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Antón Castro

ISMAEL GRASA: HASTA LUEGO, FÉLIX

ISMAEL GRASA: HASTA LUEGO, FÉLIX

 

EL HOMBRE QUE AMABA LA VIDA

 

Ismael Grasa.

*Texto de despedida leído en el funeral en Torrero del escritor Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968-Madrd, 2011)

 

 

Félix amó la vida y escribió sobre el amor a la vida. Félix decía que no le gustaba el otoño, y se ha ido cuando empezaba este nuevo otoño. Una de las cosas que más le gustaban eran las piscinas (hemos pasado muchas horas, con él y con Daniel Gascón, de charla dentro de alguna piscina de barrio; igual que existe la palabra “peripatéticos”, debería existir otra para la escuela de Félix Romeo, ese hablar de libros y del mundo en las piscinas). Disfrutó este último verano de una pequeña piscina, una piscina vertical, que construyó en un rincón de la finca que compartía con Lina. Cuando me bañé ahí con él dijo que esa piscina era una metáfora de lo que había querido ser su vida hasta entonces, porque era un lugar de placer levantado sobre una ’femera’, el rincón que servía de estercolero.

 

Sois una legión los que podríais estar hablando hoy aquí de él. He recogido algunas frases que habéis publicado algunos de vosotros estos días en la prensa:

 

El mejor amigo, el mejor polemista, el mejor lector, el mejor de todos”. (José Luis Melero) (Polemista, sí. Félix no era de los que daban la razón por darla, como sabéis bien. Esto le hacía a veces ser alguien explosivo. Quizá no siempre tenía la razón, pero al final, y es lo que importa, tenía razón en su actitud de que nada, nada, le resultase indiferente.)

 

Félix era de mi generación, y en cada generación tiene que haber una persona que tienda el puente con las generaciones anteriores. Félix era esa persona. (Ángeles González Sinde) (Es verdad: Félix y su literatura son muy generacionales, pero a la vez enlazó con las generaciones anteriores, tanto en la Residencia de Estudiantes de Madrid como en Zaragoza. Era amigo de José Antonio Labordeta como lo era de Aloma Rodríguez, en cuya casa murió. Y enlazaba en su actitud de activismo creativo con Miguel Labordeta, y Julio Antonio Gómez, y Sergio Algora. Aloma, por cierto, la última en hablar con Félix, quería que se supiese hoy que él le dijo que se sentía un hombre afortunado. Le dijo que sentía que la vida le había tratado bien, que le había dado oportunidades, y que ella debía aprovecharlas también cuando se le presentasen).

 

Solía decir que era un hombre con suerte y que a él, en el fondo, todo le venía rodado. Exageraba: era un trabajador incansable y desvelado” (Antón Castro) (Cierto. Un trabajador incansable, como Antón, sabe reconocer a otro trabajador, Félix, aunque a veces lograse hacer parecer que hacía otra cosa que trabajar)

Se instaló en mi vida como una presencia imprescindible y me aportó tanto, tanto, tanto, que yo hubiera sido otra persona, más reducida y más limitada, sin él. Qué suerte tuve. (Miguel Mena) (Mi compañera Eva me dijo ayer: “Félix nos ha dado la vuelta como a un calcetín”)

 

Félix era una fábrica de ideas que desparramaba por aquí y por allá (…). Empleó buena parte de su tiempo y de su talento en mejorar el tiempo y el talento de los seres que apreciaba. Tenía un radar para detectar gente que merecía la pena y lo que merecía la pena de la gente” (Luis Alegre)

 

Podría seguir con declaraciones de sus amigos de Madrid y de México, de David Trueba, de Lara López, de Antonio Pérez…O las palabras expresadas por Bizén, que ha acompañado a los padres de Félix. Los que tenéis hijos habéis contado estos días episodios de la extrema generosidad que tenía Félix con los niños. ¡Esas mis pesetas de las de antes gastadas de una vez en cromos del Real Zaragoza para el joven aficionado Jorge Melero!

Sé perfectamente que Félix era un hombre de facultades prodigiosas y que deja una oquedad inmensa en el mundo intelectual, algo tan importante. Pero ahora lo que me gustaría es seguir tomándose palmeras de chocolate con Félix por la calle. Seguro que muchos de vosotros sentís algo parecido.

 

Acabo con las últimas palabras que escribió Félix, hablando de Goya, en su último artículo para el suplemento ’Artes & Letras’ de HERALDO. Creo que lo retratan bien: “Es fantástico que a menos de un kilómetro de mi casa, en el Museo Camón Aznar, pueda ver esos monstruos y sentirme cerca de ese Goya que defendió la libertad individual hasta su muerte”.

 

Adiós, amigo.

 

*Retrato de Félix de Josema Carrasco.

 

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