LA AGENCIA MAGNUM Y ARAGÓN
Días atrás se supo que Michael Dell, magnate de la informática, había adquirido los fondos de la agencia fotográfica Magnum, que constan de 200.000 originales o copias de época de 80 de los grandes fotógrafos de los siglos XX y XXI. Magnum fue fundada en 1947 por Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, George Rodger, David ‘Chim’ Seymour y William Vandiver, y ha ido incorporando maestros desde entonces: Elliott Erwitt, Eve Arnold, Bruce Davidson, Rene Burri, el recientemente fallecido Dennis Stock, James Natchwey, Sebastiao Salgado o, entre otros, Fernando Scianna, un enamorado de Aragón. Hace poco tiempo se incorporaba Cristina García Rodero. Magnum contaba con cuatro sedes, Nueva York, París, Londres y Tokio, y ahora los fondos se trasladarán al Ransom Center de Austin, la capital cultural de Texas. Allí se conservará un patrimonio asegurado en 70 millones de euros.
Una foto de Capa en Teruel.
Esa colección contiene retratos, reportajes, testimonios de distintas guerras, un copioso material que resume, desde “la excelencia fotográfica”, los grandes acontecimientos de los últimos 80 años. Y Aragón está presente con alrededor de 250 fotografías cuando menos. La Guerra Civil española está representada en dos fotógrafos de leyenda: André Friedman, alias Robert Capa, y Gerda Taro. Ella estuvo en Huesca en agosto y septiembre de 1936, y fallecería poco después arrollada por un tanque en Brunete. Capa (1913-1954) lo captó casi todo desde sus inicios: estuvo en el frente de Huesca, en Siétamo y Montearagón, tomó algunas espectaculares instantáneas de la batalla de Teruel y finalmente registró la batalla del Ebro y la contienda feroz en Fraga. Sus fotos de Teruel, con la ciudad nevada, con el tránsito de los tanques, con el soldado acribillado en un árbol mientras colocaba las líneas telefónicas o la demolición del viaducto siguen conmoviendo. A veces, da la sensación de que el mundo de Capa es inagotable. En Magnum, además, se muestran muchos retratos que le hizo a Ernst Hemingway en la ciudad mudéjar: comiendo, bebiendo, entre la multitud, escribiendo, mirando mapas en el hotel o posando con Enrique Líster.
Henri Cartier-Bresson estuvo en Aragón en varios momentos: en 1953 realizó un viaje por España y realizó instantáneas en Ariza, una del casco urbano y otra de un pastor, y en Ateca, una de paisaje y una estampa popular de mujeres que cosen y hablan en compañía de un guardia civil que domina el primer plano. Diez años después, Cartier-Bresson regresó a España y captó algunos paisajes fronterizos de Soria y Zaragoza. En 1993, Ibercaja presentó una exposición suya de dibujo y fotografía. Entonces, sigiloso y enigmático, había abandonado la disciplina que le había hecho famoso; no así su esposa Martine Franck, que realizó al menos dos tomas que figuran en los archivos de Magnum: una de un restaurante que parece Casa Lac y otra de Jean Leymarie, el historiador de arte francés que pasea de noche por la ciudad.
En los años 60, Aragón fue visitado al menos por otros dos fotógrafos de Magnum: un jovencísimo Philip Jones Griffiths, que sitúa una foto de una joven en Zaragoza, y Guy le Querrec, que realizó espléndidos retratos de niños en Villarroya de los Pinares (Teruel), y otras instantáneas de reportaje social en Benabarre (1966) y Molina Aragón es Guadalajara, pero lo había puesto por vecindad (1966), centradas en los oficios. Casi veinte años después, en 1982, Jean Gaumy vino a Zaragoza para captar el centenario de la Academia General Militar de Zaragoza, y realizó un exhaustivo reportaje con el Rey Juan Carlos, y captó también a Felipe González en un mitin.
Más tarde, hacia 1985, el fotógrafo siciliano Ferdinando Scianna vino a Belchite en compañía del escritor Leonardo Sciascia. Allí tomó numerosas fotos en blanco y negro y en color, y juntos, Sciascia y Scianna firmaron un libro: ‘Horas de España’ (Tusquets). Diría el fotógrafo: “Belchite me impresionó muchísimo. Es como una Pompeya de la locura, de la tragedia europea. Es un raro monumento de lo que pasó y un escenario de una belleza trágica, tamizada por la rosada luz del día. Leonardo Sciascia caminaba entre las ruinas y yo tenía la sensación de que el peso de la historia se le grababa dentro”. Volvió varias veces, a Zaragoza y a Huesca, y realizó fotos de romerías, de ancianos bailando, de escritores, y todo ello figura en el archivo. Ian Berry también ha visitado Aragón y ha captado los alrededores de Jaca, el embalse de Yesa o el casco urbano de Aranda de Moncayo en 2007, y Carl de Kreyzer, a finales de los 90, firmó una serie de fiestas y ciudades.
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