Blogia
Antón Castro

4 TEXTOS DE ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

 

ENTRE ZARZAS Y ASFALTO

 

Por Alejandro LÓPEZ ANDRADA

 


Editorial Berenice

 

 

 

 

(Selección de textos)

 

ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

 

 DESDIBUJANDO EL TIEMPO:

 

Voy caminando dentro de una sombra. La luz sutura el cielo oscurecido dejando sobre el parque cicatrices de hojas mojadas. Sale y muere el sol: entre las nubes juega al escondite como si fuera un niño abandonado en medio de un gran bosque. En las pupilas de un perro que se cruza hallo el amor de un árbol deshojado. Lo dibujo dentro de mí y veo temblar un cable lejano de telégrafos. Vencidos se van durmiendo todos los semáforos. Antaño en su lugar crecían las zarzas; hoy ya no están, pero las veo, no obstante, si cierro la mirada, fantasmales, desdibujando el tiempo, junto al río. 

 

 

 TEXTURAS:

 

Se mezclan los olores del silencio, porque el silencio siempre tiene aroma: a veces huele a fruta corrompida en las cenizas del oscurecer. Otras, en cambio, huele al resplandor feliz de la vainilla en las despensas secretas de la infancia. Esta mañana la límpida textura del silencio es una mezcla dulce de hojas muertas, movidas por la brisa de los parques, de cáscaras de pipas y cacahuetes que, en este instante, picotean dos mirlos erguidos, majestuosos, frente a mí bordando una emoción casi sagrada en un rincón sin luz de la ciudad.

 

 

SEMILLA:

 

Doy vueltas a una semilla de retama. Es como un pensamiento diminuto que, en este instante, llevo entre los dedos. Al pie de la alambrada hay un mastín que me vigila. Su sigilo es dulce. El rojo de las nubes se condensa en la humedad de los escaramujos que, hacia el oeste, trazan garabatos. Llovió ayer noche. Hoy todo es redondo. Yo llevo una semilla de retama aquí, en mi mano. El campo solo y húmedo se va desdibujando a mis espaldas. Delante, hacia el oriente, el cielo me habla. Todo se va tornando circular, eternamente blando en torno a mí, como si en mi silencio entrara Dios. 

 

 

MIENTRAS PASEO:

 

A medida que avanzo por el parque, la vida se va haciendo más minúscula. Con cinco o seis palabras elevo el mundo, y luego voy dejándolo caer. Entre las celosías de un recuerdo escondo la humildad de los lagartos, la ceremonia exacta de lo azul. Mientras paseo, se unen las ideas y los conceptos más heterogéneos. Mi corazón es una sinestesia. El tiempo es la pestaña de un relámpago, la liebre acorralada por la luz.

 

0 comentarios