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Antón Castro

PARA JOSÉ-CARLOS MAINER...

Elogio de la sabiduría y del magisterio

de Mainer, un historiador de la cultura

 

-‘Para Mainer de sus amigos y compañeros de viaje’ (La Veleta) es un homenaje al ensayista, editor y Catedrático de Literatura Española

 

-Autores como Caballero Bonald, Francisco Ayala, Javier Cercas, Borau o Martínez de Pisón, entre otros, ensalzan la trayectoria de este “racionalista ilustrado”

 

José Carlos Mainer Baqué (Zaragoza, 1944), ensayista, Premio de las Letras Aragonesas 2002 y Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza, protagoniza ‘Para Mainer de sus amigos y compañeros de viaje’ (La Veleta. Granada, 2011), un volumen de cuarenta y nueve autores que nace de “una idea de Andrés Trapiello a la que se sumó Jordi Gracia y de la que yo no quise saber nada de la gestación y desarrollo”.

José-Carlos Mainer, que se confiesa muy pudoroso y reconoce que su tendencia natural “es el racionalismo ilustrado”, es el destinatario de numerosos elogios: el poeta Luis García Montero lo define como “un bien público, un patrimonio social, en el panorama de la cultura española contemporánea” y le agradece que haya tenido “los ojos abiertos a la poesía”; el historiador Santos Juliá lo compara con George Steiner y dice que “siempre se disfruta cuando uno se trae entre manos algún trabajo suyo, en el que nada sobra, en el que nada falta”.

Guillermo Fatás, uno de sus mejores amigos y ex director de HERALDO, lo define como “un exportador de Hispanismo”; el narrador, crítico y ex editor José María Guelbenzu lo califica como un sociólogo con gusto literario y un moralista; y el experto en cine Román Gubern, algo mayor que Mainer, se confiesa discípulo suyo “a la hora de exponer el imaginario literario español”.

Los méritos abundan en esta colección de trabajos que ahondan en la riqueza de matices de un ensayista complejo que ha escrito más de una veintena de libros. Javier Cercas se declara “mainerista” y lo retrata así: “Además de un historiador literario –su vocación o su disciplina más evidente-, Mainer es un historiador de la cultura. Y un crítico literario de verdad, no un reseñista”; Cercas añade otro matiz, en el que coinciden otros: “Como un auténtico escritor, Mainer se pelea por la palabra justa e indaga en el giro inesperado y revelador, el matiz que entrega un significado nuevo, como si supiera que en literatura –y la crítica literaria es una forma de literatura- la verdad es únicamente una cuestión de estilo”.

Elogios al margen, el volumen repasa las distintas etapas del autor, desde sus años en Zaragoza, glosados por Jordi Amat, que alude a “las destartaladas aulas de (…) los Escolapios…”, y Alberto Blecua, que lo evoca en las inmediaciones de la plaza de Salamero. Otros  recuerdan sus años en Barcelona, como su profesor Martín de Riquer –“era por aquel entonces un joven más bien delgado y la tez bastante blanca. Era listo y de los que no dudaban de intervenir en clase. Tenía un tono de voz grave y un verbo reposado y ajustado”, dice-, como Fernando Valls, que efectúa todo un paseo por los libros y los autores y la sensibilidad que les animaba en los años 70 y 80, o como Arcadi Espada, etc. Se incluyen auténticos relatos como el viaje en tren que narra el propio Trapiello, hablando de poesía, textos sobre la amistad y la complicidad, como el que Francisco Ayala escribió por boca y pluma de su mujer Carolyn Richmond, y por haber hasta hay peticiones explícitas como la de Elías Díaz, en un texto que él mismo define como provocador y polemista, que propone a la Real Academia Española que reciba en su seno a José-Carlos Mainer, “el sabio catedrático, magnífico docente, escritor y riguroso investigador”.

Hay notable presencia aragonesa: además de Blecua y Fatás, figuran José Luis Borau, deslumbrado por la erudición de su paisano una noche en la Residencia de Estudiantes; José Luis Melero, que lamenta que “prácticamente ninguno de los escritores zaragozanos en torno a los cincuenta años (….) o los un poco más jóvenes (…) han gozado del privilegio que para todos hubiera significado el trato habitual y permanente con Mainer” y a la vez le confiesa su admiración; Martínez de Pisón, que dice que “lo suyo era auténtica generosidad intelectual, la generosidad de un hombre sabio que quiere hacer más sabios a los demás”; Juan Marqués, que reconoce su magisterio y firma, con Julio José Ordovás, una entrevista totalizadora. Y el poeta Rosendo Tello le dedica su poema ‘Serena plenitud’, un texto que se suma a otras poesías de Eloy Sánchez Rosillo, Caballero Bonald, Jon Juaristi, Luis Muñoz y Francisco Rico.

