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Antón Castro

JULIO ALONSO Y MARCOS F. SANMAMED: SOBRE EL LIBRO ELECTRÓNICO

JULIO ALONSO Y MARCOS F. SANMAMED: SOBRE EL LIBRO ELECTRÓNICO

Ponentes de las V Jornadas – Taller de formación sobre libro electrónico que, organizadas por la UNE y el CSIC, se celebrarán los días 1 y 2 de junio [Cortesía Prensa UNE, Rosa Bustos.]

 

Entrevista con dos investigadores y expertos en libro electrónico

 

 

P. ¿Se puede hacer balance de la influencia que la edición digital ha tenido en la difusión de la ciencia en estos primeros años de cambio de paradigma?

 

<!--[if !vml]--><!--[endif]-->Julio Alonso Arévalo (@jalonsoarevalo). La digitalización de contenidos está provocando un cambio casi revolucionario en todos los aspectos y en cada uno de los elementos de la cadena editorial como no habíamos asistido hasta entonces desde prácticamente la invención de la imprenta. La aparición de los libros electrónicos y las prestaciones asociadas a los mismos a través de las aplicaciones de eReader y tablet, blog, plataformas y sistemas de lectura social, etc., han puesto en cuestión las definiciones canónicas asociadas al libro tradicional, lo que a su vez está trastocando las pautas y hábitos de lectura en particular. La imaterialidad del formato  abre innumerables posibilidades en todos los sentidos, y también importantes retos que debemos de enfrentar, lo digital está impactando en la forma de crear contenidos, de comunicarlos, de leerlos y de medir el impacto de la investigación, ya que el formato digital obedece a una nueva forma de pensar, pues pensar en digital implica nuevos paradigmas como es lo social, lo abierto, la remezcla, valores que estaban ausentes en el contexto analógico. Respondiendo con ello a un modelo de tecnologías disruptivas, es decir tecnologías o innovaciones que conducen a la desaparición de productos, servicios que utilizan preferiblemente una estrategia no sostenible frente a la nueva tecnología, que tiende hacia una progresiva consolidación en el mercado.

 

<!--[if !vml]--><!--[endif]-->Marcos F. Sanmamed. La edición digital ha cambiado completamente el panorama editorial académico y su impacto en la difusión del conocimiento científico ha sido mayúsculo. Hoy en día las publicaciones electrónicas son la norma y una de las  oportunidades que han facilitado son el acceso abierto a contenidos de calidad y su difusión generalizada. Nunca antes se ha publicado tanto ni tan rápido. Esto por supuesto plantea retos, pero no deben abordarse como una amenaza sino como una ocasión para crear nuevos proyectos y servicios que respondan a las necesidades de la comunidad científica.

 

 

P. En qué momento se encuentra ahora el binomio ciencia-edición digital?

 

Julio Alonso Arévalo. Hace poco aparecía un artículo de Gareth Cuddy titulado  “Publishing’s Digital Disruption Hasn’t Even Started” en donde pone de manifiesto que estamos en la fase 3 de la teoría de las tecnologías disruptivas. La fase 3 denominada “Convergencia”, es cuando las partes perturbadoras y los agentes tradicionales empiezan a trabajar juntos, ya que, según Sinofsky, las tecnologías más antiguas evolucionan por una necesidad de estabilización. Hay una amplia aceptación de la nueva tecnología y los primeros la adoptan, lo que permite a la industria resolver la situación. Esto se correspondería según Cuddy con la situación actual en 2015, y según el autor en esta fase el peligro fundamental está en la complacencia de los editores con la situación actual, ya que consideran que esta situación se puede revertir y dejan de planificar para el futuro. Según Cuddy cuando en 2011 las ventas de música empezaban a recuperarse, la industria musical pensó que el gran tsunami que estaba transformando el sector había terminado, a pesar de las ventas digitales representaban el 64% del total, lo que provoco que entre los diferentes agentes existiera el consenso de que el mercado se había estabilizado y estaba de vuelta a la normalidad. Pero en ese mismo año un sueco puso en marcha Spotify, que después de sólo cuatro años en el mercado cuenta en la actualidad con 15 millones de suscriptores y 60 millones de usuarios activos en todo el mundo. El modelo de negocio de Spotify ha perturbado claramente la industria de la música, con artistas que ahora buscan innovadoras formas de edición y promoción que les permita generar un nivel de ingresos suficiente.

