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Antón Castro

PEPE BOFARULL EN MORLANES

Pepe Bofarull se pregunta y se 

responde en color y en gesto 

 

El maestro serígrafo, 25 años después, realiza una exposición individual en la Casa de los Morlanes

 

 

 

Pepe Bofarull (Sabadell, 1953) es el maestro serígrafo de Aragón de los últimos 30 años. Así lo han bautizado, entre otros, pintores como Jorge Gay, Pepe Cerdá o José Luis Lasala. Acaba de jubilarse y deja un importante vacío en la reproducción artística. Por eso, poco antes de su marcha, Rafael Ordóñez Fernández, jefe de área de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, le sugirió una antológica de su quehacer serigráfico. Bofarull le propuso otra cosa: realizar una nueva exposición individual de monotipos de serigrafía, un cuarto de siglo después de la última, en la sala Barbasán de la CAI. «Entre otras cosas, porque eso que me pedía ya lo había hecho en el Museo del Grabado de Fuendetodos», dice el artista.

Así se explica ese verdadero ‘tour de force’ que presenta en la Casa de los Morlanes: más de medio centenar de piezas apaisadas, de 60 x 120 mm, que constituyen una fiesta del color, un oleaje de tonos, un torbellino encendido de gamas que tienen algo de partitura de notas, secuencias y temblores. «Esta exposición es mi memoria contemporánea, y está basada en la pintura y en la música. Desde muy joven oía a Jimi Hendrix, Frank Zappa, pero también a Ígor Stravinski, John Coltrane o Miles Davis, pongamos por caso. Todos me han marcado. Del arte aquí hay muchas cosas: lo que he vivido, mi formación, mi evolución. El pop, el infomalismo, la abstracción expresionista norteamericana, y algunas técnicas tradicionales. Para la impresión, he elegido la madera antes que el zinc. Eso sí, es una exposición hecha a mano por completo».

Pepe Bofarull es un hombre cultivado. Es un pensador tranquilo, un lector de ciencia, un curioso y, a su despacioso modo, un teórico. «He robado a todo Dios. Piense que yo he trabajado con Broto, con Gay, con Cerdá, con Cano, con Xavier Grau; conozco de primera mano sus secretos. Es mi mundo. Y aquí están Jaspers John’s, Willem De Kooning, pero también Frank Stella o Robert Rauschenberg. En este trabajo es muy importante el ritmo, el movimiento de la regleta de serigrafía o de la cartulina que extiende la tinta. Hay una búsqueda constante de la armonía, del equilibrio. He usado 40 litros de disolvente y 10 kilos de tinta», dice. Recuerda algo importante: ‘Pregunta sin respuesta’ es el título de este empeño, intenso y apasionado, que ha llevado a término en 2017. «Así se llama una pieza del compositor estadounidense Charles Ives, nacido en 1874 y fallecido en 1954, de apenas tres minutos, una obra sobria, casi atonal, donde dialogan algunos instrumentos en poco más de tres minutos».

El pintor y serígrafo explica su método, cuadro a cuadro. En todos los cuadros realiza un primer fondo inicial, sometido al binomio de control y accidente. Conciencia y azar. Luego interviene con distintas capas de tinta. A veces hasta con cuatro superficies. De cuando en cuando le quedan zonas sin imprimir o veladuras, o emergen, con distinta graduación o intensidad, determinadas figuras, o lo que Bofarull llama «fantasmas». El autor usa aquí el gesto, el arrebato, pero también el dibujo. Gobierna y desgobierna la mano. «He elegido este formato porque es cuanto me dan los brazos. He intentado hacer una exaltación del color. A veces es voluntaria y ha sido dominada por entero, y a veces es accidental. Todo me sirve. Esta es una exposición de la acumulación de capas», afirma. Aún va más allá: «Por aquí han pasado alrededor de 500 personas, nada comparable a las 30.000 de Natalio Bayo en la Lonja. Lo sé. Pero hay varias cosas importantes. Vienen porque les interesa, porque sí, tienen interés y curiosidad, y eso siempre es estimulante. Estoy vivo y estoy aquí. He hecho un esfuerzo gigante y me siento recompensado. Este es un trabajo de taller y, quizá, un autorretrato. No soy moderno, ni lo pretendo, pero soy de mi tiempo. Seguro».

Pepe Bofarrull siempre regala frases. Suyas o de otros. A veces habla en aforismos. Dice: «“Hay que aprender de lo que no te gusta”. Si lo haces también te preguntas por lo que te incomoda y creces. Mi exposición está fuera de la moda, de lo que se lleva, es un mirar hacia atrás. Soy un artesano que, de repente, se presenta en este espacio en un acto de sinceridad.

Pregunta sin respuesta’ estará abierta hasta el 25 de junio».

 

*La foto la tomo de aquí: 

https://joseluiscano.blogia.com/upload/20170426191059-captura-de-pantalla-2017-04-26-a-las-19.04.56.jpg

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