LA POESÍA, LOS POETAS Y PACO IBÁÑEZ EN VERUELA
Paco Ibáñez encendió la llama de la emoción en la iglesia de Santa María de Veruela el pasado sábado 3 de septiembre y fue un colofón indescriptible y vibrante del IV Festival Internacional de Poesía Moncayo. Sobrio, de negro, justo de voz pero pletórico de entusiasmo y de utopía, Paco Ibáñez evidenció que no canta exactamente con la garganta: La canción me sale del fondo del pecho. La gente, 2.205 personas según la organización, lo escuchó en silencio o cantó con él canciones como Andaluces de Jaén de Miguel Hernández, El Lobito bueno de José Agustín Goytisolo o Como tú de León Felipe, aunque los momentos más entusiastas, ese instante inefable en que el temblor colectivo puede mascarse o cortarse en rebanadas como el pan, se produjeron con Soldadito boliviano de Nicolás Guillén, Palabras para Julia de Goytisolo y La poesía es un arma cargada de futuro de Gabriel Celaya.
La actuación de Paco Ibáñez -ese hombre que ha hecho más por la poesía que los propios poetas, tal como dijo Ángel Guinda, que pidió el premio Príncipe de Asturias para el cantautor, que declaró de nuevo su inmensa admiración por Georges Brassens- fue el broche a un diálogo de pueblos, lenguas, poetas, tendencias y palabras esenciales, que se sirvió entre la guitarra clásica de Javier Lizalde, el violín y el piano, la canción de autor de Zángano, el trapecio de Emma Luna (que deslumbró por completo a César Antonio Molina, director del Instituto Cervantes, que ya la ha contratado para una actuación en el extranjero), el hip hop de Puskas de Logroño y la guitarra de Luigi Maraez. En Veruela, donde Bécquer escribió sus Cartas desde mi celda, se oyeron a jóvenes poetas de diversos lugares como Paolo Álvarez Correyero, que sólo leyó un texto y dejó al público estremecido; Roxana Popelka, irónica y de un feminismo divertido, alterna la lírica con la actividad artística; Rosario de la Varga, de gran pujanza; un magnífico Kirmen Uribe, que recordó a la escritora Clarece Lispector; el poeta del rock y de los registros multimedia, Octavio Gómez Milián; Chusé Raúl Usón, que mostró la calidad y la inspiración de su lírica en aragonés; Xaviel Vilarejo uno de los jóvenes vates asturianos de ahora; el premio Nacional de Literatura Carlos Marzal, un tipo de una calidad humana increíble, hondo y tradicional a la vez, cada vez menos cañí; Miriam Reyes, que sigue triunfando allá donde va con su sensualidad desposada con la tierra y un sentir con desgarros; un solvente Rui Teixeira . También recitaron autores que se asoman a la madurez inicial: el siempre carismático Ángel Guinda, que puso una nota dramática y otra de ironía con el arte de hacer versos; el siempre cuidadoso y turbador Kepa Murúa; Joaquín Sánchez Vallés, que leyó un segundo poema tremendo acerca de un familiar próximo que era ejecutor de los rojos; César Antonio Molina, que acaba de publicar El mar de las ánforas y repasó su épica del viaje; la colombiana educada en Nueva York, Anabel Torres, autor de En un abrir y cerrar de hojas (Prames, 2001); Miguel Ángel Marín Uriol, que presentaba un nuevo homenaje de amor a su musa Inma en el tercer año de su pasión que se acrecienta; Emilio Pedro Gómez, ese matemático de Astorga, afincado entre nosotros y aficionado a la exactitud del haiku, que recordó a su madre y que tiene un libro que se titula La nieve horizontal de los vilanos; Leopoldo Alas, que debutó como poeta en Olifante asomándose a Los palcos; el catalán Marià López o el veterano poeta y artista Ginés Liébana. Y entre los extranjeros, recitaron Nina Malinovski, Alime Hüma, José Rui Teixeira, Antonio Sagredo, etc. A todos ellos los acompañaron distintos rapsodas, sobre todo mujeres: Pilar Peris, Mercedes Ventura, Asun Nogueras, la citada Inma O Luisa Gómez Gascón, que acaba de terminar un nuevo libro sobre el Moncayo y que aparecerá en breve con un prólogo de Ángel Guinda. Vimos por allí también a Mercedes Corral, nueva directora de La Casa del Traductor de Tarazona, ojos azules de un mar terso y lejano. Carla Giampaolo, melenas al viento sagrado del recinto y delicadeza en el sentir, integrante de Karlosycarla, casi una historia de amor, realizó una presentación lírica muy bella y elaborada que yo compartí con mucho gusto.
Se rindió homenaje a Miguel Cervantes, cuya Poesía completa ha publicado Olifante la edición es de Alberto Blecua, las notas de Pérez Lasheras, hay dos textos de Luis Alberto de Cuenca y de José Jiménez Lozano, el motivo gráfico es de Vicente Pascual Rodrigo-, y Manuel Martínez Forega leyó un soneto suyo en castellano, y luego distintos poetas hicieron una versión en su lengua respectiva: italiano, portugués, catalán, asturiano, vasco, inglés. Molina dijo que este libro de Olifante debe ser nuestra edición canónica de la poesía de Cervantes, como la del Quijote, dirigida por Francisco Rico, es la canónica de este año y de nuestra institución. Trinidad Ruiz-Marcellán hizo balance: Todo ha resultado maravilloso, y la gente se ha ido encantada. Yo creo que hemos conseguido que estos pequeños pueblos hagan universo, es decir, que somos universales desde lo más pequeño. Una señora de Trasmoz me dijo: Todo lo que he oído me llegaba al alma. Esa es la mejor definición. Ha sido un certamen con mucha participación, con voces muy interesantes y muy plural.
