DIÁLOGO CON DANIEL MONZÓN
ENTREVISTA CON DANIEL MONZÓN
Por Javier MESA LAMPRE Y VARIOS PRESOS DE DAROCA
Revista La Oca Loca
http://www.revistalaocaloca.com/2010/02/daniel-monzon/
Su última cinta “Celda 211” ha sido la gran triunfadora en la XXIV edición de los Premios Goya 2010. Sin embargo, y gracias a nuestro buen amigo “picapedrero” de Daroca Luis Alegre, toda esta repentina, aunque no inesperada, vorágine no le ha impedido responder en exclusiva a nuestra revista.
Director, guionista, crítico, actor. Daniel Monzón, amén de un taquillazo, ha logrado el más difícil todavía porque tanto crítica como público aplauden su última película por igual.
En nuestra modesta opinión, “Celda 211” es una gran película ya que refleja con verosimilitud el ambiente de aquellos años y ciertos temas críticos que surgen durante la vida en una cárcel (los FIES, su aislamiento y encastramiento durante años en dicho régimen de vida, la crítica al exceso de poder, los presos de ETA, la actitud de algunos funcionarios e internos, etc.). Nuestra mayor enhorabuena.
¿Fue duro el rodaje de “Celda 211”? ¿Cómo vivió la experiencia de trabajar con ex presos de verdad? ¿En las visitas previas a centros penitenciarios, le rompieron nuestros compañeros algunos clichés socialmente establecidos sobre nosotros (y de ahí la redención final, entre comillas, de Malamadre)?
El rodaje, más que duro, fue intenso y terriblemente estimulante. Sobre el papel, rodar durante nueve semanas en una cárcel, recreando una tragedia de estas características, con un equipo humano tan variopinto y sometido a unas condiciones físicas difíciles, parecía una olla a presión que podría estallar en cualquier momento pero lo cierto es que todo el equipo, los figurantes, los presos y ex presos formamos una piña, parecíamos un verdadero grupo de amotinados unidos por una causa común: sacar adelante la mejor película de la que fuéramos capaces.
Hablar y tratar con vuestros compañeros significó una experiencia humana absolutamente enriquecedora. Como también lo fue hablar con los funcionarios de prisiones y educadores, algunos de ellos consagrados en cuerpo y alma, como pude constatar, a tratar de hacer de ese espacio tan terrible como es la cárcel algo un poco más humano.
¿Le ayudó el trabajar en una cárcel real y no en plató, o fue una dificultad?
Rodar en una cárcel real fue absolutamente fundamental para que todos nos imbuyéramos del espíritu de lo que estábamos recreando. Era la propia cárcel la que nos dictaba la puesta en escena, los encuadres, los movimientos de cámara o el comportamiento de los personajes en determinadas secuencias…
Por supuesto, era difícil desde el punto de vista técnico lidiar con la falta de espacio y la imposibilidad de readaptar las localizaciones –esos muros no están hechos precisamente para la tramoya escénica- pero todo se tradujo en pantalla en una más que oportuna y constante sensación de claustrofobia.
¿Ha podido conocer algunas otras reacciones ante la película de internos o de funcionarios, cuáles han sido?
Para mi sorpresa, contento y tranquilidad, las respuestas tanto de funcionarios como de internos que han llegado a mis oídos son, en líneas generales, muy positivas.
¿Preveían el gran éxito comercial que iba a tener la película?
El éxito comercial es algo que decide el público. Yo nunca pensé que fuera a concitar semejante cúmulo de espectadores y de tal abanico de edades.
¿Es consciente de que se ha puesto el listón muy alto para su próxima película? ¿Cambiará nuevamente de registro? ¿Intenta que no lo encasillen? ¿Por qué el cambio constante de género, es premeditado, o es algo innato en usted?
Me gusta variar, no quedarme encallado, probar distintas cosas. Pero no es algo premeditado, me guío por lo que me apetece, por aquello que noto que me va a mover por dentro con la fuerza suficiente como para mantenerme tres años de vida apasionado con el proyecto.
