DIÁLOGO CON DAVID GUIRAO SOBRE 'SAN JUAN DE LA PEÑA'
San Juan de la Peña, con sus dos monasterios, es uno de los lugares más impresionantes de Aragón, cuna de historias, de leyendas, solanar y solar de reyes. En el antiguo monasterio, que se quemó tres veces, impresionan las tumbas, las reliquias y los restos, «los capiteles de cómic», el hipotético Santo Grial, los vestidos del Conde de Aranda, el claustro, el edificio en sí mismo, que parece excavado en la roca. El ilustrador David Guirao, con el escritor y profesor Pepe Serrano, acaba de firmar un curioso tebeo: ‘San Juan de la Peña’, que publica Mira editores y la Real Hermandad de San Juan de la Peña. El nuevo se fundó en 1714. Los autores han resuelto su acercamiento con sencillez y originalidad: van a los dos recintos para hacer un tebeo donde se «localiza parte de nuestra historia».
¿Cómo define este volumen?
Es una nueva colaboración con Pepe Serrano. Teníamos muchísimas ganas de volver a crear algo juntos, y esto es algo que para los dos ha sido totalmente diferente a lo que nunca hemos hecho: se trata de un cómic.
Parecía que lo andaban buscando, en cierto modo, ¿no?
En el fondo tanto para Pepe como para mí el haber creado un tebeo es como cumplir una aspiración porque a ambos nos enamora el medio. En la obra hay escenas que funcionan de manera simétrica.
¿Cómo se ha sentido en el cómic el ilustrador que es usted?
Muy extraño. Tanto Pepe como yo somos apasionados lectores de tebeos, insisto, y nunca habíamos realizado uno. Yo tenía claro que si lo hacía era con él, aporta muchos matices a la historia, a la narración.
¿Por qué lo dice?
Pepe Serrano, con quien hemos hecho entre otros proyectos como ‘El libro de la narices’ (en la desaparecida editorial Nalvay), es capaz de dar muchísima profundidad a los personajes con muy pocas líneas (algo tremendamente difícil) y el humor que aporta es fundamental para que tengas ganas de seguir pasando páginas.
¿Cómo definiría entonces su propia metamorfosis o su esfuerzo?
Ja, ja, ja. Yo he tenido que reamueblar mi cabeza y dibujar de manera muy diferente, ser consciente de que el medio es distinto al que acostumbro y procurar aprovechar todos los recursos que nos permite el lenguaje gráfico. Pero nos lo hemos pasado muy bien haciéndolo.
¿Cómo define Juan de la Peña, una de las cunas de Aragón? ¿Qué tiene de especial, de mágico, de legendario...?
Es un edificio espectacular. Nos impactó cuando lo visitamos, cómo se funde el monasterio con la roca. La capilla de san Victorián o el claustro son para sentirse muy orgullosos de tener tanta calidad artística tan cerca de casa.
Cuentan que van a tomar notas para un tebeo y acaban haciendo un metatebeo, ¿no?
Eso es: quisimos huir de una publicación donde solo se dieran datos, fechas... Sabíamos que tendría una voz didáctica, pero decidimos que hubiese otra voz más, la costumbrista, que es la de los creadores que buscan un lugar donde desarrollar esa aventura de ficción y, claro, no podíamos evitar meter esa ficción para que el lector se implicase en nuestra historia.
¿Sería muy distinto el tebeo que harían tras la aventura que narran, si hubiesen optado por ese camino?
Nos gusta mucho dejar espacio para que el lector imagine. La aventura del protagonista es un ‘macguffin’ clarísimo, es como la maleta de ‘Pulp Fiction’ que la ves pero no sabes lo que hay dentro, porque eso corre a cuenta de la imaginación de cada uno.
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