Blogia
Antón Castro

Fotógrafos

LARTIGUE RETRATA A SU MUJER BIBI

LARTIGUE RETRATA A SU MUJER BIBI

Jacques Henri Lartigue, el gran fotógrafo francés, el artista de la alegría cotidiana, retrata a su esposa Bibi Londres, en octubre de 1926. 

DIÁLOGO CON LA ARTISTA JUDITH PRAT

DIÁLOGO CON LA ARTISTA JUDITH PRAT


[Judith Prat expone en la Ciudadela su muestra 'Expolio', dividida en tres partes. La fotógrafa de Altorricón, afincada en Zaragoza, explica las claves de su obra y de su forma de entender la fotografía.]

¿Que es 'Expolio'?

EXPOLIO es mi última exposición que acaba de inaugurarse en Pamplona y pude verse en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela hasta el 11 de febrero. Después itinerará por diferentes ciudades de España. Recoge una parte importante de mi trabajo en RD del Congo y Nigeria y transita entre las causas y las consecuencias de dos de los conflictos más cruentos de África. En este caso el saqueo de las riquezas naturales y el mal reparto de los beneficios que nunca llegan a la población se señalan como causa importante en el surgimiento y perpetuación de estos conflictos. La exposición también tiene una parte dedicada a las mujeres en los conflictos.



¿Qué significa hacer una muestra así?

Ha supuesto tener que enfrentarme de nuevo a mi trabajo de los últimos años y mirarlo desde una perspectiva diferente para conseguir que en 65 imágenes se entiendan dos conflictos muy complejos. El hilo argumental de la exposición tiene mucho que ver con mi manera de trabajar que es indagar en las causas para poder contar los conflictos. En este sentido aunque hay mucho trabajo detrás desde el principio tenía claro cómo quería que se mostraran las imágenes.

Algunas de las fotografías de la muestra han estado muy presentes durante todo este tiempo en los medios o han tenido mucha repercusión por diferentes motivos. Pero he incluido también fotografías inéditas que yo misma no había vuelto a ver en mucho tiempo y ha sido muy especial, a veces también difícil, reencontrarme con las historias que hay detrás de ellas.



Descríbeme la exposición. Está dividida en tres partes...

La exposición se estructura en tres grandes bloques: las riquezas, los conflictos y ellas. En la primera parte nos adentramos en una mina de coltan situada en el este de la RD del Congo, una zona donde se encuentra el 80% de las reservas mundiales de este preciado mineral necesario para la producción de gran parte de la tecnología que usamos a diario. Y también viajamos al Delta del Níger la primera región productora de petróleo en África y uno de los diez lugares más contaminados del mundo debido a los vertidos de las petroleras.

 En la segunda parte entramos de lleno en el largo conflicto que asola la RD del Congo donde operan más de 70 grupos armados muchos de ellos financiados a través del control de las minas y el expolio del coltan, con la connivencia de países vecinos y multinacionales destinatarias últimas del mineral. En este bloque también viajamos al noreste de Nigeria donde el grupo yihadista Boko Haram ha conseguido sembrar el terror en los últimos años. Veremos los efectos de los ataques y atentados suicidas perpetrados por el grupo y las consecuencias de la violencia para la población.

Por último la muestra tiene un parte dedicada a las mujeres sobrevivientes de los conflictos, mujeres que sufren la violencia general que afecta a toda la población y además un violencia específica diseñada para atacarlas. Hablo de la violencia sexual contra la mujer como arma de guerra, de la utilización del cuerpo de la mujer como campo de batalla como lugar donde escenificar el dominio y el poder. Y a pesar de eso son mujeres que no se resignan al papel de víctimas que sus verdugos les habían reservado y consiguen salir adelante y ser motor de cambio en la sociedad. Desde el principio pensé que merecían un lugar destacado en la exposición.



¿Por qué la has titulado así?

Por esa obsesión mia de indagar y señalar las causas. El expolio de las riquezas está detrás de muchos de los conflictos, así que me parecía una manera muy clara y muy directa de resumir de qué estamos hablando.



¿Cómo entiendes la fotografía?

He contado muchas veces que yo llegué a la fotografía porque me parecía una herramienta muy útil que podía ayudarme a contar aquello que yo empezaba a ver en mis primeros viajes. Pero muy rápidamente me atrapó de tal forma que se convirtió en una pasión y en mi lenguaje más natural. No obstante sigo entendiendo la fotografía al servicio de la historia que yo quiero contar. Es mi manera de contar como veo y entiendo el mundo.