Si tú no estás apasionado, difícilmente puedes apasionar a tu equipo ni, desde luego, apasionar finalmente al espectador. Cambiaré, en efecto, de registro una vez más. Jorge Guerricaechevarría –mi co-guionista y compañero de aventuras- y yo barajamos en estos momentos una frenética comedia negra en inglés que sucede en Londres…
También nos ha sorprendido el magnífico trabajo de todos los actores, en especial el de los dos protagonistas (Luis Tosar y Alberto Ammann), ¿Cómo trabaja usted con ellos, ensaya mucho previamente o simplemente crea un buen ambiente de trabajo y les deja margen a la improvisación?
Trabajo de las tres formas. Ensayando mucho previamente, tratando de crear un buen ambiente de trabajo y dejando un margen para que el actor proponga todo lo que se le ocurra y aceptarlo en caso de que parezca oportuno. En realidad, lo más peliagudo que le corresponde al director en cuanto al capítulo de actores es saber elegirlos bien. Después hay que estar cerca de ellos y darles alas para que hagan suyos los personajes. La idea es que, literalmente, los “encarnen”, los conviertan en seres de carne y hueso y no queden como algo escrito en un papel. El espectador ha de percibirlos tan vivos como el vecino o el tipo ese de la esquina.
¿Está nervioso ante el día 14 de Febrero y la posibilidad de ganar un Goya al mejor director? ¿Hay un antes y un después desde los Goya?
Procuro no estar nervioso porque no es algo que dependa de mí. No creo que un estado de nervios por mi parte vaya a alterar la cosa de ninguna manera, así que, ¿para qué preocuparse? Y no, no creo que haya un antes y un después desde los Goya, al menos no por mi parte. Yo soy el mismo tipo con gafas de antes.
En sus dos últimas cintas (“Celda 211” y “La caja Kovak”) parece que sus argumentos son una excusa para hablar de temas como la crítica al poder establecido (en “Celda 211”, nos ha llamado la atención el valor superior que el Estado parece dar a los presos etarras frente a los funcionarios) o el comportamiento ante situaciones límite….
A mí me da que algo de eso que dices está en las cuatro películas, también en “El corazón del guerrero” y “El robo más grande jamás contado”… Si a algo tienden es a ácratas…
¿Es más difícil trabajar sobre un libro o sobre un guión original?
Ambas cosas tienen su pro y su contra. Lo mejor de escribir sobre una idea ajena, que ya ha sido escrita, es que tú ya sabes que es algo que te ha emocionado y cómo lo ha hecho, al menos a ti ya te ha producido unas sensaciones. Tu trabajo es tratar de transmitir en un lenguaje totalmente diferente todo aquello que te movió a ponerte manos a la obra.
¿Qué le motivó el paso de crítico cinematográfico a director de cine? ¿Qué es más duro, dirigir una película o escribir una crítica cinematográfica?
A mí la crítica y el periodismo cinematográfico me salieron al paso, por el camino. Yo siempre, desde muy niño, quise dirigir cine. Se me planteó la posibilidad de escribir sobre cine y me pareció estupendo, ¡me pagaban por ver cine! Fue una gran escuela. En cuanto a la dureza de escribir una crítica o hacer una película, me parecería una frivolidad decir que cualquiera de las dos labores es dura. Lo duro, por poner un ejemplo que tienes cercano, es lidiar con el día a día en una cárcel.
¿Considera el cortometraje un formato previo al largometraje, ha realizado usted algún corto?
He de confesar que yo me embarqué en el largometraje sin pasar por el cortometraje porque me di cuenta que hacer un corto requería prácticamente de la misma energía que hacer un largo pero no tenía la misma repercusión. Y como yo soy muy vago, concentré mis fuerzas en lo más pragmático…
¿Es usted de los directores capaces de cambiar un guión o la planificación de una secuencia el día anterior o de los que les gusta tener todo absolutamente planificado y pensado hasta el milímetro?
