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Antón Castro

AVA GARDNER Y SU AVENTURA ESPAÑOLA

Ava Gardner en España

 

Isaki Lacuesta le dedica el documental ‘La noche que no acaba’, basado en el libro ‘Beberse la vida’ de Marcos Ordóñez, una crónica sobre el esplendor y la decadencia de la actriz

 

 

Isaki Lacuesta (Girona, 1975) es uno de los cineastas más interesantes y trabajadores del cine español. Un apasionado de su oficio capaz de rodar en cualquier formato. En su trayectoria, se contemplan títulos como ‘Cravan versus Cravan’, sobre la vida del poeta y boxeador que se enfrentó con Jack Johnson en Barcelona y que desapareció en el Golfo de México, ‘La leyenda del tiempo’, donde seguía de manera oblicua la huella de Camarón de la Isla, o la película de ficción ‘Los condenados’, la historia de dos guerrilleros que buscan el cadáver de un amigo y hurgan en los fantasmas del pasado. Por encargo, Isaki Lacuesta ha dirigido una película muy especial: el documental ‘La noche que no acaba’ sobre la presencia de Ava Gardner en España, basado en el libro ‘Beberse la vida’ de Marcos Ordóñez.

Ava con Mario Cabré. El torero poeta.

Lacuesta intentó hacer desde el primer instante un documental de autor. En ‘La noche que no acaba’ hay buenas ideas: por ejemplo, habla de la Ava Gardner que llega a España en 1950 para rodar en Tossa de Mar ‘Pandora y el holandés errante’ y de la Ava Gardner en decadencia, víctima de todos los excesos, de los del momento y los acumulados, con el rostro trabajado por la vida y sus desórdenes. Crea dos voces: la de Ariadna Gil  para la juventud y la de Charo López, para algunos nuestra Ava Gardner, en la madurez, y mediante la confrontación, la mezcla de los fotogramas de las películas –no solo las que rodó en España, sino las que rodó en Italia o en México, aunque sucedieran en España, las que rodó en el Hollywood clásico: ‘Forajidos’, ‘Mogambo’, ‘Las nieves del Kilimanjaro’, ‘La noche de la iguana’...- con el material de archivo (fotos, carteles, documentales, etc.), logra darle un importante dinamismo a la biografía de esta mujer de belleza extraordinaria, que enamoró a Mario Cabré y Luis Miguel Domínguez, que mantuvo una relación de amor y desamor oceánicos con Frank Sinatra y que acabaría mal: maltratada incluso por su último compañero George C. Scott.

Ava Gardner con Lola Flores.

En ese diálogo entre la Ava de las películas y la Ava real, logra Lacuesta un espléndido trabajo, que alcanza su mejor momento cuando vemos como Ava veía con espanto la cogida de su amor Dominguín. También está el universo de la leyenda: aparece esa mujer apasionada de la fiesta y de los ‘sanfermines’, de la noche, del sexo y del alcohol, casi todo el mundo decía que se había acostado con ella. Uno de los personajes que la recuerdan, un pianista, no muestra ningún interés en acostarse con ella, y Ava le pregunta por qué; él le dice: “A ti y a mí nos gusta el mismo hombre: Clark Gable”.

En ‘La noche que no acaba’ salen distintos personajes que la conocieron y que convivieron con la actriz: en los rodajes, en las noches madrileñas, en los tendidos, en un improvisado recital. Sale por ejemplo, con su edad y su cuerpo de ahora mismo, la mujer que la suplantó en un desnudo de época, y sale desnuda como entonces. Salen fotógrafos como Manel Fábregas, directores de fotografía como Jack Cardiff, músicos, biógrafos de Dominguín como Carlos Abella, cronistas de cine como Jesús García Dueñas o Jaime Arias, camareros y, entre otros, dos actrices: Lucía Bosé, que rivalizó con ella en su pasión por Dominguín (le diría luego Gardner: “El torero se ha quedado contigo porque en ti ha visto a la madre de sus hijos”) y la joven Silvia Marsó, que trabajó con ella en ‘Harem’ y le pidió un consejo para el futuro. Ava le dijo: “¡Huy niña! Ten paciencia, porque en esta profesión no se llega nunca”.

Lacuesta toca casi todos los asuntos capitales: la intensa y conflictiva relación con Sinatra (que detestaba a Franco: no podía verlo, y era quien más explicítamente lo odiaba), aborda el asunto de la maternidad, y recuerda cómo fue a Italia a rodar algunas películas como ‘La maja desnuda’ (1959), donde hacía de duquesa de Alba con Tony Franciosa como Goya. Aquí, entre otras, aún rodó ‘55 días de Pekín’ con Charlton Heston, con el que se llevó bastante mal, y con David Niven.

Como curiosidad más bien aragonesa, echamos a faltar la espléndida foto que le hizo Luis Mompel en la plaza de toros de Zaragoza, donde estuvo al menos en dos ocasiones con su amigo Ernest Hemingway. Es una foto luminosa, una foto para la historia, como lo es este documental que recoge parte del mito, de la belleza y del dolor de vivir de Ava Gardner, probablemente uno de las criaturas más fotogénicas del cine que enamoró, también, al poeta y novelista Robert Graves.

 

La noche que no acaba. Isaki Lacuesta. Basada en el libro ‘Beberse la vida’ de Marcos Ordóñez. Cines Renoir. Única sesión, a las 18.30 horas. (Este artículo apareció en la edición digital de Heraldo).

1 comentario

JESUS -

Apasionante sin más.