El propio, autor de ‘La Edad de Plata’ o ‘La escritura desatada’, se autorretrata para HERALDO: “Soy un historiador de la literatura que ha trabajado bastante y se lo ha pasado bien haciéndolo, que jamás ha escrito un artículo o un libro del que no haya tenido la íntima convicción de su necesidad, que he procurado manufacturar esos trabajos con cierto decoro estilístico y que como docente puedo ser pedante y exigente (además de ‘distante’) pero nunca campanudo ni demagogo”.

 

 

EL ECO DE ‘LA EDAD DE PLATA’

 

Una de las anécdotas más graciosas del libro ‘Para Mainer…’ la narra Juan José Millás. Le pidió al ensayista y a la modelo y actriz Martina Klein que presentasen su novela ‘Laura y Julio’. Recuerda Millás que el acto fue u éxito, pero “Mainer no habló bien de mi novela ni tampoco mal. Esa noche, en la cama, recordando sus palabras, tuve una intuición de lo que era la verdadera inteligencia, el talento auténtico, la sinceridad perspicaz, y me dormí pensando que lo admiraba, o sea, que me parecía un maestro en el sentido antiguo y más noble del término”. El libro más citado de José-Carlos  Mainer -editor de Gómez de la Serna o de Pío Baroja (de quien ultima una biografía), entre otros- es ‘La Edad de Plata’, considerado un clásico por Juan Manuel Bonet, y “el relato más coherente, incitador y perspicaz de la cultura española anterior a la guerra”, según Javier Cercas.

 

LA FICHA

Para Mainer de sus amigos y compañeros de viaje. Idea y Coordinación: Andrés Trapiello y Jordi Gracia. Varios Autores, 49: Francisco Ayala y Carolyn Richmond, Martín de Riquer, Emilio Lledó, José Luis Borau, Martínez Sarrión, Rosendo Tello, Francisco Rico, Santos Juliá, Manuel Gutiérrez Aragón, Guillermo Fatás, I. Martínez de Pisón, José Luis Melero, Andrés Trapiello, Arcadi Espada, Javier Cercas, Guillermo Carnero... Granada, 2011. 288 páginas.

 

 

2 comentarios

Vicente Luis Fenoll Ávila -

Quiero rectificar el comentario anterior en relación al señor (esta vez sin comillas)José Carlos Mainer.
Resulta que la referencia atribuida a Mainer hablando de mi padre, Carlos Fenoll Felices, en el libro "biografía" de mi padre, de Ramón Fernández "Palmeral", es del libro "Ramón Pérez Álvarez (Yo hablo y escribo de un Miguel -Hernández- real", de José Ruiz Cases, "Sesca", publicado en Orihuela.
Le pido al señor Mainer mis más sinceras disculpas porque he sido llevado a engaño por una persona que no sabe ni copiar de otros autores. Los insultos y comentarios los traslado a este Ramón Pérez.

Vicente Luis Fenoll Ávila -

Este "señor" se atreve a acusar a mi padre, Carlos Fenoll Felices, en carta a Rafael Gómez, director de la Casona de Tudanca, con estas palabras tan insultantes y sin ninguna prueba: "... en que su degeneración le condujo, en una borrachera, a quemar cuantos papeles tenía de Miguel(Hernández), serían más de 50 cartas y aparte de notas". ¿Por qué no decir que también quemó varias obras inéditas de MH?, una maleta llena de papeles, un baúl, un contenedor... Puestos a abusar de su condición de erudito, que no se quede corto. Cómo se puede ser tan sinvergüenza y quedarse tan tranquilo después de soltar un comentario tan atroz.
Cómo es posible que un individuo de esta calaña se haya dedicado a dar clases de literatura en la universidad.
Me gustaría que este individuo leyera lo que opino de él: un engreído fracasado, envidioso y mala persona que se atreve a decir lo que nunca se ha probado: que mi padre quemara ningún papel o carta de Miguel Hernández. La prueba está en la cantidad de cartas y escritos dirigidos a mi padre que se encuentran en poder de desaprensivos como este señor Mainer (hasta en la Biblioteca Nacional hay cartas de MH dirigidas a mi padre; ¿cómo? No lo sé).
Hasta hace poco no sabía de este individuo y su poca vergüenza. Con motivo del centenario del nacimiento de mi padre se han publicado varias cosas y entre ellas un libro de Ramón Fernández "Palmeral" en que está esta cita del "señor" Mainer.
Siempre que pienso en este señor me acuerdo de su puta madre y me cago en sus muertos.
Le pueden facilitar mi dirección de correo electrónico.