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Antón Castro

HOY, 'VIVIR DEL AIRE' EN OLIFANTE

HOY, 'VIVIR DEL AIRE' EN OLIFANTE

Hoy, invitado por Trinidad Ruiz-Marcellán y el sello Olifante, voy a estar en su caseta para firmar ‘Vivir del aire’, una colección de 18 poemas de la colección La Casa del Poeta, y ‘Los pasajeros del estío’, del que ahora se cumplen 20 años. Ese libro apareció en 1990, en la primavera, y nacía de dos veranos en Camarena de la Sierra. Allí venía la gente a contarme historias de su vida. El libro consta de dos partes: una de relatos más largos, y otra de ocho relatos hiperbreves.

 

El libro ‘Los Domadores del balón’ (Eclipsados) se presentará el próximo día 8 de junio en el Auditorio José Luis Borau de Aragón Televisión.

Fotografía de José Miguel Marco realizada un domingo por la mañana, en esta primavera, a orillas del Ebro, muy cerca de Juslibol.

 

NOTAS SOBRE 'VIVIR DEL AIRE' (OLIFANTE. LA CASA DEL POETA)

 

-1. La poesía forma parte de mi vida desde la adolescencia, cuando estudiaba Electrónica. Soy lo que soy porque descubrí a Neruda, a Bécquer y a Lorca.

 

-2. Me escapé de mi casa a los 18 años, y me encerré en una buhardilla en las Armas 138, en Zaragoza, con un loco afán: quería ser poeta. Poeta en gallego. Pasé mucha hambre, iba a ayudar al bar Lumpen para comer fritada aragonesa y escribía mucho. Aprendí a escribir a máquina cuando trabajaba de camarero y un día descubrí el relato, la narrativa.

 

-3. Escribí tres o cuatro libros de poemas en gallego. Solo publiqué un poema: ‘Biografía del ahogado’, se titulaba. El poemario tenía un título prometedor: ‘La playa de los ahogados’, y era una crónica del mar, de naufragios, de amores imposibles, de noches de plenilunio. Entonces compraba todos los libros de poesía del mar que encontraba.

 

-4. Era coleccionista de poemas marinos.

 

En este libro le dedico un poema a José Ramón Arana. El gran Cano lo vio así...

-5. Luego estuve mucho tiempo sin escribir poemas. Publiqué algunas cosas en una antología de 1990: ‘Penúltimos poetas de Aragón’ (DPZ). Y metí la poesía en mis relatos, novelas o textos de otro tipo. Incluso en el periodismo. Para algunos soy un narrador impregnado de poesía, para otros un poeta metido a narrador.

 

-6. ‘Vivir del aire’ es la exaltación de la vida, del paisaje, de la naturaleza con la que dialogas: las nubes, los pájaros, los almendros del camino, el nogal que tienes ante tus ojos. El libro tiene algo de cuento: parece que hay alguien que sale de paseo y piensa, y sueña, y recuerda, y se encuentra con personajes: le vienen a la cabeza las cartas que escribía su padre, oye a un músico, recuerda los terrores de la niñez, proclama su pasión por Teruel y sus amantes, reflexiona sobre la belleza, cuenta algunos crímenes derivados del amor, y al final vuelve a reflexionar sobre sí mismo o la escritura, en el final de periplo, por decirlo así.

 

-7. Siempre me ha gustado mucho el poema en prosa. O la narración enmascarada con imágenes poéticas. Sucede en varios relatos: en esa vindicación del fantasma de José Ramón Arana, en la historia de amor del fotógrafo Cepero. Ahí tenía en la cabeza, en estas formas, a Vicente Aleixandre y su ‘Pasión de la tierra’, a ‘Ocnos’ de Luis Cernuda, a ‘Las cosas del campo’ de Muñoz Rojas y a la lírica de Juan Ramón Jiménez, a quien se le rinde un homenaje explícito.

 

-8. El libro es como un álbum del camino del paseante. Se confunde con la naturaleza, evoca, denuncia, se estremece, y termina casi igual, con un tratado de intenciones. Es un libro muy narrativo: te invita a entrar en él y a quedarte.

 

-9. Otro móvil decisivo del libro es el amor: el sueño del amor, la locura de amor, el deseo, y también es una declaración de amor a la escritura y a los lugares donde ahora vivo: Zaragoza y sus calles como Pabostría, el Canal Imperial o Garrapinillos, con esos depósitos que son como faros o palomares abiertos a los vientos. Y donde he vivido, como Teruel y provincia. 

*Vivir del aire. Firma en la caseta de Olifante. De 12 a 2 y de 6.30 a 9. La foto inicial es de Selina Maeyer.

1 comentario

Olga B. -

Coleccionista de poemas marinos... qué buen oficio;-)
Estupenda vocación que, con el tiempo, ha cristalizado en el aire.
Un beso y enhorabuena.