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Antón Castro

MARLENE OTTEY, LA DIOSA MORTAL DE LAS CARRERAS

Marlene Ottey (Cold Spring, Jamaica, 1960) es la gran superviviente del atletismo. Ahí está, con 44 años, mi edad actual ahora, corriendo casi al máximo nivel: seda, belleza desordenada y ébano oscuro de Jamaica por su carril. Hermoso furor humano que se consolida en sus músculos, en la piel tostada, bruñida por la luz exótica, filtrada por la fronda de los grandes árboles. Hemos visto a esa mujer, a esta atleta irreductible y hermosa, desde hace 25 años, justo los que yo llevo en Zaragoza. Y la hemos visto correr con las más grandes, hecha la salvedad de la gran Wilma Rudolf, la gacela negra, la mujer que triunfó doblemente en Roma y que falleció hace no demasiados años tras una intensa vida dedicada a lo ahora llamaríamos una ONG. Corrió con Evelyn Ashford, aquella menuda campeona olímpica norteamericana, con la invencible Marita Koch, con Florence Griffith, con Gwenn Torrence, Gail Devers, Natalia Bochina, con Torri Edwards o Christine Arron, y a todos les ha ganado en algún momento. Siempre ha estado al máximo nivel, aunque sólo lograse dos oros en campeonatos del mundo, y muchas medallas de bronce y plata en las Olimpiadas. Era, es, un gozo verla atropellar distancias, con la nalga airosa y rotunda, con el pelo encrespado, con esa zancada que atenaza y esquilma los segundos del hectómetro decisivo. Se desliza, avanza como una yegua o como un rayo en el aire; siempre ha sido un enigma, mitad desdén, mitad hermetismo. O puro aislamiento de diosa de las carreras.
No deja de ser simbólico que esta mujer incomparable, el animal más hermoso que hemos visto probablemente en el atletismo en todos los tiempos (y ya son ganas de calificar, como diría Juan Marsé. Bellísimas eran Ulrike Meinhart, modelo de un escultor, o Sara Simeoni, ambas saltadoras de altura y campeonas olímpicas), se despida del atletismo en Atenas, en Olimpia, el lugar donde los hombres empezaron a sentirse ídolos, gamos saltadores, héroes y dioses mortales. Marlene Ottey -jamaicana de nacimiento, casada con el vallista norteamericano Nat Page, amante del velocista italiano Stefano Tilli luego y ahora pareja del entrenador esloveno Srdjan Djorjevic, por eso se presenta en Atenas con bandera eslovena- fue entrenada por el inolvidable velocista británico Linford Christie, campeón olímpico. Ha padecido el maleficio de la responsabilidad o de los nervios ante la gran ocasión. Por ejemplo, en Sydney fue primera en octavos, primera en cuartos, primera en semifinales y cuarta en la final de 100 metros lisos. Y esa respuesta se dio en varias ocasiones. Podría haber sido modelo, pero ha querido ser la atleta más felina y elegante de la historia.
Si cerramos los ojos, la vemos subiendo al cajón con la medalla de oro y la corona de laurel, como en los Mundiales de 1993 y 1995. Sería una conmoción en Olimpia y un nuevo milagro del verano que huye… Si Fernando Trueba escribió que iba al cine a enamorarse, algunos vemos atletismo para enamorarnos, sobre todo si la actriz que corre por la calle cuatro o cinco es Marlene Ottey.

6 comentarios

José Alfredo -

Yo la vi correr con 50 años en los Europeos de Barcelona en julio del 2010.
Era como ver a una diosa caminando entre los mortales.
Eso sí, corre totalmete envarada y con la columna rígida.
¿Nadie cree que ya es patológico seguir empeñándose a los 50 años en seguir corriendo?

dave -

solo hay una diosa de ebano.
unas han ido y otras han venido pero la gacela negra permanece
con su gracia felina volando por la pista.
marlene te amo

Juan Camilo Vivares Lopera -

Marlene Ottey, no tengo palabras para describir lo que me inspira ésta mujer.

Que tenacidad, fuerza, entrega, compromiso, energía, pasión...

J A M A I C A !

Soy un verdadero admirador de ella.

Medellín, Colombia.

Alejandfro Morales -

Marlene Ottey o Merlene Ottey. La unica, las mas grande. Un fosil del atletismo viviene. Mi admiracion y respesto.

David -

Marlene Ottey, la diva del atletismo contemporaneo, mujer grande en cualquier escenario, ejemplo de amor al deporte y a la vida, en cada carrera, en cada estadium siempre brillara tu figura, ejemplo de deportista y consagrada.

hugo ivan -

amo a marlene y a devers