Trinidad Ruiz-Marcellán y Marcelo Reyes se atreven a difundir la poesía sin complejos. Paco Ibáñez, que se quedó el domingo en su casa de Litago, les dio la razón: recordó que la poesía se necesita ahora más que nunca.
El V Festival Internacional de Poesía Moncayo podría estar dedicado a la inmigración y su vasto mundo de mestizajes.
La actuación de Paco Ibáñez -ese hombre que ha hecho más por la poesía que los propios poetas, tal como dijo Ángel Guinda, que pidió el premio Príncipe de Asturias para el cantautor, que declaró de nuevo su inmensa admiración por Georges Brassens- fue el broche a un diálogo de pueblos, lenguas, poetas, tendencias y palabras esenciales, que se sirvió entre la guitarra clásica de Javier Lizalde, el violín y el piano, la canción de autor de Zángano, el trapecio de Emma Luna (que deslumbró por completo a César Antonio Molina, director del Instituto Cervantes, que ya la ha contratado para una actuación en el extranjero), el hip hop de Puskas de Logroño y la guitarra de Luigi Maraez. En Veruela, donde Bécquer escribió sus Cartas desde mi celda, se oyeron a jóvenes poetas de diversos lugares como Paolo Álvarez Correyero, que sólo leyó un texto y dejó al público estremecido; Roxana Popelka, irónica y de un feminismo divertido, alterna la lírica con la actividad artística; Rosario de la Varga, de gran pujanza; un magnífico Kirmen Uribe, que recordó a la escritora Clarece Lispector; el poeta del rock y de los registros multimedia, Octavio Gómez Milián; Chusé Raúl Usón, que mostró la calidad y la inspiración de su lírica en aragonés; Xaviel Vilarejo uno de los jóvenes vates asturianos de ahora; el premio Nacional de Literatura Carlos Marzal, un tipo de una calidad humana increíble, hondo y tradicional a la vez, cada vez menos cañí; Miriam Reyes, que sigue triunfando allá donde va con su sensualidad desposada con la tierra y un sentir con desgarros; un solvente Rui Teixeira . También recitaron autores que se asoman a la madurez inicial: el siempre carismático Ángel Guinda, que puso una nota dramática y otra de ironía con el arte de hacer versos; el siempre cuidadoso y turbador Kepa Murúa; Joaquín Sánchez Vallés, que leyó un segundo poema tremendo acerca de un familiar próximo que era ejecutor de los rojos; César Antonio Molina, que acaba de publicar El mar de las ánforas y repasó su épica del viaje; la colombiana educada en Nueva York, Anabel Torres, autor de En un abrir y cerrar de hojas (Prames, 2001); Miguel Ángel Marín Uriol, que presentaba un nuevo homenaje de amor a su musa Inma en el tercer año de su pasión que se acrecienta; Emilio Pedro Gómez, ese matemático de Astorga, afincado entre nosotros y aficionado a la exactitud del haiku, que recordó a su madre y que tiene un libro que se titula La nieve horizontal de los vilanos; Leopoldo Alas, que debutó como poeta en Olifante asomándose a Los palcos; el catalán Marià López o el veterano poeta y artista Ginés Liébana. Y entre los extranjeros, recitaron Nina Malinovski, Alime Hüma, José Rui Teixeira, Antonio Sagredo, etc. A todos ellos los acompañaron distintos rapsodas, sobre todo mujeres: Pilar Peris, Mercedes Ventura, Asun Nogueras, la citada Inma O Luisa Gómez Gascón, que acaba de terminar un nuevo libro sobre el Moncayo y que aparecerá en breve con un prólogo de Ángel Guinda. Vimos por allí también a Mercedes Corral, nueva directora de La Casa del Traductor de Tarazona, ojos azules de un mar terso y lejano. Carla Giampaolo, melenas al viento sagrado del recinto y delicadeza en el sentir, integrante de Karlosycarla, casi una historia de amor, realizó una presentación lírica muy bella y elaborada que yo compartí con mucho gusto.
Se rindió homenaje a Miguel Cervantes, cuya Poesía completa ha publicado Olifante la edición es de Alberto Blecua, las notas de Pérez Lasheras, hay dos textos de Luis Alberto de Cuenca y de José Jiménez Lozano, el motivo gráfico es de Vicente Pascual Rodrigo-, y Manuel Martínez Forega leyó un soneto suyo en castellano, y luego distintos poetas hicieron una versión en su lengua respectiva: italiano, portugués, catalán, asturiano, vasco, inglés. Molina dijo que este libro de Olifante debe ser nuestra edición canónica de la poesía de Cervantes, como la del Quijote, dirigida por Francisco Rico, es la canónica de este año y de nuestra institución. Trinidad Ruiz-Marcellán hizo balance: Todo ha resultado maravilloso, y la gente se ha ido encantada. Yo creo que hemos conseguido que estos pequeños pueblos hagan universo, es decir, que somos universales desde lo más pequeño. Una señora de Trasmoz me dijo: Todo lo que he oído me llegaba al alma. Esa es la mejor definición. Ha sido un certamen con mucha participación, con voces muy interesantes y muy plural.
Trinidad Ruiz-Marcellán y Marcelo Reyes se atreven a difundir la poesía sin complejos. Paco Ibáñez, que se quedó el domingo en su casa de Litago, les dio la razón: recordó que la poesía se necesita ahora más que nunca.
El V Festival Internacional de Poesía Moncayo podría estar dedicado a la inmigración y su vasto mundo de mestizajes.
2 comentarios
ayoub -
Antonio PÉREZ MORTE -