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Antón Castro

GUILLERMO BUSUTIL: DE EUROPA

EUROPA DENTRO DE EUROPA

Guillermo Busutil* La Opinión de Málaga

 

Por qué siempre se vota en domingo? ¿Será porque la ideología política es como una religión a la que se procesa culto igual que a Jesucristo el séptimo día? ¿Si el domingo es la jornada de descanso por qué nos convocan emplearnos en la reconstrucción de una nueva idea de Europa? De eso se trata hoy. De elegir qué Europa queremos. ¿La Europa de dos velocidades económicas, en la que el sur ha sido el gran damnificado de la moral austera, la Europa de la Banca, la Europa de las minorías, la Europa de la inmigración, la Europa de D´Annunzio, de Magris y Zweig o la Europa de Celine? Demasiadas caras, numerosas combinaciones. Y la pregunta sincera qué nadie fórmula: ¿es igual la Europa de los franceses a la Europa de los británicos, la Europa de los alemanes a la Europa de los griegos, la Europa de los españoles a la Europa de Finlandia?, ¿la Europa de los políticos a la Europa de los ciudadanos? Esta última pregunta no la ha respondido ninguna fuerza política. Ningún partido ha clarificado un programa, una idea, un horizonte, las propuestas con las que resolver las numerosas encrucijadas de la sanidad, la justicia, los derechos sociales, la agricultura. La urgencia de democratizar la economía.

La política debería parecerse a la arquitectura. Sobre una mesa tendría que desplegar los planes del edificio, detallar la consistencia de los pilares, la orientación, la calidad de los materiales, la capacidad de resistencia frente a los seísmos y la erosión de los agresivos movimientos económicos, la belleza y consistencia de los remates, los aislamientos, la modernidad de su fachada, el lenguaje exterior del edificio y su identidad. El coste real de su precio. Pero no es así. Ni siquiera hay un mapa, una carta de navegación, algo más solvente que uno de esos escuetos manuales de instrucción de los productos made in Taiwan. Europa hace tiempo que es un cubo de Rubick. Cada partido la manosea entre sus manos para hacer coincidir sus ideario con la cara que le interesa mostar a sus votantes. Porque en el fondo la apuesta de los dos grandes partidos españoles son ellos mismos y el objetivo de gobernar España. Por eso nos convocan este domingo. El día después de la única certeza de Europa que realmente tiene el pueblo. La del equipo de fútbol que ha ganado la Champion. La Copa de Europa.

Hoy los españoles elegiremos a 57 diputados de los 751 que componen el Parlamento europeo. Y el problema no es que sea un número primo si no que todavía seguimos sin saber si Europa es una idea cultural, un sueño recurrente, un argumento de la literatura, un laboratorio, una gran biblioteca borgiana, un mercado de abastos, un parqué de la Bolsa, un teatro de batallas donde cada cierto tiempo se reactualizan viejas enemistades, las eternas ambiciones nacionalistas, la amarga canción del escepticismo que no es otra casa que el hastío de la corrupción, de la incapacidad política para estar a la altura de las circunstancias históricas. Sabemos que hoy tenemos que decidir el futuro de nuestro país,  una forma de legislar la crisis desde el rigor económico o desde el compromiso social. Y hay que pensar bien el voto. Pensar muy bien de qué Europa venimos y a qué Europa queremos dirigirnos y pertenecer. Qué Europa nos despertará mañana, qué Europa será Estado, será ciudadanía. Será esperanza y apogeo, será drama e incertidumbre.

¿Llevamos cada uno de nosotros una Europa dentro? ¿Cuándo esta mañana nos hemos afeitado, lavado los dientes o delineado la mirada con el rimel, nos hemos reconocido europeos en el espejo?, ¿hemos evaluado con detenimiento a qué hora de hoy íbamos a ejercer de europeos?. ¿Antes de comer, después de misa, a la hora de la merienda o cuando el cierre electoral se echa encima?. Y luego, horas después, ¿esperaremos a saber qué Europa suma más votos?, ¿una Europa de derechas, de izquierdas, de minorías ciudadanas desencantadas de los partidos?. ¿la Europa de los fanatismos, la Europa de Eurovisión, la Europa de la protección de las libertades o la Europa S.A. que no tenía papeleta ni logotipo pero hace años que se sabe legitimada porque es la que siempre ha decidido desde la sombra?

Hoy deberíamos pensar detenidamente. En el cuarto de baño, en la alcoba, en un hotel frente al Pilar, al pie de las Torres Kí, contemplando la montaña o el mar, mirando a los ojos de nuestros hijos, ignorantes de que Europa murió en un campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial y desde entonces su lugar lo ocupa un fantasma infeliz incapaz de expulsar de su templo a los mercaderes, fariseos y tahúres. Otra razón más por la que tenemos la libertad de participar en la democracia que nos ofrece la capacidad de decidir qué Europa queremos nosotros. Tal vez no coincida con la Europa de los partidos que es el reflejo de su narcisismo, de sus intereses financieros, de su indigencia de ideas. Nuestro voto es la mejor manera de recordarles que están obligados a responder las exigencias que planteemos. Las concernientes a nuestro país, las que corresponden a la crisis de la globalización económica, al concierto internacional y a qué futuro tiene Europa dentro de las Europas que la componen.

Hoy nuestro voto es una actitud, una toma de conciencia. La construcción de una identidad en la que reconocernos con satisfacción y esperanza. Hoy somos ahora Europa o nunca.

*Guillermo Busutil es escritor y periodista
www.guillermobusutil.com

 

**Este es el artículo dominical de Guillermo Busutil, que culminaba el pasado viernes, en el restaurante zaragozano El sauce, poco antes de la presentación de su libro 'Noticias del frente' (Tropo), en la librería Los Portadores de Sueños.

-La foto de Stefan Zweig la tomo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-107b36b446be1fbf8a94d440b2f6a7fc.jpg

-La foto de D'Annunzio de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-f4652f7ae58fab00573bfd5cce0f2dc9.jpg

 

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