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Antón Castro

CHUS JUSTE: PALABRAS COMO ÁRBOLES

CHUS JUSTE: PALABRAS COMO ÁRBOLES

Durante algunos años veía con frecuencia a Chus Juste, la bibliotecaria de Zuera: en La Iglesuela del Cid, en su propio espacio encantado de libros o en Zaragoza. Es encomiable la gran labor que ha desarrollado a favor de la lectura y de la creación. Es un torbellino incesante: una bibliotecaria lectora y escritora, dinamizadora, una mujer incansable que se ha forjado a sí misma con los lectores, con los escritores, con los ilustradores, con los contadores de historias y con los profesores. Siempre ha estado ahí, con la sonrisa en los labios, la pasión por su oficio; siempre ha estado ahí como un árbol diminuto y sólido que protege contra cualquier tormenta, orientado a los destellos de la imaginación y la fantasía. Chus Juste ha sido y es un modelo para muchos compañeros: la define su curiosidad, su inquietud, su vehemencia. Ha ejercido un influjo indiscutible. No sabe estar parada. Inventa estrategias contra el aburrimiento. Ayer viernes, en la presentación del cuento tradicional africano ‘El león Kandinga’ (Kandanga), que Boniface Ofogo ha contó “más de 1700 veces” (y alguna de ellas en la biblioteca de Zuera), Chus Juste estuvo presente: en ella, en el fondo, empezó el hilo invisible que tejió esa historia, y Elisa Arguilé inició la presentación de ese trabajo aludiendo a ella y al término bibliotecaria. Chus Juste: bibliotecaria, y por extensión escritora, soñadora, enamorada de los libros, enamorada del amor a los libros.

 

Ayer compré uno de los últimos libros en que ha participado: el libro ‘Abecedárbol’, que ha publicado el sello Versus de Javier Almalé en su colección de Los Libros Libérrimos, con fotos de él: fotos de la naturaleza, de árboles, de raíces, de frondas, fotos de la raíz.

 

Copio aquí este texto de Chus Juste, inspirado en los ‘Ejercicios de estilo’ de Raymond Queneau, en los juegos de Gianni Rodari y en sus propias propuestas. La foto es de Natalie Dybisz.

 

 

Encina

 

En este espejo estoy esperándote,

Elisa. Entre elefantes, esferas,

elegantes elegadros, entusiastas

esquinas. Estoy aquí. Efímera. Esas

eses equilibran el espacio.

Era esto: ensalada especial,

entrecot estofado en especias,

encanelados endulzados.

Epígrafe: el encinar es estrecho.

Era elíptico en enero. Espero

escalofriante escenario.

Etcétera.

4 comentarios

Niggerman -

Pues tiene su gracia este poemilla. Sí, es un poco veta Oulipo. Y para que no nos olvidemos de que casi todo está inventado tiempo ha: también tiene precedentes, muy simpáticos e ingeniosos, en el Barroco, y hasta en la Edad Media.

En todo caso, y pedanterías al margen, lo dicho: que tiene su gracia. Y no es poco...

Urko Ugarte Monsegur -

Hola Antón y compañía, sólo decirles que ya ha salido el nº 3 de la revista de arte y literatura Como un ángel sentado en manos de un barbero.
Antón mándeme un correo por favor, gracias, un abrazo.

elcanibalibro -

Estimado Antón,

Sabiendo que ya ha sido visitante de nuestro hogar virtual, queríamos invitarle a nuestro rehabilitado "El Canibalibro". Si le apetece dar un paseo por allí, será, por supuesto, bienvenido.
Un saludo.

Carlos Miragaya -

¡África!

Cuna de la Humanidad.

Este sucintísimo www-POST-It, que aquí adhiero, Antón, reza encuentros no en alguna parte de la Tierra sino del Cielo. Mas, tal dicho por concurso ídem a éste, vendrá. En cuanto posible.

Deica logo,

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