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Antón Castro

JOSÉ MARÍA PEMÁN RECUERDA SUS 17 AÑOS DE CINE EN LA ALMUNIA

JOSÉ MARÍA PEMÁN RECUERDA SUS 17 AÑOS DE CINE EN LA ALMUNIA

José María Pemán, profesor y cinéfilo, abandonaba hace una semana la dirección de las Jornadas de Cine de La Almunia, tras 17 años al frente. Aquí hace balance.

 

 

Siempre se ha dicho que La Almunia es tierra de cine. ¿Podrías recordarnos por qué?

La Almunia ha sido la cuna de dos grandes cineastas, Florián Rey y Adolfo Aznar. El primero de ellos mucho más popular que el segundo, sin embargo a mí me gusta siempre decir que de Aznar tenemos la mayor parte de su legado: fotos de rodaje, guiones, esculturas… En cualquier caso, el cine siempre ha tenido una gran presencia en La Almunia. En los años 60 y 70 del pasado siglo había dos salas de cine, El Salón Blanco y el cine Costa, eso es un indicador de la afición al cine de una población que apenas rebasaba los cinco mil habitantes.

 

¿Cómo nacieron las Jornadas? ¿Qué pasó, qué debates hubo?

En 1994 se cumplió el centenario del nacimiento de Florián Rey. Invitamos a Agustín Sánchez Vidal a presentar la película “Nobleza baturra” y su intervención nos entusiasmó. Dos años después, en 1996, aprovechando la conmemoración de los cien años del nacimiento del cine español, un grupo de docentes nos empeñamos en organizar las primeras Jornadas de Cine porque teníamos muy claro que La Almunia debía estar vinculada al cine a través de una actividad que se perpetuara en el tiempo. Y así ha sido.

 

¿Cuál era el caldo de cultivo que había ahí, existía una vivencia especial de la cinefilia, fue importante el clima cultural que se vive?

Los antecedentes más importantes fueron dos. Por un lado, con el advenimiento de la democracia y la efervescente participación ciudadana en actividades culturales, se creó el cineclub “Florián Rey” que, aunque tuvo una vida efímera, dio respuesta a las inquietudes cinéfilas de una buena parte de la población. Por otra parte, en 1980, el entonces concejal de cultura Paco Gracia organizó un homenaje a Florián Rey en su pueblo natal al que asistieron personajes tan importantes como José María Forqué, Antonio Artero, o Pascual Cebollada. Con ocasión de este homenaje, se colocó una cerámica en la casa natal de Florián y se le dedicó una calle. El camino estaba preparado para que nacieran la Asociación y las Jornadas.

 

Empezáis y tenéis como primer invitado e Santiago Segura. ¿Os queríais meter a los jóvenes en el bolsillo, apostabais por el éxito inmediato?

Queríamos llamar la atención. Santiago Segura acababa de ganar un Goya por la película “El día de la bestia” y se había convertido en un icono para los jóvenes. Desde la primera edición queríamos atraer a la juventud y a fe que lo conseguimos. El cine tuvo un llenazo histórico con una media de edad de los asistentes por debajo de los treinta años, ya que como se sabe La Almunia tiene una población estudiantil muy elevada.

 

Por cierto, empezasteis con el año del primer centenario del cine en Aragón...

 En efecto, fue una inmejorable excusa. Y fíjate lo que son las cosas. Zaragoza y Fuentes de Ebro hicieron lo mismo. Sin conocernos de nada, tres proyectos nacieron al mismo tiempo. Debo decir que a partir de la segunda o tercera edición hemos sido festivales no solo paralelos sino hermanos. Tenemos una magnífica relación y una estrecha amistad.

 

En el segundo año tuvisteis, entre otros, a un mito: Imperio Argentina. ¿Cómo fue ese homenaje, cómo lo vivió la población? ¿Cómo lo vivió ella?

Malena, como así le gustaba que se la llamara, había sido invitada al homenaje a Florián Rey en 1980 y no había podido asistir. Era una espinita clavada tanto en su corazón como en el de los almunienses. Su visita en 1997 quedará para siempre en la memoria colectiva del pueblo que vio nacer al que fue su marido. Fue uno de los momentos más emotivos y uno de los recuerdos más gratos. Ella lo disfrutó enormemente, tanto que pocos meses después repitió visita y en plenas fiestas locales nos regaló un inolvidable recital de coplas en una de sus últimas actuaciones en público. Lástima que no tengamos imágenes de aquel acto.

 

¿Cómo fue vuestra relación, qué fue lo que más  te conmovió de ella, el mejor recuerdo?

Recordaré siempre la cena del día de su llegada, junto al entonces y ahora alcalde Victoriano Herráiz, en un restaurante en el que permanecimos hasta bien entrada la madrugada. Era una mujer de una vitalidad fuera de lo común a sus 86 años, una verdadera enciclopedia que había conocido a Carlos Gardel, Jacinto Benavente, García Lorca o al mismísimo Hitler.