 

Marcos F. Sanmamed. La edición digital de publicaciones académicas se encuentra en una fase más madura que el resto del sector editorial, al menos en el mercado anglosajón. Ya se han implementado con éxito diferentes modelos de negocio y, al mismo tiempo, las metodologías de trabajo están más definidas y asentadas. La gran cantidad de artículos que se publican cada día ha provocado que los nuevos investigadores se vean desbordados por la cantidad de información disponible. Esto ha hecho aflorar proyectos, como Faculty of 1000 (http://f1000.com/), donde científicos expertos seleccionan los artículos más relevantes dentro de cada campo. Creo que es uno de los caminos a seguir y que veremos más productos similares.

 

 

P. Después de la experiencia de estos primeros años, ¿cuáles son las certezas (si es que las hay) sobre las que los editores científicos están preparando (o deberían preparar) el futuro de la edición digital científica?

 

Julio Alonso Arévalo. Una estrategia a seguir es estar con los ojos bien abiertos a las nuevas tendencias y predispuestos a experimentar con ellas, como en su día puso de manifiesto MacLuhan que argumentaba que la investigación acerca de las nuevas formas de comunicación, de las nuevas tecnologías que las representan, ha de responder a las siguientes preguntas: 1. ¿qué acrecientan o intensifican? 2. ¿qué hacen caduco o desplazan? 3. ¿qué recuperan que antes había caducado? 3. ¿qué producen o devienen cuando se comprimen al extremo? Estos son los interrogantes que es preciso responder en unos momentos de transito entre modelos cuyo futuro está aún por definir. Una buena herramienta en este sentido es el libro que el grupo E-LECTRA publicamos con UNE el año pasado, y fue el I Premio sobre Sociedad de la Información convocado por UNE, ahora ya en su segunda edición que publicó la Universidad de Salamanca “El ecosistema del libro electrónico universitario” que pretende ser una especie de bitácora para que las editoriales científicas tengan unas pautas de como se está desarrollando el fenómeno y que aspectos han de tener en cuenta.

 

Marcos F. Sanmamed. En estos momentos las grandes editoriales universitarias se centran más en la experiencia de los usuarios, en sacar un mayor provecho a los diferentes dispositivos desde los cuales se accede a los contenidos e incorporar nuevos formatos, como vídeos o audio, y aumentar las funcionalidades de sus plataformas. El Open Access seguirá siendo un tema controvertido y veremos diferentes maneras para abordarlo. Aun así creo que el próximo gran reto será el Data Mining aplicado a las publicaciones científicas.

 

 

P. Hay consenso en cuanto a lo que es un libro electrónico?

 

Julio Alonso Arévalo. Desde luego no hay consenso alguno. La RAE considera una doble acepción al respecto, el término es válido para definir el dispositivo de lectura y el archivo que se puede leer en ese dispositivo. Esta doble acepción induce a la confusión. Quizás es mejor la definición que en 2009 hizo la Fundación para el español Urgente donde diferencia Libro electrónico para referirse al archivo que leemos y “Lector de libros electrónicos” para referirse al dispositivo que nos facilita la lectura. Esto responde más ciertamente a la diferenciación que hace el idioma inglés entre eBook para referirse al archivo y eReader. En el cambio de lo analógico a lo digital el libro objeto desaparece y se convierte en una interfaz que se imbrica perfectamente con el software, en la que cobran importancia el acceso, lo abierto, la comunicación y lo social, conformando más como un sistema de comunicación que como un objeto.

 

Marcos F. Sanmamed. La definición de libro electrónico sigue siendo difusa. Un libro es una obra impresa, lo que fuerza que el contenido se adapte, y se vea limitado, al hecho de ser impreso. Un libro digital no tiene las mismas limitaciones. Personalmente prefiero hablar de contenidos digitales, o publicación digital, en lugar de usar el término libro electrónico: lo importante es el contenido, no el continente.

 

*La ilustración es una foto de Aitana Muñoz.

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