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Antón Castro

PEPE CERDÁ EN EL MUSEO GOYA

En ‘Semejanzas’, realizada casi por completo durante la pandemia de 2020, he elegido, sin saber por qué, pintar paisajes y retratos. Lo he hecho porque los sujetos, los retratados, estaban ‘a mano’ y los objetos, los paisajes, también. Si soy sincero no debería emplear el verbo elegir para referirme al porqué sujetos y objetos aparecen en mis cuadros, sería más adecuado hablar del azar para justificarlo. El qué pintar surge de un modo natural y procuro no darle muchas vuelta”, dice Pepe Cerdá (Buñales, Huesca, 1961) a propósito de la muestra ‘Semejanzas’, que se ha inaugurado en el Museo Goya de Fundación Ibercaja y que inaugura el programa conmemorativo para celebrar los 275 años del nacimiento del pintor de Fuendetodos.

La muestra está compuesta por paisajes y retratos. El pintor matiza: “Me puse a pintar paisajes por la simple razón de que estaban en mi entorno”, dice a propósito de su pintura de la naturaleza, aquí exuberante, capta Villamayor, Malpica, diversos lugares de los Monegros, sotos del Ebro, nogaleras, choperas, etc. “Un retrato es la representación de un sujeto por otro sujeto. Ni más ni menos. Del mismo modo que el hombre de Altamira pintó bisontes y Giorgio Morandi botellas”, insiste.

La muestra aún puede concretarse más: Pepe Cerdá pinta paisajes, jardines, fue invitado a pintar en 2018 en los jardines de la Casa Museo de Sorolla y luego expusieron allí sus piezas; pinta a sus dos perros (“Velázquez había retratado magníficamente a varios perros y Goya también. Razón más suficiente para pintarlos”, confiesa), a profesionales en su trabajo y hace un gran homenaje a un conjunto de catorce sanitarios.

Cuenta en el catálogo: “El 22 de abril de 2020, en pleno confinamiento, me sumé a una iniciativa nacida en Londres entre pintores retratistas. La iniciativa (...) consistía en retratar al primer sanitario que nos hiciese llegar una foto. Tras publicar el anuncio en Facebook recibí ese mismo día decenas de fotos y cumpliendo lo anunciado pinté al primero que envió las fotos: Rubén García Gabo, médico estomatólogo en el Hospital de Alcañiz”. Cerdá, el escritor que pinta o el pintor que escribe, agrega que “con la misma laboriosa y mecánica naturalidad con la que los gusanos segregan seda, pinté uno tras otro hasta llegar a los catorce expuestos”.

No se quedó ahí y redondeó el conjunto de ‘Semejanzas’. “Una vez terminada la serie de los sanitarios seguí, por pura inercia, pintando a los tenderos que veía cuando iba a la compra. Al carnicero, al pescatero, al panadero, a la verdulera etc. Un trabajador ejerciendo su oficio es siempre alguien elegante, alguien correctamente vestido”, opina.

Ibercaja publica un amplio y ambicioso catálogo del artista, con dos textos de reconocidos críticos e historiadores del arte: Fernando Castro Flórez y Juan Manuel Bonet, a quienes se suma la aportación de la periodista Genoveva Crespo que hace los perfiles, casi a modo de entrevistas (les pregunta por la pandemia, por Goya, por libros preferidos, por aficiones o por la vocación), de los 14 sanitarios.

Dice Castro Flórez: “Pepe Cerdá es, con toda lucidez, ‘un intempestivo’ que pinta, literalmente, ‘lo que quiere’, negándose a marchar al ‘paso de la oca’ de tendencias estéticas que, en muchos casos, no son otra cosa que una mezcla de idiotez y pedantería”. Y aún afina más: “La pintura de Pepe Cerdá nos invita a volver a tocar el mundo, a sentir el aura de lo real, contemplando personas, deteniendo nuestra mirada en paisajes, asumiendo que podemos tener una relación poética con las cosas. En su magistral serie de retratos trabajadores nos presenta un pescadero, un carnicero, una frutera o un panadero, todos ellos mostrándonos sus ‘productos’, rodeados de los objetos que les definen. (…) En esas obras son importantes todos los detalles, desde una caja vacía en la frutería hasta el calendario en la pared de la pescadería, del suculento aspecto de la pieza de carne hasta las cosas revueltas en el suelo de la herrería”.

Juan Manuel Bonet define a Cerdá como un pintor literario y “amigo de las entreluces del atardecer”, y precisa: “Entre los cuadros de Pepe Cerdá que más me impresionan está alguna fulgurante visión de la metrópolis aragonesa iluminada en el atardecer, contemplada desde algún cerro vecino, un poco como Alberto, Benjamín Palencia y otros vallecanos contemplaban Madrid. (…) La naturaleza, tan enredada con todo en esos paisajes intermedios, también puede ser, para Pepe Cerdá, motivo de contemplación menos contaminada, y ahí están sus soberbios cuadros de robles, pinos, cipreses y demás árboles, en alguno de los cuales por lo demás se cuela, entre las frondas majestuosas, una torre de la red eléctrica, o, más levemente, un panel digital de la autopista”.

Genoveva Crespo dice: “este grupo de médicos y enfermeros nos cuenta cómo ha vivido esta inesperada y gravísima crisis de salud, que en demasiados casos también se ha cebado con ellos. Entrega, vocación, miedo, esfuerzo, reconocimiento, solidaridad, contagio, escaseces, incertidumbre, enfermedad, muerte, esperanza,… sentimientos que comparten con tantos colegas que en espíritu también están en esta exposición. Como están también los que nos han dejado, sanitarios y no sanitarios. Muchos de ellos asidos, en el momento del adiós, a la mano de un profesional que, durante días, semanas o meses, había sido su familia”.

La muestra, que se suma a su paso por La Lonja y a la reciente ‘Aún es siempre’ que se vio en el Paraninfo en 2017, permanecerá abierta hasta el 17 de junio.

 

 

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