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Antón Castro

LA ZARAGOZA DE GANDÚ MERCADAL

LA ZARAGOZA DE GANDÚ MERCADAL

 

La fascinación de Zaragoza, como el embrujo de París, no se acaba nunca. El hallazgo del fondo fotográfico de Luis Gandú Mercadal (1888-1968) es otra prueba de ello: este reportero de prensa, con conciencia de su oficio, y luego contable realizó para ‘La Crónica’ un conjunto de espléndidas fotografías en muy pocos años. En la recuperación del archivo han trabajado mano a mano Juan Carlos Lozano y Ángel Carrera, y las fotos las han devuelto a la vida dos magníficos profesionales como Gonzalo Bullón y Andrés Ferrer. El resultado es la muestra ‘Una crónica visual 1910-1930’, que puede verse en las salas del Paraninfo. Gandú fue uno de los pioneros del reportaje gráfico en la ciudad, junto a su amigo Aurelio Grasa, y realizó un álbum muy personal en muy poco tiempo. Gandú registró una Zaragoza vitalista, que se estremeció con la muerte de Joaquín Costa en 1911, la multitud atiborró las calles. Captó la Zaragoza del trabajo, de Canal, de la maquinaria, de los tranvías, de la industria (cinco hombres se suben a un somier de la fábrica de camas Irisarri para probar su resistencia), la Zaragoza seducida por la aviación y los biplanos, por los nuevos vehículos, la Zaragoza de los toros y la rivalidad de Jaime ‘Herrerín’ y Florentino Ballesteros; Gandú tenía un ojo narrativo muy especial para la tauromaquia. Gandú Mercadal recuerda, a veces, a Eugene Atget, el fotógrafo de París, y en sus retratos de familia, cálidos, al francés Emmanuel Sougez, alias ‘Pitou’. En la pasión por los coches, Gandú está próximo a Lartigue. Hay una foto de su hijo Luis Antonio en un coche de juguete, futurista y estilizado, que es una auténtica obra de arte, de modernidad y de evocación. Igual que esa foto que se ha elegido para el cartel: el de su hija María Luisa, subida a una moto despampanante.

*La foto de María Luisa Gandú, realizada por su padre.

1 comentario

Luis Rabanaque -

Menuda pinta tiene esa exposición. De cabecita en cuanto tenga un segundo.
Gracias por informarnos de tanto bueno, Antón.