PILDORAS SOBRE CERVANTES Y EL QUIJOTE
La visión totalizadora
de Cervantes
Se han escrito muchas cosas del Quijote. Quizá una de las opiniones más felices y totalizadoras la ha dado recientemente Mario Vargas Llosa: El Quijote, como La Odisea, La Divina Comedia o el Hamlet, nos enriquece como seres humanos, mostrándonos que, a través de la creación artística, el hombre puede romper los límites de su condición y alcanzar una forma de inmortalidad; al mismo tiempo nos fulmina, haciéndonos conscientes de nuestra pequeñez, contrastados con el gigante, Miguel de Cervantes, que concibió esa gesta. Jorge Luis Borges, el primer premio Cervantes, galardón que compartió con Gerardo Diego, más admirador de Quevedo que de Cervantes, dijo: Tenemos en Don Quijote un doble carácter. Realidad y sueño, porque Cervantes sabía que la realidad estaba hecha de la misma materia que los sueños.
Homenajes
Universales
El Quijote fue traducido al inglés por Thomas Shelton en 1612 y al francés por César Oudin en 1614. Era un libro de historias irreales, se pensaba, que continuaba la tradición de El Decamerón de Boccaccio. Aunque conoció otras muchas ediciones, en algún caso excepcionales, empezó a ser verdaderamente universal a raíz de las interpretaciones de Heinrich Heine y del filósofo Schlegel, que consideró a Cervantes un escritor consciente y un creador original que estaba a la altura de Shakespeare y de Goethe. Años más tarde, Ivan Turgueniev lo emparentó con Hamlet y Flaubert llegaría a afirmar que se sabía el volumen de memoria antes de aprender a leer. Otros autores como Nietzsche o Luigi Pirandello elogiaron las excelencias del proyecto. El dramaturgo italiano le rinde un homenaje explícito en Seis personajes en busca de autor, que en el fondo es uno de los asuntos que abordó Cervantes.
Un paraíso de historias
en Esquivias
Miguel de Cervantes, recién casado con la joven heredera Catalina de Salazar, se instaló en Esquivias, a doce leguas de Madrid. Le costó un tiempo aportar al matrimonio los cien ducados que se comprometió a entregar, y allí tuvo un año de sosiego, lejos de la Corte. Pero su existencia resultaba tan apacible que creía estar en un paraíso: cuidaba los olivos y los viñedos, y se reunía en con amigos, hidalgos y vecinas que le contaban historias al calor de la lumbre. El chisme era una forma de mantener viva la literatura oral, cuando él dejaba de evocar sus días en La Marquesa o el cautiverio de Argel. Allí, mientras intentaba olvidar que era un hombre lleno de deudas, oyó la historia del hijo de Pedro Lobón, que quiso hacerse cura y recibió la tonsura, pero fue demandado por una joven encinta, la historia de aquel pintor que cambió su oficio por la rudeza del campo o el relato de tres muchachas que habían sido raptadas por una tropa de soldados.
El libro de la vida
en la tierra
Acaba de aparecer el volumen Don Quijote en el arte y en el pensamiento de Occidente (Cátedra, 2004), de Allen & Finch, que es un compendio de opiniones y visiones sobre el personaje de Cervantes. Se recoge esta cita de Dostoievski: Si este mundo se acabara y en algún otro se le preguntara a la gente si habían entendido su vida en la tierra y qué conclusiones habían formulado, uno podría simplemente presentar el libro de Don Quijote y decir: He aquí mis conclusiones con respecto a la vida. ¿Podrán condenarme por ello?. Joseph Conrad tampoco le fue a la zaga en consideración: Conversos ha habido que, por su exquisita indiscreción, han ganado inmortalidad cierta. El ejemplo más ilustre, esa flor de la Caballería, don Quijote de la Mancha, sigue siendo para todo el mundo el único hidalgo genuino y eterno.
Realidad y sueño
del aragonés Blecua
El aragonés José Manuel Blecua, presidente del comité del IV Centenario, declaraba a La Vanguardia: Me gustaría que la conmemoración fuera capaz de cambiar un poco la mentalidad de la sociedad española respecto al libro, a la lectura, al uso y el manejo de las lenguas y el respeto a las otras lenguas, fomentando una capacidad de convivencia con otras lenguas y otras culturas que resulta clave en el mundo actual, definido por su multiculturalidad. Y me gustaría, sobre todas las cosas, que cambiara la idea, la mentalidad de los jóvenes, y que el libro ocupara el lugar que debe ocupar como fuente de información y de conocimiento, y al mismo tiempo como entretenimiento, porque la literatura es un camino lúdico. ( ) Creo que lo fundamental es el carácter utópico del personaje, la capacidad de transformar una sociedad.
de Cervantes
Se han escrito muchas cosas del Quijote. Quizá una de las opiniones más felices y totalizadoras la ha dado recientemente Mario Vargas Llosa: El Quijote, como La Odisea, La Divina Comedia o el Hamlet, nos enriquece como seres humanos, mostrándonos que, a través de la creación artística, el hombre puede romper los límites de su condición y alcanzar una forma de inmortalidad; al mismo tiempo nos fulmina, haciéndonos conscientes de nuestra pequeñez, contrastados con el gigante, Miguel de Cervantes, que concibió esa gesta. Jorge Luis Borges, el primer premio Cervantes, galardón que compartió con Gerardo Diego, más admirador de Quevedo que de Cervantes, dijo: Tenemos en Don Quijote un doble carácter. Realidad y sueño, porque Cervantes sabía que la realidad estaba hecha de la misma materia que los sueños.