¿Piensas que puede mejorar el mundo documentar la injusticia?

No soy ingenua, se que una fotografía no cambia el mundo. Pero si creo que es necesario contar, documentar, señalar las injusticias y sobre todo a sus responsables. Sin duda no hacerlo convertiría nuestro mundo en un lugar peor.



¿Qué has aprendido de la guerra?

La guerra la hacen los poderosos y la sufre la población. Es la máxima expresión de la hipocresía, es la muerte y la destrucción al servicio y para el beneficio de unos pocos.


¿Llega a inmunizarse alguna vez el fotógrafo ante ella?

En mi caso puedo decir que el día que sienta que lo que estoy fotografiando no me importa o no me afecta habrá llegado el momento de dejarlo.



¿Qué significa para ti la figura de Gerda Taro?

Sin duda era una gran fotógrafa que de no haber muerto tan pronto nos hubiera dejado un legado fotográfico muy importante. Además creo que estuvo injustamente eclipsada por el carismático Robert Capa, a quien parece que incluso se llegaron a adjudicar fotografías que en realidad había hecho ella. Creo que Gerda Taro creía que sus fotografías podrían cambiar el mundo y esa era su mayor motivación. Uno de sus reportajes más aclamados fue el de la batalla de Brunete, durante la guerra civil española.



¿Cuál es el lugar de la mujer en la fotografía?

Hay excelentes fotógrafas en la actualidad y las ha habido siempre pero al igual que ocurre en muchas otras profesiones a las mujeres en la fotografía nos falta visibilidad. En el fotoperiodismo creo que además nos toca derribar el estereotipo de que determinadas coberturas o temas solo pueden hacerlas los compañeros hombres. La realidad es que las fotógrafas estamos documentando todo tipo de temas en cualquier parte del mundo y lo estamos haciendo bien.

 

¿Aún hay que recordar que las mujeres son la mitad de la sociedad? Lo digo porque lo has hecho con emoción e intensidad en la entrega de los Premios 'Artes & Letras', donde tú ganaste el de Fotografía.

Si claro que si, porque no existe igualdad todavía. Queda muchísimo por hacer. Muchas veces se resalta de mi trabajo que fotografío mujeres. Y es cierto, sea cual sea la cobertura o el tema que esté documentando yo cuento qué les ocurre también a ellas. Pero eso no debería sorprender a nadie y si es motivo de sorpresa o merece ser resaltado es porque durante demasiado tiempo nos hemos olvidado de las mujeres. Además no se trata solo de contar qué les pasa a ellas, sino de recabar su opinión. Este era el sentido de mis palabras el día que recogí el premio Arte&Letras, si no recabamos la opinión de las mujeres, si ellas no están presentes, nuestras coberturas no están completas y nuestras historias tampoco.  

 

*La foto es de la artista oscense Tamara Margán.

 

MAYA GODED: UN DIÁLOGO

MAYA GODED: UN DIÁLOGO

Maya Goded (Ciudad de México, 1967) es una de las grandes fotógrafas de América. Podríamos decir que está en la línea de artistas como Susan Meiselas o Nan Goldin. Estos días ha participado en Albarracín en el Seminario de Periodismo y Fotografía, que coordina Gervasio Sánchez. “Mi abuelo era aragonés. Se dedicó a la hostelería, a la comida, y trabajó en el primer hotel de Acapulco. Y mi marido, el actor Daniel Giménez Cacho, nació en España, pero de niño lo trasladaron a México. Llevamos más de veinte años juntos”. Así se presenta esta mujer de voz tranquila y sonrisa leve que pronuncia con suavidad el ‘ahorita’.

-Abrió el sábado el Seminario de Periodismo y Fotografía. ¿Qué quiso contar?

He hablado de crear más puentes para la fotografía y del intento de llegar a más gente, para que mi obra no se quede en un círculo de fotógrafos. Yo no trabajo para periódicos. Hago fotografía documental y es difícil darle salida. Mis fotos, más que de colgar en casa, son más bien de museos y de coleccionistas, y a la vez trato de escribir textos que van con las fotos. Conté que hice un documental del año pasado.

-¿‘Plaza de la Soledad’ no? ¿Está basado en su conocido proyecto fotográfico en blanco y negro?

