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Antón Castro

UNA APARICIÓN CUANDO NADA SE ESPERA DE LA NOCHE

UNA APARICIÓN CUANDO NADA SE ESPERA DE LA NOCHE

CUENTOS DE MARTÍN MORMENEO / 32

Martín Mormeneo no había tenido un buen día, ni siquiera una buena semana. Pero al volver a casa, saliendo del garaje donde deja su coche mientras retrata la nueva Zaragoza, le ocurrió algo especial: primero vio un perro azafranado, tal vez fuese un cocker spaniel, siguió  la cuerda con los ojos, apenas un par de metros adelante, y se quedó deslumbrado. Aquella muchacha que avanzaba lentamente, aquella mujer que peleaba contra el cierzo de las once de la noche tenía un cuerpo maravilloso: el pantalón le ceñía bellamente desde los tobillos, las pantorrillas, los muslos anudados y tensos, el culo esculpido en piedra redonda por el aire glacial. Martín Mormeneo, que dispara incluso cuando no lleva la cámara, pasó a su lado en el coche y la miró con el descaro del asombro, de modo que ejecutó casi una provocación, una ofensa.

Si lo que había visto hasta entonces le había parecido magnífico, ideal para un reportaje de infinitas fotos,  lo que vio primero de escorzo y luego por el espejo lateral derecho, el retrovisor, le confirmó la agitación, la bella perplejidad de hallar una belleza deslumbrante cuando nada esperas de la noche. Aquella muchacha llevaba la cabeza cubierta con su gorro, tenía los pómulos salientes, la nariz idónea por cruzarla con otra nariz que se aproxima y besa; habría dicho Martín Mormeneo que aquella muchacha tenía un rostro gótico. Como el de Zhang Ziyi, una de sus actrices favorias. Hizo algo que no había hecho nunca: salió al Coso, volvió a la plaza de Salamero con la esperanza de verla un instante más con su can en los jardines. Martín Mormeneo apenas divisó el invisible rastro que dejaba por la calle fría. De una cosa estaba seguro: aquella mujer era un sueño, un lolita melancólica, Zang Ziyi que, como antes Uma Thurman o ahora Natalie Portman, se extravía desde el anonimato en Zaragoza.

5 comentarios

Martín Mormeneo -

Querido PM: ¡Cuánto daría yo por tener ese sentido del humor que tú tienes! Es tan divertido tu texto que me he reído de lo lindo. Me gustaría hacerle un retrato. El último que he hecho ha sido el de un autor que me gusta mucho: José Luis Melero. "Leer para contarlo" es uno de mis libros preferidos. Lo llevo siempre en mis viajes en tren.

Querida Magda: Alguna vez la he leído en este blog, al que me asomo de prestad. Mil por su continua delicadeza, hondura y elegancia. Gracias.

Magda -

Bien dice García Ponce, un gran escritor mexicano: Ante la belleza, "Uno no es más que el espectador pero, por serlo, desde la soledad de la contemplación, su experiencia es única. Lo que ha ocurrido ante esta exposición es personal y probablemente incomunicable. Sin embargo uno conoce esa experiencia; todo amante de la belleza la conoce: la imposibilidad de apartarse de ella".

Muchos saludos.

Anónimo -

A PM: De PM

PM -

Un fotógrafo normal les habría dicho a sus amigos: joder, tíos, ayer por la noche vi en la calle a una tía buenísima. Martín Mormeneo, no. Martín es especial. Martín, el gran Martín, es único. Primero ve un cocker "azafranado" y nos aclara que pueder se un "cocker spaniel", como si todos entendiéramos de perros y fuera lo más natural saber qué coño es un "cocker spaniel"; luego, para hacernos saber que hacía viento, nos dice que la chica "pelea contra el cierzo"; más tarde nos explica que sus muslos son "anudados", y para rematar la faena que su culo está "esculpido en piedra redonda por el aire glacial". No contento con esto, para decirnos que lo que le hubiera apetecido es darle un buen morreo, nos describe su nariz y nos cuenta que era "idónea para cruzarla con otra nariz que se aproxima y besa". Finalmente, para que nos quedemos bien jodidos y nos digamos a nosotros mismos: "idiota, tú nunca serás escritor", nos habla de su "rostro gótico". Así son las cosas. Uno está en casa sin meterse con nadie, dándose con la mejor intención una vuelta por los blogs de sus amigos, y se encuentra con esto. ¿Qué hacer entonces? ¿Llamar al gran Martín Mormeneo y empezar a gritarle? Decides con buen criterio tranquilizarte, salir a la calle y tratar tú también de encontrar a una tía con el culo y los muslos así y asá y el rostro gótico y todo eso. Pero claro, es imposible. Tú nunca encontrarás a nadie así. Tú con suerte sólo encontrarás una tía buena, que naturalmente no cruzará una sola mirada contigo. Y si le miras el culo no sabrás si está esculpido en piedra redonda o en piedra de Calatorao. Inútil, que eres un inútil.

JB -

Hay veces en las que la belleza te subyuga y te hipnotiza, y si además se funde con tu melancolía entonces puede excitar tu imaginación hasta límites insospechados. Gracias por tu magnífica evocación.