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Antón Castro

MARÍN BAGÜÉS, EN CAJALÓN

MARÍN BAGÜÉS, EN CAJALÓN

Grabamos ayer para ‘Borradores’ la exposición de Francisco Marín Bagüés (Leciñena, 1879-Zaragoza, 1961) que se inaugura esta tarde en Cajalón. El comisario es Manuel García Guatas, que ha reunido 65 obras de 20 colecciones e instituciones: la muestra tiene, de entrada, la virtud de presentar a las jóvenes generaciones (hace 31 años que no se veía al artista en una muestra totalizadora) a un pintor excepcional que practicó pintura costumbrista, la pintora histórica, el retrato y el bodegón y el paisaje, y que poco a poco fue realizando una obra poderosa de colorido, textura, transparencia y untuosidad, una pintura llena de delicadeza, de variedad, de intensidad y, a menudo, de irregularidad.

Manuel García Guatas ha dividido la exposición en tres partes: una dedicada a los retratos, algunos excepcionales, de una gran sabiduría introspectiva y expresiva, ahí figura 'Las tres edades'; otra a las obras de contexto general, desde sus inicios hasta ‘La carrera de pollos’, y en esa sala hay piezas deslumbrantes, de pequeño formato, o la grandiosa ‘El pan bendito’, ese cuadro en el que Marín Bagüés dialoga con Gutiérrez Solana y con Francisco de Goya. García Guatas dice que los tres grandes maestros de Marín Bagüés son Velázquez, “al que ha copiado mucho, de quien ha hecho reproducciones por pura pasión”, Goya y El Greco, “un pintor que le inspira para realizar ‘Los placeres del Ebro” (obra que que no está en la muestra). La tercera sala es un pequeño gabinete de dibujo, con algunos inolvidables como el de un joven que parece vivo, o el estupendo cartel de 1909 para ‘Heraldo de Aragón’.

Manuel García Guatas, autor de una monografía sobre el pintor que publicó la CAI en la colección Mariano de Pano, ha colocado un autorretrato del artista en cada una de las salas. Y los tres son delicadísimos: el primero es un retrato un tanto sorollesco, de una gran sutileza, que lo emparenta con la espléndida pintura española del siglo XIX; el segundo es un autorretrato de vez, está realizado en 1953, y es una de sus obras maestras: es el autorretrato de un hombre vulnerable, melancólico, inmerso entre sus paisajes de Leciñena y sus sueños del Mediterráneo, con el pincel en la mano. El una obra que mezcla la fragilidad y la determinación del artista. Y el otro es una cabeza pequeña, muy matizada, que adquirió el pintor Eduardo Laborda.

[Los pintores Jorge Gay, Pepe Cerdá, Eduardo Laborda y María Buil explicarán, además del comisario, la obra del artista. Eduardo Capapé, de Cajalón, ha realizado un intenso trabajo de colaboración con Manuel García Guatas. El montaje es de los hermanos Robert. Esta foto, trabajada por Andrés Ferrer, es un retrato de Marín Bagüés de autoría desconocida.]

He tomado esta espléndido cuadro, 'Las tres edades', del blog

http://www.almendron.com, uno de los mejores de Aragón y de asunto aragonés.

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