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Antón Castro

JULIO JOSÉ ORDOVÁS: UN POEMA

JULIO JOSÉ ORDOVÁS: UN POEMA

 

Julio José Ordovás (Zaragoza, 1976) publica un nuevo libro, en verso y prosa, 'Una pequeña historia de amor' (La isla de Siltola: colección Vela de Gavia. Sevilla, 2011. 160 páginas). Le pido algunos textos y recibo este poema. Hay historias de amor y muerte de Sándor Marai y su mujer, de Alain Delon y Romy Schneider, del propio autor, de personajes inventados, declaraciones de amor, confidencias, historias de putas. Al final el autor hace toda una sinfonía sobre la pasión, la soledad, el desencuentro, el cariño, el sexo y el deseo.

  

LA TORMENTA PERFECTA

 

 

Nunca nos poníamos de acuerdo,

obstinados en llevarnos la contraria.

Es verdad que hubo días de tregua,

como la noche que hicimos planes para los próximos cien años:

una casita de chocolate perdida en el bosque,

un niño que tendría tus ojos y llevaría mi nombre,

un crucero galáctico con escalas en Venus, Saturno, Marte y Plutón.

Cenamos con la tele apagada y el vino de las grandes ocasiones,

brindando por la continuidad del alto el fuego.

Me había quedado sin tabaco, bajé corriendo al chino

y cuando volví me sorprendiste con la música a oscuras,

el vestido en la alfombra, los zapatos señalando la ventana abierta

y la luna encharcada a tus pies.

Fue un buen polvo, uno de los mejores.

Maullabas a gritos con la espalda erizada.

Después sacaste la manta y recogiste las copas.

Nos dormimos contando las estrellas.

Como cada sábado, nos despertó el perro de la vecina.

Hasta que el sol nos echó de la terraza no dejaste de ronronear.

 

 

El otoño llegó a primeros de agosto.

Descenso notable de las temperaturas.

Fuertes rachas de viento y lluvias

generalizadas en toda la península.

El hombre del tiempo lo había advertido

y nadie le hizo caso.

Me irritaba aquel tipo, con su sonrisa postiza y sus corbatas chillonas,

repitiendo una y otra vez las mismas palabras, los mismos gestos.

Un día muy negro

amenazó con la posibilidad de que una tormenta perfecta

asolara la costa gallega y el litoral cantábrico.

Me pareció un presagio

y quise cambiar de canal. Compréndelo. ¿Qué otra cosa podía hacer?

 

*[La foto es de Luis Márquez]

 

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