección a Madrid. Se disfrazó un poco para afirmar sus armas, metió una cámara pequeña en el bolso y llamó a su habitación. Ringo Starr la vio y dijo: “You?”. Permaneció tres horas con ellos, les habló de flamenco, de pan con tomate, entonó algunos temas y los retrató, confiados y sonrientes, en la intimidad. Las fotos dieron la vuelta al mundo.
Juana era osada y tenía olfato informativo y artístico. Retrató a los nudistas de Ibiza, a un hosco Luis Buñuel durante el rodaje de ‘Tristana’, a Roman Polanski, a Raquel Welch (que había perdido la documentación), a Rocío Durcal y a una Carmen Sevilla más bella que nunca, a Santiago Bernabéu en bata, a Orson Welles, a Sue Lyon, aquella joven que habían interpretado la Lolita de Nabokov; retrató a Serrat con sus patillas de bandolero, o a Pilar Miró, recién llegada a TVE.
Cuando cerró ‘Pueblo’ se convirtió en ‘freelance’, creó su propia agencia, Sincro Press, y viajó a Estados Unidos para asistir a los rodajes de cine. Siguió trabajando hasta 1985. El director de una revista le rechazó un reportaje sobre un enfermo de cáncer, que intentaba contagiar esperanza a los demás, y ella decidió retirarse. Al parecer le mostraron unas diapositivas en color de Lola Flores y le dijeron que eso tenía más interés y más público.
LA ANÉCDOTA
Juana Biarnés abrió un restaurante en Ibiza, Ca Na Joana, con su marido francés, un periodista de ‘Paris Match’, y se dedicó a otra de sus pasiones: la cocina. “He heredado de mi madre la afición a los fogones y la necesidad de contar historias- suele decir Juana Biarnés-. Una de sus pasiones era contar novelas a sus compañeras de trabajo”.
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