Blogia
Antón Castro

MATURÉN: UN GRAN ARTISTA, UNA GRAN EXPOSICIÓN DE UN PINTOR MODERNO

Había visto hace más de un mes la exposición de Ángel Maturén (1949-2005). Recuerdo que luego estuve hablando con Miguel Torrubia, pintor y escultor, poeta y editor, y me dijo que Maturén era para él uno de los grandes artistas del último medio siglo en Aragón. Me pareció exagerado de entrada. Volví a ver hoy la muestra, comisariada por Pedro Pablo Azpeitia y Víctor Maturén, en el Palacio de Sástago. Y realmente me parece muy buena, una muestra soberbia, de un artista que poseía una mano capaz de todo, preciosista, inspirada, una mano de pintor contemporáneo capaz de arriesgar en series, en trazos, en gestos, capaz de tratar la materia de un modo especial, un auténtico pintor moderno, de su tiempo, que tiene cuadros llenos de profundidad, de emoción, de intensidad.

Algunos de sus gatos con sillas son maravillosos; me gusta la facilidad con que sugiere una naturaleza muerta de flores, despintando el fondo o pintándolo de modo esquemático; sus campos, sus mares con caracolas, incluso en la parte de arriba me gustó esa habilidad tan sencilla y elocuente, bien resuelta en línea y color, de esas mujeres sensuales que tienen una pose un tanto impresionista. Maturén era un artista figurativo y abstracto a la vez, que se sentía cómodo en los formatos grandes. A veces, en algunas piezas me hace pensar en el vibrante Broto de los ochenta y en ocasiones coincide con el mundo de Barceló, más que con el mundo con la estructura íntima de sus lienzos, en el óleo derramado mediante una caligrafía gestual y en relieve, en hondonadas de expresividad y música.

Di varias vueltas. Repasé cuadros, los comenté con Javier Aguirre, el historiador que ha estudiado a los gitanos (me dijo que había conocido a Maturén), quizá lo que menos me interesara fueran esos trabajos sobre plomo, los de la patio central, quiero decir, los más escultóricos, porque los cuadros sombríos, tenebrosos, de la galería de arcos me parecieron rotundos, de una oscura belleza. En algunos casos me hicieron pensar en algunos alemanes y en algunos momentos de Víctor Mira.

No sé si volveré a ver la exposición porque se termina el trece de febrero. Antes de irme compré el catálogo. Me hacía ilusión tenerlo. Repasarlo. Recordar a Ángel Maturén, con quien hablé tres o cuatro veces, una vez en su estudio de San Atilano, en Tarazona.

 

Ángel Maturén, 1949-2005. Pintura como materia de vida. Palacio de Sástago. Hasta el trece de febrero.

1 comentario

Marisa Lanca -

Totalmente de acuerdo con tu punto de vista sobre esta exposición y el gran Ángel Maturén. Te me has adelantado a la que iba a ser próxima entrada en mi blog. Iba a llamarla "Maturén, animal pictórico, artista total". Yo también lo conocí cuando Valtueña expuso en San Atilano y nos invitó a su casa a comer el plato que, según él, mejor le salía: arroz con conejo y setas cogidas por su mano. Encantador y con un carácter muy especial. Saludos, Antón.