Al día siguiente, recuerdo también otro momento inolvidable. Llamó por teléfono Tomás Marco, el jotero de Cetina apodado “El canario de Aragón”, que cantaba las jotas a dúo con Malena en “Nobleza baturra”. Marco estaba muy enfermo y no pudo desplazarse a La Almunia pero pude comprobar la emoción que experimentó cuando habló con la gran Imperio.

 

 

Por ahí también pasaron, nada menos, José Luis Borau y Luis García Berlanga, entre los clásicos. ¿Cómo vivieron su homenaje?

Borau fue el primer premio Florián que se instituyó en la tercera edición. Era entonces el Presidente de la Academia de Cine y fue para nosotros un espaldarazo su presencia en La Almunia. Estuvo encantador. Desde La Almunia se desplazó a su pueblo natal, Monegrillo, donde inauguró la biblioteca que lleva su nombre.

Berlanga vino con Alfredo Landa y el tándem fue para enmarcar. Vivimos el surrealismo que destilaba constantemente el maestro y conservo una fotografía que Luis Alegre nos hizo echando la siesta en una habitación del hotel “El Patio” desde la que todos contestamos “al alimón” a una entrevista de RNE que en principio solo iba destinada al cineasta.

 

Otra homenajeada, y fallecida este año, fue Aurora Bautista: una señora del cine a la que has querido recordar muy entrañablemente...

Aurora fue otra mujer que me dejó huella. Era muy afectiva y también tenía tras de sí una trayectoria fílmica y vital impresionante. Tuve una gran relación de amistad con ella. Todos los años el 15 de octubre, día de su cumpleaños, la llamaba para felicitarla y siempre me recordaba siempre lo bien que lo había pasado en La Almunia. Fue una gran mujer.

 

No podemos recordarlo todo, pero por ejemplo, hubo un homenaje a siete actrices aragonesas. ¿Fue un momento especial?

Fueron ocho: Luisa Gavasa, María José Moreno, Natalia Moreno, Itziar Miranda, Ana Labordeta, Ana Gracia, Alexandra Jiménez y Nerea Barrios. Vinieron pensando que se trataba de una mesa redonda y se encontraron con un homenaje. Fue precioso. Jamás en el escenario hubo una conjunción tal de belleza y talento femenino. La cena posterior fue antológica. Cantamos y nos reímos hasta bien entrada la noche. Con todas ellas mantenemos una relación excelente.

 

 

¿Cómo se concretaría vuestro apoyo al cine aragonés?

Procuramos que el cine aragonés tenga su espacio en la programación. Hay un premio específico tanto en el concurso de cortos como en el de guiones para trabajos aragoneses. Hace algunos años creamos el premio “Villa de La Almunia de las Artes Cinematográficas” para distinguir, entre otras personas, a destacadas figuras del cine aragonés como han sido por ejemplo Itziar Miranda o Paula Ortiz.

 

Has estado en permanente contacto con el cine español. ¿Qué has aprendido de él, de la industria? ¿Es tan malo como suele decirse?

Yo he sido siempre un defensor de la calidad del cine español. Me parece que está a la altura de otras industrias europeas e incluso de la estadounidense. Creo que no se apoya lo suficiente y, pese a eso, hay todos los años media docena de películas que pueden competir con dignidad con otras filmografías. Puede que una de las claves sea la promoción. Un ejemplo claro de esto es el reciente éxito de “Lo imposible” o de “Las aventuras de Tadeo Jones”. En cine de animación, España es una potencia mundial.

 

¿Qué han aportado las Jornadas al imaginario de la localidad, en qué sois más ricos?

Sobre todo, ilusión. En el mes de la mayo, ahora el cine y la fruta se dan la mano. Hemos convertido las Jornadas en un acontecimiento estacional.

 

Al margen del relumbrón, ¿qué actos paralelos han sido los destacados?

Sin duda, los recitales de música, poesía y cine que tú bien conoces y apadrinas. Pero también el acto comarcal al que hacía referencia antes, las mesas redondas, las exposiciones, la cena de cine… Esta pasada edición fuimos capaces de organizar un espectáculo precioso combinando imágenes de la película “Gigantes y cabezudos” de Florián Rey con la Escuela de Jota de La Almunia, la comparsa de gigantes y cabezudos, los gaiteros del Brazal Hondo y parte de la banda de música. Toda una conjunción de asociaciones para un acto que llenó el cine de la Almunia como si nos hubiera visitado una estrella del cine. Un auténtico lujo.

 

¿Cómo ha influido el cine en la comarca, no solo en La Almunia? ¿Cómo ha incidido en otros ámbitos: la educación, la música, la literatura, el teatro popular...?

