DARÍO FO, FRANCA RAME Y EL SEXO OLVIDADO
Desayuno con La Vanguardia y leo el elogioso artículo de Xavier Bru de Sala sobre Jesús Moncada, al cual considera preterido y maltratado en Barcelona, sobre todo si pensamos en los elogios y homenajes que recibió Terenci Moix. Lo define como un anacoreta de la literatura, recuerdo una frase de mi maestro y amigo Miquel Ángel Riera (si a alguien le interesase en este blog hay un artículo extenso sobre él) y escribe que sostenía el manacorí: las obras, una vez escritas y publicadas, deben ser abandonadas a su suerte por el autor, de manera que se hundan o floten según sus propios materiales, no por la embarcación, al fin y al cabo efímera, en la que se sostienen. Y culmina Bru de Sala con estas frases sobre Jesús Moncada: Enorme talento, gran anacoreta, Moncada se dedicó sólo a una su obra. A su obra y nada más. Ni lo olvidéis ni la olvidéis.
Y en esa contraportada que tanto me gusta leer, Ima Sanchís entrevista a Dario Fo. Me entero de que en 1973, un grupo fascista torturó y violó a su mujer Franca Rame. Dice Fo: Los tribunales han oído testimonios sobre cómo se brindaba en los cuarteles para celebrar esa violación, han oído nombres y detalles concretos; pese a ello, aquel terrorismo de Estado quedará impune: sumario cerrado. A su mujer, actriz y escritora, le dedica un hermoso párrafo: Mi gran amor es Franca Rame desde el primer día que la vida, sobre un escenario. Era bellísima, todos la cortejaban y yo pensaba: Jamás conseguirás una mujer como ésta`.
Pero lo que más me ha gustado de las declaraciones de Fo está vinculado a su libro El país de los cuentacuentos (Seix Barral, 2005). Recuerda el autor de Muerte de un anarquista: Había un tipo que contaba que podía volar. Otro se paseaba desnudo con el traje pintado en la piel. Desde entonces la figura del indiferente, del imprevisible, del ilógico, siempre me ha fascinado. Y añade que la historia que más le ha fascinado es ésta: Una antigua fábula francesa que cuenta la noche de bodas de un joven muy cándido que nunca había visto el sexo de una mujer. La novia, para librarse de él, le dice que se ha olvidado su sexo en casa de la madre y el muchacho va a buscarlo. Su suegra entiende la burla y le da una canasta con un conejito. El conejito se escapa y el joven llega ante su novia llorando: He perdido tu sexo, soy un desgraciado. Ella se enternece: Mira, ha vuelto. Pobrecito, dice el joven, debe reposar, haremos el amor mañana.
Y en esa contraportada que tanto me gusta leer, Ima Sanchís entrevista a Dario Fo. Me entero de que en 1973, un grupo fascista torturó y violó a su mujer Franca Rame. Dice Fo: Los tribunales han oído testimonios sobre cómo se brindaba en los cuarteles para celebrar esa violación, han oído nombres y detalles concretos; pese a ello, aquel terrorismo de Estado quedará impune: sumario cerrado. A su mujer, actriz y escritora, le dedica un hermoso párrafo: Mi gran amor es Franca Rame desde el primer día que la vida, sobre un escenario. Era bellísima, todos la cortejaban y yo pensaba: Jamás conseguirás una mujer como ésta`.
Pero lo que más me ha gustado de las declaraciones de Fo está vinculado a su libro El país de los cuentacuentos (Seix Barral, 2005). Recuerda el autor de Muerte de un anarquista: Había un tipo que contaba que podía volar. Otro se paseaba desnudo con el traje pintado en la piel. Desde entonces la figura del indiferente, del imprevisible, del ilógico, siempre me ha fascinado. Y añade que la historia que más le ha fascinado es ésta: Una antigua fábula francesa que cuenta la noche de bodas de un joven muy cándido que nunca había visto el sexo de una mujer. La novia, para librarse de él, le dice que se ha olvidado su sexo en casa de la madre y el muchacho va a buscarlo. Su suegra entiende la burla y le da una canasta con un conejito. El conejito se escapa y el joven llega ante su novia llorando: He perdido tu sexo, soy un desgraciado. Ella se enternece: Mira, ha vuelto. Pobrecito, dice el joven, debe reposar, haremos el amor mañana.
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