Blogia
Antón Castro

NUEVAS PÍLDORAS DEL QUIJOTE

Historia y engaño
de Maese Pedro

Uno de los personajes que ha hecho mayor fortuna del Quijote ha sido Maese Pedro, que tiene un gran protagonismo en la II parte del libro. Maese Pedro es el propietario de un teatro de títeres donde se representa la historia de don Gaiferos y la liberación de su esposa Melisendra, secuestrada en Sansueña. Hace creer que tiene una mona adivina que le cuenta al oído el pasado o el porvenir de quienes asisten a su función. Lo cierto es que la mona no le dice nada, pero le ha acarreado cierta fama de haber pactado con el mismo diablo. En realidad, Maese Pedro es Ginés de Pasamonte, que se documenta bien sobre el pueblo al que acude para resultar más efectista en sus predicciones. Don Quijote acabará destruyendo su retablo, enojado con algunos errores que se producen durante una función y porque en su locura es incapaz de discernir realidad y ficción.

El autor ficticio que
halló un manuscrito

Cide Hamete Benengeli -deformado luego por Sancho Panza en Cide Hamete Berenjena-, es un complejo nombre que se compone de Cide (señor), Hamete (Hamid, un nombre árabe) y Benengeli (según algunos cervatillo, y por tanto probable deformación expresiva de Cervantes). Es un autor morisco que habría conservado la redacción de las aventuras del Quijote y su escudero. Según Cervantes, resulta un personaje contradictorio: unas veces es un historiador puntual y veraz, amigo de los pequeños detalles, dotado de gran curiosidad, y a la par puede restar importancia a las grandes batallas; y otras veces, Cervantes le reprocha la inexactitud de sus traducciones. La idea del manuscrito encontrado y la del autor ficticio fue un recurso feliz, todo un hallazgo, que ha marcado la evolución de la literatura.

Clavileño: el vuelo
más reposado

Clavileño, el caballo alígero del palacio ducal que se halla a dos días a pie de Sansueña, es una de las grandes creaciones de Cervantes, digna de figurar en un bestiario imposible. Ocupa varios capítulos de la II parte, desde el 40 al 44. Su nombre procede de su construcción con madera o leño y a sus movimientos, supuestos movimientos más bien, que son gobernados mediante una clavija. Como es sabido, no es sino una de las varias y crueles burlas que someten los duques a Sancho Panza, a punto de ser gobernador de la Ínsula Barataria, y a Don Quijote en esos episodios de sátira aristocrática. Los obligan a montar en él y los ayudan a creer que han volado por los aires, en los fabulosos dedos de la brisa. A pesar del engaño, Alonso Quijano confesará que en los días de su vida ha “subido sobre bestia más reposada ni de mejor paso que Clavileño”.

Llanto por Grisóstomo,
el pastor suicida

Quijote es un cuento de cuentos. No a la manera de Boccacio, Chaucer o Pedro Alfonso exactamente, pero el libro es como una gran selva de fábulas en la que los protagonistas entran y salen con naturalidad. Cervantes abordó la novela pastoril en “La Galatea”, pero también lo hizo en el episodio de Grisóstomo y Marcela. En el capítulo XII narra la historia de un pastor ilustrado, dotado de buena herencia y con aptitud de vate, que perdió la cabeza por los amores imposibles “de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico”, que tiene algo de mujer fatal de aldea. Pasa y desgarra corazones mientras apacienta rebaños. Gristóstomo, que había tenido una mocedad disoluta, al despedirse del mundo voluntariamente pidió que lo enterrasen en el campo, “como si fuera moro”. Así, penando, se lo cuentan los cabreros al loco hidalgo y a su escudero…

Un autor inmortal en
“Criaturas saturnianas”

La revista “Criaturas saturnianas”, de la Asociación de Escritores de Aragón, dedica casi una treintena de páginas al Quijote. Magdalena Lasala dice que “Don Quijote sigue viviendo porque es lo prohibido que todos llevamos albergado en la parte oscura de nuestro ser”. Manuel Martínez Forega califica a Cervantes como “tardo escritor” y glosa el carácter paródico de su escritura. José-Carlos Mainer recupera aquí fragmentos del lcd-Prames de “Música en la Ínsula Barataria” y recuerda que Blas Antonio de Nasarre y Fériz, clérigo de Alquézar, consideraba superior el texto apócrifo al original, y que Menéndez Pidal atribuyó, en 1897, el texto de 1614 al poeta aragonés Andrés Lamberto. El titiritero Iñaqui Juárez asume la deuda contraída por las gentes de su oficio con “el manco de Lepanto”. Y Jorge Fresno evoca el sonido de vihuelas, laúdes y sonajas en el mundo cervantino.

Una locura de amor:
Aldonza Lorenzo

Como los héroes de las novelas de caballerías, Don Quijote de la Mancha precisaba una dama a la cual encomendarse y ante la cual justificar sus andanzas y extraordinarias aventuras. Sancho, su escudero, desde un principio estaba convencido que su señor amaba a una alta princesa, Dulcinea, que vive en algún lugar del Toboso, cosa que no deja de intrigarle porque él jamás ha tenido noticia de señora de tanta alcurnia. Pero cuando Don Quijote lo envía con una carta para su dama, le revela la verdad. El caballero –como si renunciase brevemente a su fantasía, que no a su locura de amor- le explica que le dio ese nombre a una labradora, Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales, “de muy buen parecer”. Sancho se queda perplejo porque conoce bien a la mujer y exhibe este elogio rústico: “Tira tan bien de una barra como el más forzudo galán de todo el pueblo”.

Autorretrato del autor
como enamorado

Miguel de Cervantes fue un cronista de su vida y de su época. “El Quijote” está lleno de referencias autobiográficas a su dilatado penar, a su estancia en Lepanto, Mesina, al cautiverio en Argel o a sus desencuentros con el soldado de Ibdes Jerónimo de Pasamonte, que lo menospreció en su “Vida”, cuando contaba poco más de 23 años: “Lo que no he podido dejar de sentir es que se mote de viejo y de manco”, se quejó Cervantes. Tras el libro que le ha hecho inmortal, redactó “Persiles y Segismunda”, para algunos su libro más perfecto. Allí se dibuja a sí mismo en la figura del enamorado Periandro y escribe: “Periandro, en tanto que era buscado, procuraba alejarse de quien le buscaba; salió de Roma a pie, y solo, si ya no tiene por compañía la soledad amarga, los suspiros tristes y los continuos sollozos: que éstos y las varias imaginaciones no le dejaban un punto”.

5 comentarios

Camerano -

¡¡¡¡ Viva Torrecilla en Cameros !!!!

De Anton -

Querido exgordo: Jorge ganó 3-1 al Helios. Salió en el minuto cinco de la segunda parte y revolucionó el partido por su banda. Jugó realmente bien. Y Diego venció al San Mateo de Gállego por 3-5. Sólo jugó la primera parte, pero no estaba apenado; el entrenador le advirtió que dejaría jugar un poco más a los suplentes porque era el último partido.
Cúidate, sabio de letras.

exgordo -

estoy lonxe, necesito resultados futbol diego y jorge besos

Anónimo -

Nos alegramos, y aún nos alegramos más que haya vuelto de su tumba para escribir aquí. Qué bonitas, que emocionantes son las sombras, Cide.Hamete.Benengeli. Un abrazo.

Cide -

Pues sí, la invención de Cide Hamete es todo un hallazgo para la literatura.

:o)