CANETTI Y GERMÁN LARONE
1. Leí Fiesta bajo las bombas de Elias Canetti y me resultó un tipo engreído y chismoso. La narración acerca de sus amoríos con Iris Murdoch me pareció insoportable y machista, y muchas de sus opiniones bastante discutibles, por ejemplo las que vierte sobre Eliot, pero además expresadas en un tono insidioso y revanchista. Nunca me había llamado la atención su obra: me había parecido antipática su producción y sus libros, demasiado áridos. Y esto no era un juicio de valor hasta que leí Fiesta bajo las bombas. Los años ingleses, o releí otros textos. El pasado jueves en El Cultural de El Mundo Mario Muchnik hacía un retrato del Canetti que conoció y editó: al parecer poseía un gran sentido del humor, no concedía jamás entrevistas, cobraba unos modestos adelantos de su editor alemán para sobrevivir, y era judío pero no creyente, y su familia procedía de España, de Cañete. Era lector de Borges, Jorge Guillén, García Márquez, Cervantes, Quevedo y Garcilaso. Hoy, día de Santiago, se cumple el centenario del nacimiento de este escritor nacido en Rustschuk (Bulgaria) en 1905 y fallecido en Zurich 1994 mientras dormía.
El suplemento publicaba una selección de aforismos dedicados a la pintora Marie-Louise von Motesiczky, que era su novia en 1942.
Selecciono éstos:
-La lluvia es el tributo del cielo sobre la tierra, por su botín de nubes.
-Podemos matarlo todo: un hombre, una obra, un nombre y hasta un dios, pero no a un amor auténtico.
-El hombre es la medida de todos los animales.
-Quien adora el éxito está perdido en cualquier caso: cuando lo tiene, le será igual; cuando no lo tenga, se consumirá en la más falsa melancolía.
No es lo mejor de Elias Canetti, al cual le reconozco su fe en las palabras. El amor no le acrecentó la inspiración, si acaso le atemperó la lucidez.
2. Hace unos días fallecía el músico y presentador y realizador Germán Larone. Lo conocí hacia 1999 o 2000 cuando Diego Pelegrín y Antonio Rey me invitaron a participar en directo en las noches de Milenio de Antena Aragón. En Antena Aragón entonces se cocían muchas cosas, convivían muchos programas, muchos profesionales, y Germán Larone, como Miguel Ángel Lamata, era uno de los modestos mitos de la casa. Un moderno lleno de ternura. Así se lo hacían saber gentes como Clara Téllez, María Gurrea, Santiago de Andrés, David Solanilla, Paco Cester, Jorge Armengol, José Manuel Usón, Teresa Lázaro, Javier Martínez París, Rocío Ibarra, Sergio Gómez y tantos otros que tengo en el recuerdo. Presentó el programa Boomerang, colaboró en otro proyecto con Lamata, y siempre estaba allí con la cabeza repleta de músicas, de amigos. Parecía conocerlo todo y a todos, nada le era extraño. Había trabajado en Los 40 Principales Zaragoza.
Tuve la sensación de que aquellos jóvenes mal pagados vivían en un territorio abonado de felicidad. Había ilusión a espuertas. Germán ya tenía dos discos grabados, con Missión Hispana, junto a Pepe Orós, y acabaría realizando el vídeo clip de la canción El extranjero de Enrique Bunbury. A mucha de esa gente, he dejado de verla, y de Germán Larone no sabía nada. No sabía que estuviese enfermo, que llevase dos años bregando con el cáncer, no sabía que iba a despedirse del mundo con 33 años. Cantante, guionista, locutor, realizador de vídeo, sabio de múltiples músicas, recordaré para siempre tu melena de seductor en el cuarto de maquillaje cuando hablabas como una auténtica locomotora ante Cristina, la maquilladora, o Clara Téllez, la vocalista de Los Peces. Vuestra insolencia y vuestra pasión por la vida me pareció altamente contagiosa. Un abrazo infinito. Me alegra saber, como decía una de tus hermanas, que has vivido como has querido. Que has sido un pájaro libre que trasladas a un nuevo y enigmático reino el son del viento
El suplemento publicaba una selección de aforismos dedicados a la pintora Marie-Louise von Motesiczky, que era su novia en 1942.
Selecciono éstos:
-La lluvia es el tributo del cielo sobre la tierra, por su botín de nubes.
-Podemos matarlo todo: un hombre, una obra, un nombre y hasta un dios, pero no a un amor auténtico.
-El hombre es la medida de todos los animales.
-Quien adora el éxito está perdido en cualquier caso: cuando lo tiene, le será igual; cuando no lo tenga, se consumirá en la más falsa melancolía.
No es lo mejor de Elias Canetti, al cual le reconozco su fe en las palabras. El amor no le acrecentó la inspiración, si acaso le atemperó la lucidez.
2. Hace unos días fallecía el músico y presentador y realizador Germán Larone. Lo conocí hacia 1999 o 2000 cuando Diego Pelegrín y Antonio Rey me invitaron a participar en directo en las noches de Milenio de Antena Aragón. En Antena Aragón entonces se cocían muchas cosas, convivían muchos programas, muchos profesionales, y Germán Larone, como Miguel Ángel Lamata, era uno de los modestos mitos de la casa. Un moderno lleno de ternura. Así se lo hacían saber gentes como Clara Téllez, María Gurrea, Santiago de Andrés, David Solanilla, Paco Cester, Jorge Armengol, José Manuel Usón, Teresa Lázaro, Javier Martínez París, Rocío Ibarra, Sergio Gómez y tantos otros que tengo en el recuerdo. Presentó el programa Boomerang, colaboró en otro proyecto con Lamata, y siempre estaba allí con la cabeza repleta de músicas, de amigos. Parecía conocerlo todo y a todos, nada le era extraño. Había trabajado en Los 40 Principales Zaragoza.
Tuve la sensación de que aquellos jóvenes mal pagados vivían en un territorio abonado de felicidad. Había ilusión a espuertas. Germán ya tenía dos discos grabados, con Missión Hispana, junto a Pepe Orós, y acabaría realizando el vídeo clip de la canción El extranjero de Enrique Bunbury. A mucha de esa gente, he dejado de verla, y de Germán Larone no sabía nada. No sabía que estuviese enfermo, que llevase dos años bregando con el cáncer, no sabía que iba a despedirse del mundo con 33 años. Cantante, guionista, locutor, realizador de vídeo, sabio de múltiples músicas, recordaré para siempre tu melena de seductor en el cuarto de maquillaje cuando hablabas como una auténtica locomotora ante Cristina, la maquilladora, o Clara Téllez, la vocalista de Los Peces. Vuestra insolencia y vuestra pasión por la vida me pareció altamente contagiosa. Un abrazo infinito. Me alegra saber, como decía una de tus hermanas, que has vivido como has querido. Que has sido un pájaro libre que trasladas a un nuevo y enigmático reino el son del viento
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maria -
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