-Sí, sí. El de hace 20 años. Que llegase al cine comercial es muy raro, fue muy importante, muy lindo, siento que se cumplió un diálogo que yo necesitaba desde hace mucho: quería que lo viera y que provocara a la gente que no ve fotos. La película también se pudo llevar al senado, a los reclusorios.

He leído que regresó a la plaza en 2012. ¿Volvió a citarse con las prostitutas o sexo-servidoras, como las ha llamado alguna vez?

-Tardé tres años en hacer este trabajo. Yo, en realidad, siempre he tenido como una continua relación en la plaza y con las mujeres. Me gusta introducir, presentar cosas, que se mueva la gente; todas son mujeres que conozco hace veinte años. Luego también trabajé en una obra de teatro con actores de Ciudad Juárez, donde tantas mujeres son asesinadas, que habla sobre las mujeres que han desaparecido. También lo había hecho en fotos en la serie ‘Desaparecidas’. Será un documental extenso, pero el lunes (hoy) voy a proyectar una parte.  En estos años he trabajado en  páginas y documentales web. Se trata de buscar otros espectadores para estos temas de violencia, de abusos, de violencia de género.

-Su fotografía es de denuncia, de documento social, de la intimidad. ¿Cómo se define?

Me importan temas sociales, me gusta abarcar desde algo muy personal y muy íntimo. Son como temas que he ido buscando y que están vinculados con mi propia historia y mi vida personal, siento que mi trayectoria ha sido un caminar mío buscando cómo entender situaciones o cosas que viví de pequeña pero que también que me han preocupado a lo largo de mi vida. Deseo entender la sociedad y entenderme a mí misma, y eso quiere decir también entender mi infancia y mis fantasmas. Y todo es como si tuviera un único objetivo: encontrar el significado de la vida.

-Usted reflexiona sobre la prostitución, el cuerpo, la violencia, la maternidad…

-Sí. Son como temas de todos que hago míos porque una trata de entenderse,, como si quisiera fotografiar y escribir mi propia historia. Y también se trata de encontrar cómo le puedo dar a eso una dimensión más social y universal.

-Usted empezó trabando con Graciela Iturbide, una de las grandes fotógrafas de América. ¿Qué aprendió de ella?

-Aprendí que hacer fotos no es solo tomar fotos, sino enriquecerte. Que hay que leer, que hay que soñar, oír música, la vida es algo mucho más amplio que tomar fotos. Gaciela Iturbide es una mujer muy culta en la música, en la lectura, en el pensamiento; me ha inspirado mucho para mi obra por su trabajo artístico y antropológico. Y ella me enseñó a jugar en la foto…

-¿Jugar’

Sí, sí, sí. Jugar en la foto. Yo juego, para mí fotografiar es jugar con la gente que estoy trabajando. En el documental yo tenía una idea, pero ellas, las mujeres también planeaban cosas. Se trata de que también la voz del otro salga en la foto y, ay, en el acercamiento. No creo en absoluto en la foto objetiva. La foto, hagas lo que hagas, es subjetiva, es opinión, es una forma de mirar. Sé que uno provoca tomando fotos; entonces también hay que saber jugar con eso.

Me llama la atención ese grado de intimidad que logra: saca a algunas prostitutas con sus amantes ocasionales, le dejan retratar sus cuerpos, sus pechos. ¿Cómo lo logra?

Nunca estás en la misma situación, claro, pero sí creo que hay que entablar la relación lo más horizontal posible. Para mí eso es lo que me gusta de la foto. Llegar al lugar, quitarte todos tus tabús y dejar que esa realidad te modifique, te mueva, te estremezca. De lo contrario no tiene sentido para mí tomar fotos. Yo también me abro y dejo que me toquen las cosas. Eso lo nota la gente a la que le haces fotos.

-Me ha parecido que en los últimos años, el vídeo y el cine la han seducido. ¿Es así?

Cuesta mucho tiempo hacer una película. Son diferentes. En el cine trabajas en equipo, con otras personas, y tenía mucha necesidad del movimiento y del sonido, pero ahorita creo que estoy cambiando mi rumbo totalmente. Ya no busco violencia y mujeres, busco otras cosas, medicina ancestral y otros temas. Iniciaré un viaje mío, interior, en el que me acompañará la foto fija. Para explorar el mundo lo mejor es ir con una cámara y sola.

 

 

 

 

LAS FOTOS DE JULIA ANNA GOSPODAROU

LAS FOTOS DE JULIA ANNA GOSPODAROU

Una espectacular foto de Julia Anna Gospodarou: la catedral de Notre Dame de París. Vive en Atenas es una especialista en la fotografía arquitectónica en blanco y negro.