Homenajes
Universales
El Quijote fue traducido al inglés por Thomas Shelton en 1612 y al francés por César Oudin en 1614. Era un libro de historias irreales, se pensaba, que continuaba la tradición de El Decamerón de Boccaccio. Aunque conoció otras muchas ediciones, en algún caso excepcionales, empezó a ser verdaderamente universal a raíz de las interpretaciones de Heinrich Heine y del filósofo Schlegel, que consideró a Cervantes un escritor consciente y un creador original que estaba a la altura de Shakespeare y de Goethe. Años más tarde, Ivan Turgueniev lo emparentó con Hamlet y Flaubert llegaría a afirmar que se sabía el volumen de memoria antes de aprender a leer. Otros autores como Nietzsche o Luigi Pirandello elogiaron las excelencias del proyecto. El dramaturgo italiano le rinde un homenaje explícito en Seis personajes en busca de autor, que en el fondo es uno de los asuntos que abordó Cervantes.
Un paraíso de historias
en Esquivias
Miguel de Cervantes, recién casado con la joven heredera Catalina de Salazar, se instaló en Esquivias, a doce leguas de Madrid. Le costó un tiempo aportar al matrimonio los cien ducados que se comprometió a entregar, y allí tuvo un año de sosiego, lejos de la Corte. Pero su existencia resultaba tan apacible que creía estar en un paraíso: cuidaba los olivos y los viñedos, y se reunía en con amigos, hidalgos y vecinas que le contaban historias al calor de la lumbre. El chisme era una forma de mantener viva la literatura oral, cuando él dejaba de evocar sus días en La Marquesa o el cautiverio de Argel. Allí, mientras intentaba olvidar que era un hombre lleno de deudas, oyó la historia del hijo de Pedro Lobón, que quiso hacerse cura y recibió la tonsura, pero fue demandado por una joven encinta, la historia de aquel pintor que cambió su oficio por la rudeza del campo o el relato de tres muchachas que habían sido raptadas por una tropa de soldados.
El libro de la vida
en la tierra
Acaba de aparecer el volumen Don Quijote en el arte y en el pensamiento de Occidente (Cátedra, 2004), de Allen & Finch, que es un compendio de opiniones y visiones sobre el personaje de Cervantes. Se recoge esta cita de Dostoievski: Si este mundo se acabara y en algún otro se le preguntara a la gente si habían entendido su vida en la tierra y qué conclusiones habían formulado, uno podría simplemente presentar el libro de Don Quijote y decir: He aquí mis conclusiones con respecto a la vida. ¿Podrán condenarme por ello?. Joseph Conrad tampoco le fue a la zaga en consideración: Conversos ha habido que, por su exquisita indiscreción, han ganado inmortalidad cierta. El ejemplo más ilustre, esa flor de la Caballería, don Quijote de la Mancha, sigue siendo para todo el mundo el único hidalgo genuino y eterno.
Realidad y sueño
del aragonés Blecua
El aragonés José Manuel Blecua, presidente del comité del IV Centenario, declaraba a La Vanguardia: Me gustaría que la conmemoración fuera capaz de cambiar un poco la mentalidad de la sociedad española respecto al libro, a la lectura, al uso y el manejo de las lenguas y el respeto a las otras lenguas, fomentando una capacidad de convivencia con otras lenguas y otras culturas que resulta clave en el mundo actual, definido por su multiculturalidad. Y me gustaría, sobre todas las cosas, que cambiara la idea, la mentalidad de los jóvenes, y que el libro ocupara el lugar que debe ocupar como fuente de información y de conocimiento, y al mismo tiempo como entretenimiento, porque la literatura es un camino lúdico. ( ) Creo que lo fundamental es el carácter utópico del personaje, la capacidad de transformar una sociedad.
3 comentarios
monica muñoz -
Cide -
"Don Quijote es un hombre de acción, aunque se equivoque siempre. Hamlet es todo lo contrario, pues ante una cues tión cualquiera la examina despacio para ver dónde está lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y el resultado es que no hace nada". (Pio Baroja)
Borges fue contradictorio en sus opiniones sobre el Quijote. Si bien le gustaba mucho la historia que narra la novela, llegó a decir que lo leyó primero en inglés, y que cuando al fin lo leyó en español le pareció "una mala traducción". Supongo que a Borges hay que perdonarle esas cosas. Los genios tienen esas ocurrencias sin que por eso dejen de ser genios.
Cide -