Creo que es mi responsabilidad llegar al rodaje con los deberes hechos, es decir, con una idea bastante precisa de la planificación, pero también creo que buena parte de mi labor es estar abierto a todo lo que el azar o la inspiración del momento quiera brindarle a la película. Son regalos imprevistos que sería estúpido rechazar.
¿Le resulta duro que otros profesionales monten una película distinta a la que usted había imaginado al rodarla o participa activamente en la fase de montaje? ¿Tuvo que dejar, mucho material en la mesa de edición sin montar debido al trepidante ritmo de la película?
Participo de forma muy activa en la fase del montaje, que no despego el trasero de la silla, vamos. Pero dejo casi siempre que el montador –en el caso de “Celda 211”, montadora, la extraordinaria Mapa Pastor- se encuentre con el material y elija sus propias opciones sobre las que luego discutimos, matizamos, rehacemos… o las dejamos tal cual, que también pasa.
En el caso de “Celda 211” limamos la película hasta dejar fuera momentos que nos gustaban pero que ralentizaban el ritmo. Y éste debía ser más que trepidante, arrollador, para transmitir al espectador toda la carga de angustia que siente su protagonista, Juan Oliver.
EN LA INTIMIDAD DE LA CELDA…
¿El mayor desafío con el que se ha tenido que enfrentar?
Mi paternidad, también mi mayor premio.
¿Cuáles son (como inspiración suya) sus directores de cine favoritos y por qué?
Mis héroes cuando era adolescente eran –y lo siguen siendo- Alfred Hitchcock, Orson Welles y Luís Buñuel. Yo creo que entre los tres reúnen todo lo bueno que el cine tiene que ofrecerle al espectador, al menos, a uno como yo…
¿No le da la impresión de que el cine español anda a medio gas?
No sé verlo bien desde dentro, pero si es así, espero que algún día camine a toda pastilla…
¿El reconocimiento siempre llega antes desde afuera?
Pues no sé… Si te refieres a desde afuera de uno mismo, desde luego que sí; uno no sabe la posible fuerza de lo que tiene entre manos hasta que proyecta su película ante los espectadores y siente sus reacciones…
Si te refieres a que llega primero desde el extranjero, no siempre, aunque por ejemplo, el caso de “Celda 211” se vio muy reforzado por el éxito que obtuvo en los festivales de Venecia y Toronto.
¿La vida sigue siendo el mayor espectáculo que uno puede vivir?
Sin duda alguna, y que no se me olvide eso nunca…
¿Su mayor libertad?
La que atesoro dentro… ¿suena profundo o más bien cursi?
¿Perfección o naturalidad?
La mayor perfección dentro de la naturalidad.
¿Cómo sería el cine sin ideas?
Algo vacío.
¿Flota la perfidia entre los directores de cine?
En mi caso, procuro que no.
¿Su próximo proyecto tiene nombre?
Estamos en ello…
Hace unos días, el entusiasta y trabajador y dinamizador cultural de la cárcel de Daroca Javier Mesa Lampre me envío una nota en la que venía esta entrevista realizada al cineasta Daniel Monzón que le había hecho él y un conjunto de presos de la cárcel de Daroca en la revista 'La Oca Loca'. Javier Mesa siempre es un hombre amable y afectuoso, embarcado en numerosos proyectos de cine y de literatura. Por eso, si hubiera alguien que no ha visto la entrevista, la traigo aquí. Es interesante. Recuerdo a Daniel Monzón de cuando hacía sus sinceras y temibles críticas de cine. A veces, parecía que no dejaba títere con cabeza. Grabamos a Antonio Resines para ‘Borradores’: le dije que una de las cosas que más me habían gustado de la película era el reparto en bloque y, además de Tosar, a mí me gustó especialmente Alberto Ammann.
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