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Antón Castro

EFC: ELOGIO DE PEPE BADA

EFC: ELOGIO DE PEPE BADA

[En el sello eCícero de Fernando García Mongay, Eloy Fernández Clemente publica el libro de artículo ’Ante Cataluña’. Su editor, muy gentilmente, me envía este texto sobre el exconsejero José Bada. Es un artículo reciente, de este 2014 que apareció en ’El Periódico de Aragón’, en el que trabajé desde 1990, su fundación, hasta 2001.]

 

ELOGIO DE PEPE BADA (2014)

 

Por Eloy FERNÁNDEZ CLEMENTE

 

Hace unas cuantas semanas me invitó Pepe Bada a acompañarle a su pueblo natal, Favara (ellos prefieren escribirlo en su lengua catalana), e intervenir en un encuentro de fondo religioso aunque profundamente humano, sobre “La crisis como reto global”…

Pensé al regreso… considerar si no se equivocaba una vez más esta sociedad aragonesa nuestra, todos nosotros (a los políticos habría ya que dejarles en su paz, estos y aquéllos, y no pedirles cosas que no les gustan, entienden, interesan), olvidando darle a José Ramón Bada la atención, respeto, cariño que merece, que le damos privada pero no públicamente.

He visto pocas personas tan profundamente religiosas, de un cristianismo que no juzga ni ataca, sino abraza; no impone sino interroga. Pepe, una de las mejores cabezas del muy selecto grupo de profesores del Seminario zaragozano en los sesenta, era doctor en Teología por la Universidad de Munich y licenciado en Filosofía por la de Valencia. Tan buena cabeza que pronto chocaría con la reacción nacional–católica que repudiaba el Vaticano II, con su revista Eucaristía, matraz del progresismo católico, a la que Cantero retiró autorización en 1975; cuando publicaba libros “para una enseñanza crítica de la Religión”, cuando se preguntaba con otros colegas sobre la izquierda aragonesa, concluyendo que muchos éramos, claro, de origen cristiano. Lo fue cuando, con otras muchas y generosas mentes (Miret, Laín, Aranguren, etc.) acudió a algunos encuentros del instituto Fe y secularizad.

Fue fundador del PSA, hacia el que atrajo a Reconstrucción socialista, su grupo político y sindical de origen cristiano. Tuvo actuaciones decisivas. Y cuando, tras largos debates que ayudó a formular, formó parte del PSOE unificador, fue consejero de Cultura y Educación en el Gobierno de Santiago Marraco (1983-1987), el primero autonómico salido de las urnas. Y sin apenas medios materiales ni humanos, supo concebir con altura lo que debería ser la Cultura en una comunidad autónoma como la nuestra.

Lo hizo suscribiendo un Convenio sobre el Patrimonio Histórico, Artístico y Documental de la Iglesia Católica en Aragón; comprendiendo la importancia de recuperar los papeles de Joaquín Costa y estudiarle a fondo; participando en estudios sobre el Conde de Aranda; logrando de los duques de Alba la cesión del archivo de Híjar-Aranda al Gobierno aragonés; auspiciando ediciones tan importantes como el Aragón, reino de Cristo, del P. Faci, o La restitución del cristianismo, de Server que tradujo Ángel Alcalá: ayudando, en crisis profunda, a morir con dignidad a la revista Andalán. Muchos no lo olvidamos. Y, como alguna vez bromeo con él, creo que le criticamos mucho más que a sus sucesores, que lo merecieron muchísimo más. Así era la izquierda: depresiva y autocrítica…

Muy en especial destacó defendiendo con leyes, actos, escritos, palabras, la lengua catalana hablada en Aragón, promoviendo la enseñanza también de las modalidades propias. Cuando al fin se constituyó el Consejo Superior de Lenguas de Aragón en 2010 fue su primer presidente como miembro de mayor edad (y yo añadiría mayor respeto y mérito). Ay, como vemos languidecer todo lo relativo a nuestras lenguas.

El Periódico de Aragón, 26 de marzo de 2014.

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