LA PARTITURA DE DOS DÉCADAS
Garrapinillos es un barrio dominado por una iglesia, de inspiración francesa, de Ricardo Magdalena y un parque con palmeras, pinos y surtidores. Garrapinillos es un mundo dentro del mundo, donde la música es como un rasgo de identidad, una actividad en constante melodía. Hace 20 años arrancó el proyecto de una banda, compuesta por quince personas; en 1995, hubo cambios, se nombró director a Juan Carlos Roldán Gracia, y se orientaron los objetivos de un colectivo que buscó nuevos intérpretes entre los jóvenes. La cifra de componentes se incrementó hasta el largo centenar de hoy.
En esta apasionada travesía, la Unión Musical de Garrapinillos no ha hecho más que crecer: en la calidad de su sonido, en la vastedad de su repertorio, en el número de actuaciones, en su condición de escuela casi permanente de música (en estos instantes está barajando abrir secciones de cuerda y piano) y en su compromiso con la belleza y con el barrio, donde suele ofrecer alrededor de 20 conciertos al año. Además, es una formación audaz y original, galardonada en Huesca y Zaragoza, que lo mismo toca en un globo aerostático que sortea un concierto donde el agraciado elige día, lugar y repertorio, que colabora con Els Comediants o que es capaz de realizar un reloj humano y sonoro, dando las campanadas de las 24 horas del día desde la torre de la iglesia del barrio.
Hace un lustro celebraban su XV aniversario en la sala Galve del Auditorio. Ahora van un poco más allá: tocan como habían soñado en la sala Mozart, esa isla de oro donde la música se agita y estremece. Intervienen más de un centenar de intérpretes que rescatan alguna pieza, como Adiós Nonino de Astor Piazzola, en homenaje a los que se han ido, a los que han intervenido en la hermosa tarea de reinventar a diario la partitura de dos décadas. Para la Unión Musical de Garrapinillos interpretar es darse desde el corazón, la alegría y la creatividad.
*La UNIÓN MUSICAL DE GARRAPINILLOS ofrece un concierto el próximo sábado 7 de mayo, en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, en el que intervendrán un centenar de músicos, entre ellos muchos niños. Éste es un texo que figurará en el catálogo del concierto.
En esta apasionada travesía, la Unión Musical de Garrapinillos no ha hecho más que crecer: en la calidad de su sonido, en la vastedad de su repertorio, en el número de actuaciones, en su condición de escuela casi permanente de música (en estos instantes está barajando abrir secciones de cuerda y piano) y en su compromiso con la belleza y con el barrio, donde suele ofrecer alrededor de 20 conciertos al año. Además, es una formación audaz y original, galardonada en Huesca y Zaragoza, que lo mismo toca en un globo aerostático que sortea un concierto donde el agraciado elige día, lugar y repertorio, que colabora con Els Comediants o que es capaz de realizar un reloj humano y sonoro, dando las campanadas de las 24 horas del día desde la torre de la iglesia del barrio.
Hace un lustro celebraban su XV aniversario en la sala Galve del Auditorio. Ahora van un poco más allá: tocan como habían soñado en la sala Mozart, esa isla de oro donde la música se agita y estremece. Intervienen más de un centenar de intérpretes que rescatan alguna pieza, como Adiós Nonino de Astor Piazzola, en homenaje a los que se han ido, a los que han intervenido en la hermosa tarea de reinventar a diario la partitura de dos décadas. Para la Unión Musical de Garrapinillos interpretar es darse desde el corazón, la alegría y la creatividad.
*La UNIÓN MUSICAL DE GARRAPINILLOS ofrece un concierto el próximo sábado 7 de mayo, en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, en el que intervendrán un centenar de músicos, entre ellos muchos niños. Éste es un texo que figurará en el catálogo del concierto.
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ANA_CP106 -
andrea -
PM -