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Antón Castro

DAVID LÓPEZ: UN DIÁLOGO DE TEBEOS

DAVID LÓPEZ: UN DIÁLOGO DE TEBEOS

David López (Las Palmas de Gran Canaria, 1975. Vive en Zaragoza desde hace años) aparece con su hija Marcela, de dos años y medio, y dice: “Antes trabajaba diez horas los siete días de la semana; desde que nació la niña eso ha cambiado”. Se emociona y sonríe cuando la niña reconoce las letras, la m, la p, la r, cuando dice alguna palabra en italiano (David acaba de volver de Milán), o entona alguna canción. De fondo, en las paredes de El Armadillo Ilustrado, cuelgan sus ilustraciones de su nuevo proyecto: ‘Black Hand. Iron Head’, del que es autor del guión, del dibujo y del coloreado, en dos tintas.

-¿Por qué se ha dedicado a esto?

-Todos cuando somos críos dibujamos. A medida que nos vamos haciendo mayores, algunos lo dejan. Y yo nunca lo dejé… Tuve la suerte de que allá por 1991 o 1992 conocí a la gente de Estudio Camaleón -Samuel Aznar, Manuel Estradera, Isidro Ferrer, Luis Royo…- y vi que uno se podía dedicar a dibujar, que ese era un trabajo. Y la verdad es que con 14 años saber que quieres ser dibujante y que puedes serlo dibujante es una ventaja. Pasé la adolescencia bastante tranquilo.

-¿Cómo fue su evolución?

-Iba a Camaleón a mirar. Ellos hacían diseño gráfico, ilustración, y ahí estaba Luis Royo con sus mujeres espectaculares, sus guerreras, sus episodios fantásticos, y a la mejor mi vocación viene de ahí. Vista con perspectiva mi evolución fue muy rápida. Empecé a hacer ilustración tipo Luis Royo, muy elaborada, perfeccionista, llena detalles, fantástica, pero vi que eran muchas horas con el mismo trabajo y que la obra se me moría.

-¿Se le moría?

-Sí. Me aburría antes de haber terminado. Son procesos muy laboriosos. Y a partir de ahí empecé a modular mi estilo, más bien sueltecito, de prueba y error. Mi familia se mudó a Dueñas (Palencia), y un poco con el aislamientos del pueblo dibujé mucho. Hice más fancines de fotocopias, que titulé ‘Espiral’, y las mandé a las editoriales. Serían la serie con la que debutaría…

-¿En el sello La Cúpula?

-Empecé ‘Espiral’ en 1996 y el primer cómic impreso apareció ahí en 1998, que es mi debut profesional.

-¿Cómo se pasó a los superhéroes?

-Me he formado con ellos. Y luego he jugado mucho a rol con los amigos y en los manuales te hacen mucho hincapié en que es un juego narrativo. Ahí estaban las bases de lo que es la narrativa en sí. Narradores somos los escritores, los fotógrafos, los dibujantes, los ilustradores, los cineastas. Y yo cuento historias con imágenes y palabras.

-Hay un momento en que dio el salto a Estados Unidos… ¿Cómo fue?

-Mi primer trabajo fue en el 2000. Me pagaron por un proyecto, titulado ‘Niki y June’, que no llegó a publicarse. Gracias a un agente que empezaba me contrataron para hacer una historia de dos amigas que compartían piso en Nueva York, que se parecía mucho a mi historia de ‘Espiral’: dos amigas que compartían piso en Barcelona… Como ya había trabajado todo fue más fácil. Me han seguido contratando hasta ahora… Ahora, con ‘Black Hand’ han cambiado las cosas. Hasta ahora había sido un salvaje. La primera vez que he empezado a ver cómo se escribe un guion ha sido ahora. ¡Qué manera de sudar sangre, qué duro es! Es un ejercicio constante de humildad.

-Había hecho guiones hasta el 2007 y había estado diez años sin hacerlos. ¿Por qué?.

-He trabajado para Marvel (Spiderman, La Patrulla X, Los Invasores ) y luego pasé a DC (Siupermán y Batman), Me di cuenta de que al haber trabajado con tantos guionistas talentosos, no había nada mío. Sentí como un vacío. Y he querido hacer cosas. Este es un cómic digital que subiré a la re d a finales de marzo. Ahora yo quiero contar mis historias y quiero serlo todo: guionista, dibujante, dar color.

-Uno puede vivir de este trabajo.

-Otros no lo sé, pero yo sí, tengo la suerte de que trabajo con los mejores pagadores de cómic del mundo.

-¿Por qué, qué les da?

-Es una serie de factores. Creo que entiendo cómo funciona la narrativa de superhéroes, específica, llevo años demostrando que soy una persona de confianza, que cumplo los plazos en fecha y forma, que entiendo la industria, y hay una serie de relaciones de confianza que ya están ahí… Y digo yo que algo de talento habrá…

-¿Está de moda el tebeo?

-Se le vuelve a dar voz. Se están haciendo cosas que solo se pueden hacer en cómic y los hábitos de lectura de la gente son más compatibles con el cómic.

-¿Está pasando algo especial en Aragón?

-No sé si hay una generación, pero hay buena salud en cuanto a autores y editoriales. Aparte, en Zaragoza el apoyo institucional está siendo clave. El Salón del cómic de Zaragoza es de los más demandados por autores, los autores y las editoriales quieren venir aquí y esto es por que los libreros se están moviendo. Hay un clima especial de apoyo al cómic.

-¿Tres cómics que le hayan impresionado?

- ‘Murderabilia’ de Álvaro Ortiz, que me tiene fascinado, es el equivalente de Paul Auster en la literatura; ‘Los surcos del azar’ de Paco Roca y ‘El almanaque de mi padre’ de Jiro Taniguchi. No he llorado más con una obra de ficción nunca. 

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