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Antón Castro

CLARA OBLIGADO Y SUS VIAJES

Clara Obligado dice que su estado ideal es el de lectora: el diálogo con los clásicos y con los nuevos autores. Ella indaga y explora en las ficciones ajenas, y luego las utiliza para sus clases de escritura creativa. Se sabe a Borges de memoria, y cita una y otra vez relatos como 'Emma Zun', 'El inmortal' o 'El sur', y habla de autores tan diferentes como Bohumil Hrabal, Silvina Ocampo, Alice Munro, Anton Chejov, Isak Dinesen o Marguerite Yourcenar. Todos son autores que forman parte de sus lecciones y a menudo figuran en sus textos.

Clara Obligado, especialista en el microcuento y antóloga de 'Por favor sea breve', presentaba hace unos días en Los Portadores de Sueños' su último libro: 'El libro de los viajes equivocados' (Páginas de Espuma), un volumen con personajes que entran y salen en varios relatos. En 'Monedas de oro' se narra un éxodo a la Argentina, ante el cauce del río Paraná, donde un viajero europeo, escritor y ganadero, llegará a la Academia y hará un inmenso palacio con cincuenta habitaciones y diez baños. “Esa es exactamente la historia de mi familia. El viaje es un símbolo de la vida, y es un viaje equivocado porque termina en la muerte”.

Asegura la escritora bonaerense, que se exilió en España en 1976, que el libro nace de dos encuentros: le pidieron dos cuentos para los periódicos, 'El azar', el primero que mandó, y 'Madison, los puentes de', que es una reescritura de la película de Clint Eastwood con “una apuesta por el marido de la mujer que encarna la bondad, es ese hombre que dice 'Te querré hasta la muerte'”, y por otra parte “nace de una novela fallida: no lograba armarla, pero había muchas cosas que podían funcionar y que funcionan en formas de relatos”.

Agrega que muy pronto los viajes -viajes en el tiempo, viajes interiores, viajes físicos, navegaciones y regresos en avión, en barco, en trenes a menudo espectrales...- se fueron imponiendo como tema y como trasfondo argumental. “Aquí se pasa por cerca de las cosas, no por encima de ellas. Por ejemplo, se toca el nazismo. ¿Por qué? Porque a veces parece que vamos cometer los viejos errores de la historia: no reflexionamos, no aprendemos. Hay varios personajes judíos. Soy feliz en España, me han tratado bien, y a la vez siempre soy extranjera: el sistema literario te excluye, te olvida, no te visualiza, y tampoco podrías volver a Argentina: no puedes volver a recobrar el primer amor. No lo digo con molestia alguna. Es así. Mis personajes viajan, se mueven, están en permanente tránsito”.

Por eso la acción de estas historias, de amor y desamor, de pasiones perdidas, de fugas y aventuras, transcurre en Albania, en Buenos Aires, en el Paraná... “El viaje es un tema, insisto, otro es la extranjería, pero hay otros asuntos muy claros: la violencia y muchas de sus formas, la violencia cotidiana, la violencia caníbal, hay una mujer que está a punto de comerse a su hijo, un hombre viola a su hija, algunos trenes llevan a campos de concentración. Eso sí, todo ello está contado sin énfasis, con suavidad”.

Otros temas que están en los cuentos son el mal, el perdón, la filosofía, la memoria, la belleza, los secretos de amor y la fidelidad y la infidelidad. El libro está lleno de historias de amores soñados, de paradojas y quizá de algunos chascos. “Para mí es mejor ser infiel de veras que soñar con otro y tenerlo ahí todos los días. Prefiero que mi amor me engañe a que se pase la vida soñando con otra, fantaseando con ella”. En 'El libro de los viajes equivocados' se fantasea y asistimos a la revelación de “una vida compleja, abierta, casi inabarcable”.

 

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