'EL MORICO' DE SUÑÉN Y OCHOA
Míchel Suñén vive un momento especialmente creativo. Hace poco publicaba en Onagro una de sus novelas más ambiciosas: ‘Diva o muerta’, donde mezcla el punk y el terror gótico, el amor y el universo de las sombras, con un trasfondo cinematográfico, y hace unos días, en vísperas del Pilar, presentaba en Los Portadores de Sueños un libro infantil, muy oportuno: ‘Morico. La historia jamás contada’, donde narra la hipotética vida de ese personaje de ‘Los Cabezudos’. Morico se crió en Cuba, probablemente sin padre, tal como sugiere en una leve alusión. Tenía un gran cabezón y era objeto de burlas por parte de sus compañeros, a los que perseguía por las callejas. Pronto descubrió que poseía unas piernas fuertes y que corría mucho. Quiso ser futbolista y muchas cosas más: policía, bombero, artista, pero parece que la suerte no estaba a su favor. Siempre hallaba como una contrariedad ambiental, algún estorbo, hasta que un día apareció en su vida alguien determinante al que acompañaría a España. Y en España estaba Zaragoza y la Puerta del Carmen. Por aquí llegó y pasó lo que pasó, pero eso lo cuenta muy bien Míchel Suñén, con un lenguaje diáfano, con un buen ritmo, con ternura y con un especial sentido del humor. Morico se hace querer: para el lector, para los niños, y también se hizo querer, muy especialmente, para el ilustrador Ignacio Ochoa, que ha hecho un libro colorista, sugestivo, lleno de multitudes y de ambientes, y de numerosas delicadezas visuales como esa madre rubia con niño que entona la canción del personaje: “Aquí, allá, // Morico el Pilar, // se come la sopa y / se echa a bailar”. El cuento se cierra con una apuesta por la convivencia.
Morico. La historia jamás contada. Míchel Suñén. Ilustraciones de Ignacio Ochoa. Editorial Delsan. Zaragoza, 2010.
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