PRESENTACIÓN DE "ESCRITO EN EL POLVO" DE DAMIÁN TORRIJOS
Sé que hoy se presentan muchas cosas: Alonso Cordel su antología poética publicada por Zócalo, Alfonso Gómez Cerda su novela juvenil La noche de los alacranes, una historia de amor y maquis, un drama rural, en la España de posguerra, que mereció el premio Gran Angular de SM.
Y en el Salón del Trono de la Diputación de Zaragoza, Damián Torrijos presenta su nuevo libro de relatos, Escrito en el polvo (DPZ), una colección que tiene algo de compendio de su obra breve y que mereció el Premio Isabel de Narrativa. Torrijos es un virtuoso de la palabra, se rastrean en él numerosos ecos del Siglo de Oro, de la literatura picaresca y sobre todo de Quevedo, pero también de Gracián, Cadalso o Valle-Inclán. El libro brilla no sólo por su prosa, trabajada a buril, sino por la originalidad de los argumentos: el primer cuento lo escribe un muerto que asiste a la infidelidad de su mujer y acabará tras una suerte de metamorfosis bellamente elaborada- siendo su hijo. O ese es al menos su deseo. También rinde homenaje a Luis Cernuda o hay un cuento delicioso donde se cuentan los milagros de una monja tornera que se llama Inés del Madero. Yo diré unas palabras sobre ese libro. Los cuentos tienen siempre un extrañamiento verdaderamente logrado. A Damián Torrijos sólo lo conozco por sus textos y por algunas cartas de medianoche. Si alguno podéis acudir, hacedlo con un poco de tiempo y podréis ver la magnífica antológica de Fermín Aguayo, que aquí tiene un carácter más íntimo en el Museo Reina Sofía, donde estuvo hasta hace muy poco.
Y en el Salón del Trono de la Diputación de Zaragoza, Damián Torrijos presenta su nuevo libro de relatos, Escrito en el polvo (DPZ), una colección que tiene algo de compendio de su obra breve y que mereció el Premio Isabel de Narrativa. Torrijos es un virtuoso de la palabra, se rastrean en él numerosos ecos del Siglo de Oro, de la literatura picaresca y sobre todo de Quevedo, pero también de Gracián, Cadalso o Valle-Inclán. El libro brilla no sólo por su prosa, trabajada a buril, sino por la originalidad de los argumentos: el primer cuento lo escribe un muerto que asiste a la infidelidad de su mujer y acabará tras una suerte de metamorfosis bellamente elaborada- siendo su hijo. O ese es al menos su deseo. También rinde homenaje a Luis Cernuda o hay un cuento delicioso donde se cuentan los milagros de una monja tornera que se llama Inés del Madero. Yo diré unas palabras sobre ese libro. Los cuentos tienen siempre un extrañamiento verdaderamente logrado. A Damián Torrijos sólo lo conozco por sus textos y por algunas cartas de medianoche. Si alguno podéis acudir, hacedlo con un poco de tiempo y podréis ver la magnífica antológica de Fermín Aguayo, que aquí tiene un carácter más íntimo en el Museo Reina Sofía, donde estuvo hasta hace muy poco.
5 comentarios
A.C. -
matilde -
A. C. -
Meritxell2000 -
Cide -
Sospecho que en este artículo, lo de juvenil son "ganas de adjetivar" que decía no sé quién, y que la novela de AGC la podrá leer un cincuentón sin complejos.
Un abrazo.