Las Jornadas constituyen hoy por hoy un hito en la Comarca de Valdejalón. No en vano, cada año nos desplazamos a un municipio diferente para hacer partícipes del programa a los habitantes de cada uno de los diecisiete municipios. Por otra parte, la interrelación con otras asociaciones culturales es una de las notas de identidad de las Jornadas. La música, la poesía, el teatro y los centros educativos participan cada año en la programación enriqueciendo notablemente la oferta.

 

¿Han surgido realizadores, operadores de cámara, guionistas, nuevos públicos?

Sin duda. La siembra está dando sus frutos. Hay numerosos alumnos que ya se han estrenado en la escritura de guiones, la dirección de cortometrajes, la producción audiovisual, etc. La Almunia es ahora más tierra de cine que nunca.

 

¿Ha habido algún eco especial en la población inmigrante?

Lamentablemente, no. Quizás sea este un reto que tendremos que plantearnos. Y eso que en alguna edición hemos programado cine marroquí o rumano. Supongo que se necesitará algún tiempo para que los inmigrantes acaben de integrarse también en la cultura que se ofrece a través del año en La Almunia que por otra parte es muy diversa.

 

¿Es consciente la gente de lo que mucho que ha visto y ha podido ver?

Supongo que sí. Aunque a veces suelo decir que me gustaría una mayor presencia del público en los actos de menos relumbrón: charlas, exposiciones, proyección de cortometrajes… En todo caso, creo que las Jornadas de Cine tiene ya un arraigo local notable.

 

Íntimamente, casi a modo de confesión, ¿qué te han dado estos 17 años, con qué te quedas?

Son muchas más las luces que las sombras. Te confesaré una cosa: me encanta que el cine se haya convertido en una nota de identidad local y que muchos jóvenes hayan enfocado su vida, o al menos parte de ella, al mundo del séptimo arte. Me enorgullezco de que la Asociación Florián Rey esté más viva y joven que nunca y de que los almunienses tengan cada año la oportunidad de asomarse al mundo a través de la ventana abierta que les ofrecemos. Pero por encima de todo, me quedo con la gran cantidad de amigos que he ganado. Ese es el mejor patrimonio porque permanecerá más allá de las veleidades económicas o de los vaivenes políticos.

 

No sé en qué medida eres mitómano, pero te pregunto: ¿has cumplido alguna fantasía antigua?

He de confesar una vez más que mi musa particular ha sido y es Maribel Verdú. Nada original porque creo que comparto ese sentimiento con mucha gente. Ha estado en La Almunia dos veces, en 2000 y en 2006. Hay quien piensa que este invento de las Jornadas de Cine fue una burda excusa para llegar a conocerla. Quizás no les falte razón.

 ¿Cómo ves el futuro? ¿Habrá futuro y dignidad para el cine en La Almunia?

Soy muy optimista porque el futuro está en las personas. Podrá faltar el dinero, pero la dignidad y el entusiasmo no. Quiero pensar sin temor a equivocarme que están sentadas las bases para que este sueño dure muchos años. Falta mucho por hacer. En ese sueño me gustaría llegar a conocer aquí un museo del cine. Sería un modo estupendo de que La Almunia fuera un escaparate permanente de todo lo que hemos ido acumulando a lo largo de estos años

 

¿Cuál es el estado real del cine en Aragón?

Creo que estamos viviendo un momento dulce. Hay ejemplos más que suficientes para pensar que en Aragón hay talento suficiente para ser pionera del cine español. Basta ver los últimos trabajos de la SCIFE, recientemente celebrada, para darse cuenta de ello. Sin embargo, sería necesario un mayor apoyo por parte de la instituciones para evitar el éxodo, que ha sido una de la lacras en las última décadas.

 

Después de un proyecto así, ¿cuál es la lección que has recibido sobre la cultura, cuál sería su lugar en la sociedad?

Estoy convencido de que la cultura es el mejor de los asideros a los que uno ha de agarrarse especialmente en tiempo difíciles como los que estamos viviendo. Sin cultura el hombre se empobrece y es mucho menos libre. Debería ser una de las prioridades de los gobiernos, pero no parece que sea así.

 

¿A quién querrías darles las gracias?

En cuanto a los agradecimientos, la lista tendría que ser muy larga; pero no puedo dejar de nombrar a Luis Alegre que nos ha acompañado siempre -desde la primera edición-, al cine aragonés, en especial a los dos festivales hermanos de Fuentes y Zaragoza, a todos mis compañeros de la Asociación que han estado siempre conmigo, a mi mujer -Conchi Canela- que me ha ayudado tanto y tanto me quiere y en general a un sinfín de amigos que he ganado en estos años y que me han enriquecido tanto.

1 comentario

José Mª Pemán Martínez -

Gracias Antón. Un abrazo!