SUBIDA A LA PEÑA MONTAÑESA

SUBIDA A LA PEÑA MONTAÑESA

Eduardo Viñuales Cobos me envía esto: "Yo estoy subiendo a la Peña Montañesa, envuelto por peñas y nubes, con pinos negros retorcidos y centenarios... Día mágico. Te mando foto".

LIZ TAYLOR POR PHILIPPE HALSMAN

Retrato de Liz Taylor por Philippe Halsmann.

IRVING PENN EN PARÍS

IRVING PENN EN PARÍS

El 16 de junio de 1917 nacía en Nueva Jersey quien se consagraría como uno de los fotógrafos más importantes e influyentes del siglo XX. Hablamos de Irving Penn, conocido mundialmente por sus glamurosos y elegantes retratos. Y con motivo del centenario de su nacimiento, el Grand Palais de París ha inaugura la primera gran retrospectiva internacional dedicada al artista, en colaboración con el Metropolitan de Nueva York y la Irving Penn Foundation. Esta muestra, comisariada por Jeff L. Rosenheim, Maria Morris Hambourg y Jérôme Neutres, expondrá hasta enero de 2018 el enorme legado fotográfico de Penn. Más de 235 impresiones fotográficas, todas producidas por el artistas, y una selección de sus dibujos y pinturas ocuparán las salas de la institución parisina, que ofrecerá una visión integral de la gama de géneros en los que trabajó: moda, naturaleza muerta, retratos, desnudos, belleza, cigarrillos y escombros, todos ellos bajo una gran simplicidad, un minimalismo y un rigor asombrosos. Aunque los primeros pasos de Irving Penn fueron en el dibujo, el grafismo y la pintura, pronto conoció al que sería su primer mentor, el diseñador y fotógrafo Alexey Brodovitch, por quien comenzó a trabajar para Harper’s Bazaar. Por esta publicación también han pasado nombres como Richard Avedon, Hiro o Garry Winogrand, entre muchos otros.

Asimismo, aunque la fotografía publicitaria, de moda y de alta costura fue una parte importante en la producción de Penn –ya que también le permitió colaborar con otras revistas como Vogue–, lo cierto es que Penn se interesó rápidamente por otro tipo de fotografía centrada en los despojos, los restos, colillas, objetos perdidos en las calles… para otorgarles a esos objetos una pulcritud y una técnica impecable. Esta también es la fotografía de Irving Penn. Como también lo son las imágenes que ha dejado de desnudos femeninos, un género muy frecuente entre sus coetáneos. Penn ha producido fotografías en las que el cuerpo femenino es contemplado desde una óptica geométrica, rozando la abstracción y lo escultórico.

También fueron muchas las grandes figuras a las que retrató el norteamericano, como Marlene Dietrich, Picasso, Marcel Duchamp, T. S. Eliot, Alfred Hitchcock, Salvador Dalí, Spencer Tracy o Igor Stravinsky, por nombrar unos cuantos. Estas obras pretendían ser relecturas o diálogos de piezas de Goya, Daumier o Toulouse-Lautrec. Todos estos retratos son modelos canónicos de la maestría técnica y artística del fotógrafo, que utilizaba recursos excepcionales en el estudio donde trabajaba, donde también capturaba esas colillas encontradas, esos restos de comida y esas trivialidades muy presentes en su obra. Precisamente, la exposición del Grand Palais propone conocer en profundidad a Irving Penn, ir más allá de las imágenes mundialmente conocidas y descubrir la otra mirada que habitaba en él.

(Irving Penn en el Grand Palais de París. Desde el 21 de septiembre hasta el 29 de enero de 2018)

 

 

 

ROCCO MORABITO. NO ES LO QUE PARECE

ROCCO MORABITO. NO ES LO QUE PARECE

17 de Julio, 1967. Florida. El fotógrafo norteamericano Rocco Morabito se encuentra de servicio para el periódico local de Jacksonville cuando un fuerte estruendo le sorprende de camino a su automóvil. Un operario de las líneas eléctricas nacionales había sufrido una aparatosa descarga de más de 4.000 voltios y se encontraba inconsciente colgado a más de 12 metros de altura. Mientras su compañero intentaba reanimarle con ‘el beso de la vida’.

 

*Lo tomo de Pinterest.