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Antón Castro

ENTRE BOLONIA Y LAS MONTAÑAS

El ilustrador valenciano Carlos Ortín, emparentado con Aragón, es el coordinador de las exposiciones de la 42ª Feria Internacional de Libros para Niños de Bolonia ha organizado dos muestras diferentes: la sección “Ilustrísimos”, compuesta por 29 artistas, donde figuran varios aragoneses: Elisa Arguilé, Javier Solchaga, Alberto Gamón e Isidro Ferrer. Isidro, autor de “La galería legítima”, sus diarios de artista que han aparecido con evidente éxito en Xordica, dio una de sus conferencias-show sobre las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, en un ciclo en el que también han intervenido la citada Arguilé y Daniel Nesquens, y el ilustrador asturiano Pablo Amargo. En la exposición de “Ilustrísimos” también figura otro oscense de Barbastro, Josep Antoni Tàssies.
En la muestra virtual figuran 44 artistas, entre ellos José Luis Cano, Ana González Lartitegui o Calpurnio. Todos ellos confirman ese momento extraordinario que está viviendo la Literatura Infantil y Juvenil en Aragón; están arropados en Italia por Gustavo Martín Garzo, a punto de ser adoptado por Huesca gracias a los buenos oficios de José Domingo Dueñas y Rosa Tabernero. Isidro Ferrer, sin duda uno de los trazos y cerebros más originales y poderosos de la democracia, presenta en la muestra uno de sus trabajos: “Una casa para el abuelo”, editado hace más de un lustro en una editorial francesa y traducido recientemente al castellano.
Ramón Acín Fanlo, ese infatigable promotor de libros y lecturas nacido en Piedrafita de Jaca, ha decidido rendirle un homenaje a sus raíces, a los cuentos que oía de niño, a los paisajes, a la memoria del padre. Y ese proyecto se titula “Secretos del tiempo escondido. Cuentos para ser contados” (Prames, 2005): diez piezas sobre las almetas, las ondinas, fotroneros o donas d’aigua, encantamientos, gigantes, los genios: todo ese universo mítico que procede de aquellas edades legendarias de Maricastaña. Ramón Acín, ensayista y narrador, cuenta en esta ocasión con un acompañante excepcional: el grabador Mariano Castillo (Grisén, Zaragoza, 1963), que ha dado un viraje en su trayectoria y realiza una colección fascinante de dibujos inequívocamente pirenaicos con las chimeneas, cuevas, apariciones o esas florestas que se antojan hechizadas.
Por otra parte, mientras Carlos Saura trabaja en su nuevo proyecto sobre el libretista de Mozart, Lorenzo da Ponte, y expone sus últimas fotos pintadas, la Fundación March anuncia una muestra 117 piezas de su hermano Antonio, ya fallecido, sobre sus “Damas”, una de las colecciones más sólidas y variadas del artista y gran escritor que fue el hombre nacido en Huesca en 1930. Por otra parte, aún fresco, llega a las librerías otro libro de Fernando Biarge: “Grandes picos del Pirineo Central”, fotografías extraordinarias, color y sensualidad, luz arañada por el celaje, transparencia escrita por los dioses del aire sobre la piedra y la atmósfera. Lo acompañan en este nuevo proyecto sobre el patrimonio natural aragonés Marta Iturralde, Alberto Martínez Embid y Anchel Belmonte.
Abro el nuevo número de la revista del Museo “Camón Aznar” de Ibercaja y compruebo que se abre con “Historia de un proyecto frustrado: el monumento a Joaquín Costa”, concebido para el colegio zaragozano de su nombre, “una fuente monumental en la que quedara representada la figura de Costa”, que nunca llegó a hacerse. No siempre hay buenas noticias.

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