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Antón Castro

LA EXCEPCIONALIDAD CULTURAL: OTRO DUELO AL SOL DE VARGAS LLOSA Y FERNANDO TRUEBA

Llevaba unos cuantos días deprimido. Uno nunca sabe muy bien por qué se viene abajo; no hago otra cosa que azotarme a diario por mis flaquezas y la constante incertidumbre de vivir. Siempre intento convencerme de que todo va bien, estupendamente, de que tendrás amigos, de que tienes amores y de que vives en una ciudad espléndida, pero aun así, a menudo, desfalleces, te embriagas de nostalgias dolientes, no encuentras respuestas ni ese necesario punto de lucidez para no ‘suicidarte’ en público y en privado. Esta mañana, al leer el artículo de Fernando Trueba en “El País” sobre la excepcionalidad cultural me he sentido aliviado. Me ha parecido un texto impecable sobre un tema al que le he dado vueltas en la cabeza desde que apareció el primer artículo de Mario Vargas Llosa en “El País”. Vargas, que de tonto no tiene un pelo, es un maravilloso demagogo del mercado, y equipara dogmáticamente, pero con un ingenio increíble y una aseada dialéctica, libertad y mercado, como si fuese la única vía posible o invalidase cualquier otra apuesta. Equiparar la excepción cultural con el nacionalismo, como hizo el peruano, era una emboscada y casi una obsesión personal; Fernando Trueba, con argumentos y con información, tan alejado del nacionalismo como él, y con refinada mala uva, le ataca esa línea de flotación y explica el gran triunfo de Francia no sólo en la protección de su cine, sino en el amparo global del cine europeo, asiático, africano. Y además desmiente aquello de que “las culturas se defienden solas”. Dice Trueba: “Terrible afirmación ésta. ¿Cómo se defienden las culturas? ¿Cómo se defendieron la Biblioteca y el Museo Nacional de Bagdad?”. Y ambos coinciden en una idea general, bellamente expresada por el escritor, que abogaba “por abrir puertas y ventanas para que todos los productos culturales del mundo circulen libremente, porque la cultura de verdad no es nunca nacional, sino universal”. Pese a todo, no tengo claro la excepcionalidad cultural, que a veces me parece otra manera de llamarle a una cierta sensatez, a un cierto entusiasmo, a un ineludible pasión de la política cultural.

Me acuerdo ahora de una frase de Miguel Torga, que me impactó mucho en su día y que ya casi es tópica: “Lo universal es lo local sin paredes”.

Mientras he tecleado estas notas espesas han estado sonando seis temas de Gonzalo Alonso, ex Días de Vino y Rosas, que viaja por Lisboa. En los tres primeros canta él, “Vuelo 76480”, dirigido a Nora, “El hombre azul” y “Loco”. Y los otros tres son instrumentales: “Tierra” (que es espléndido y pegadizo: casi una síntesis de la música de fusión que practica su grupo), “Río Darro (rumba)” y “Alegrías el puchero”. Son temas de aquí, de un artista de aquí, de un colectivo de aquí, clásico y vanguardista, pero he tenido la sensación de que me iba de viaje por el mundo con libertad de vuelo. El disco ya da la vuelta y recomienza: “Nora dijo adiós” y sigue así: “Porque hay días que no quieres pelear..., porque hay cosas que no pueden explicarse...”

6 comentarios

Jesús -

Anda, no han salido las URLs, son estas:

http://nochesdevinoyrosas.blogspot.com/2010/01/la-noche-perfecta-actuacion-de-el.html

http://nochesdevinoyrosas.blogspot.com/2009/10/entrevista-gonzalo-alonso-en-comunidad.html

Jesús -

"Nora dijo adiós, ya tuvo bastante..."

Cómo me gusta ese tema. Perdona, ya sé que esta entrada tiene un huevo de años, pero me la he encontrado googleando... :-)

Dejo dos enlaces, por si interesan o traen recuerdos (el segundo post tiene fragmentos de audio de "Vuelo 76480" y de "Loco":

"La noche perfecta" - Actuación de El Hombre Azul en la Oasis

Entrevista a Gonzalo Alonso en Comunidad Sonora, 6 de octubre de 2009

Antón -

Queridos: Gracias a los dos, y qué envidia me da eso de la tortilla. Es una debilidad desde niño que ya casi no ejerzo; hace años, cuando trabajaba en "El Periódico de Aragón", era menú casi diario junto al gran Mariano Gistaín...

Cide -

pues sí, me ha gustado este blog. Curiosamente -hago propósito de enmienda- Antón es un autor del que aún no me he leído nada. Supongo que es el precio de estar enganchado a los clásicos.
Pásalo bien en tus vacaciones Jota. Mañana brindaremos por ti en el mesón de la tortilla mientras recorremos las tenerías y lo que quedó en pie tras el paso de los franceses por Zaragoza.

Jota (con el Nokia) -

¡Joer! Cide Hamete visita el blog de Antón Castro. Ya ves, amigo Cide, que merece la pena una visita a diario.

Cide -

Pues es totalmente cierto. La verdadera cultura es universal. Cuando lees Los Tres Mosqueteros, da igual que esté ambientado en Francia, y cuando te lees el Zaragoza de Galdós, te da igual que esté ambientado en la Zaragoza de hace 200 años.